Violencia sexual

Los Jesuitas reconocen 145 casos de abuso sexual y admiten "una clara omisión del derecho de ayuda"

La Compañía ha compartido la identidad de 14 religiosos denunciados y llevará los 6 casos que no han prescrito en la Fiscalía

BarcelonaLos Jesuitas de Cataluña han contabilizado a 145 víctimas de abusos sexuales por parte de 44 agresores desde 1948 hasta la actualidad. Son los resultados de una investigación –realizada con el bufete de abogados Roca Junyent– que este jueves ha presentado la orden religiosa, en el marco de las actuaciones ante la retahíla de casos de abusos sexuales cometidos en sus centros educativos. El informe recoge casos en que las víctimas han hecho llegar directamente a la institución, pero también denuncias presentadas a los Mossos d'Esquadra y casos que han destapado medios de comunicación.

La investigación ha permitido identificar a un total de 44 abusadores, 29 de los cuales eran religiosos jesuitas y 15, laicos. Más concretamente, 41 de los denunciados habrían agredido a menores de edad, que suponen 137 de las 145 víctimas. "Estas 145 denuncias no son el total de las víctimas, somos plenamente conscientes de que hay más personas", ha reconocido el delegado y portavoz de los jesuitas de Catalunya, Pau Vidal. "Reconocemos que la situación falló y no protegimos a los menores, no escuchamos a las víctimas, los mecanismos no existían, y si existían, no actuaron", añadió.

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Por otra parte, el análisis también ha querido esclarecer si, tras recibir una denuncia por parte de una víctima o familiar, la institución se había quedado de brazos cruzados: "Hemos identificado 15 casos en 74 años en qué se ha informado a alguien, pero el caso no ha escalado hasta la dirección. Era inquietante desde el punto de vista de gobernanza si había cierto encubrimiento, pero las cifras no ofrecen esta conclusión", ha explicado Joan Roca, presidente ejecutivo y socio del bufete Roca Junyent. Sin embargo, el informe concluye que "en los casos en que la información llegó a algún responsable que podía haber tomado medidas, se actuó de forma claramente insuficiente", e insiste en que hubo "una clara omisión del derecho de ayuda".

La mayoría de los abusos se perpetraron en las escuelas de Casp y de Sant Ignasi de Sarrià –ambas en Barcelona– que, en conjunto, suman 118 denuncias. Desde los Jesuitas argumentan que "son escuelas con muchos años de historia y con un gran número de alumnos", que "han gozado de un prestigio social". Esta consideración –defiende el orden religioso– impedía o dificultaba que las denuncias llegaran a verbalizarse por parte de los alumnos o de las familias.

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Los Jesuitas llevarán seis casos a la Fiscalía

Pese a que la mayoría de casos han prescrito o no hay posibilidad de recurrir a la justicia ordinaria por la muerte del acusado, ante las conclusiones del estudio, los Jesuitas trasladarán a la Fiscalía seis casos que sí podrían ser constitutivos de delito y que no habrían prescrito. Así lo ha asegurado Vidal, que también se ha comprometido a poner en conocimiento del ministerio fiscal cualquier denuncia que reciba sobre abusos cometidos en el pasado, ya que, en lo que se refiere a las denuncias de abusos en el presente, ya se está actuando de acuerdo a los protocolos vigentes.

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Del mismo modo, la Compañía de Jesús ha hecho pública la identidad de 14 religiosos jesuitas, que en total suman 102 denuncias por abuso. Entre ellos destacan Lluís To, que acumula 25, y Francesc Peris, sobre quien constan 22. "Son casos en los que ha habido algún caso judicial, ordinario o canónico, y en los que tenemos suficiente evidencia de que podría haber más víctimas", ha manifestado el delegado de la orden religiosa. Vidal también ha afirmado que, en los casos en que sea posible, los Jesuitas se personarán como acusación en los procesos penales, con la voluntad de acompañar y apoyar a la víctima de abusos sexuales.

En cuanto a los jesuitas denunciados que están vivos y en los que sus casos no tengan recorrido por la justicia ordinaria, detalló que se abrirá un proceso canónico. "Un proceso según las leyes de la Iglesia, que nunca sustituye a la justicia penal, pero cuando ésta ya no puede actuar, eclesiásticamente todavía podemos hacer algo", ha puntualizado Vidal. Paralelamente, la Compañía de Jesús se ha comprometido a revisar el sistema de reparaciones económicas a las víctimas, y ha anunciado que la Associació Betània se añade a la colaboración con la Fundación Vicky Bernadet.

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Cadena de silencio

"El miedo es la sensación que resume cómo se sintieron las víctimas entonces", ha explicado Irma Rognoni, abogada y especialista en derecho de infancia y familia, que ha participado como entrevistadora externa en la investigación. "No entendían lo que les ocurría, no sabían si era normal", añadió. La abogada detalla que también influía un "temor reverencial" hacia los perpetradores, que, a su vez, iba acompañado "de un aura de tabú en torno a la temática", que se acababa traduciendo en miedo o vergüenza a la hora de explicar el abuso. "Hay muchas víctimas que no han podido decirlo a sus familias hasta que han sido mayores", ha lamentado Rognoni. Los relatos de las entrevistas –como evidencia el informe– también permiten hablar de una cadena de silencios a muchos niveles. Por ejemplo, en algunos casos el menor se lo contaba a la familia, pero ésta no lo denunciaba en el colegio por no perjudicar la carrera escolar de sus hijos o porque no los creían. Este silencio también había llegado a producirse dentro de la propia comunidad de los Jesuitas. "En muchos casos las víctimas o los testigos sienten que se puso en el centro a la institución y no a la víctima", ha reconocido la abogada.

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Tal y como han expresado los responsables del estudio, ahora las víctimas piden, sobre todo, que se las crea. También desean que se esclarezcan los hechos, que se reconozca que la institución no actuó y que se pida perdón públicamente. De hecho, varias víctimas de los abusos se presentaron en el edificio de los Jesuitas de Caspe, donde tuvo lugar el acto, criticaron que hayan elaborado un informe sin contar con ellos, y les acusaron de pedir perdón sólo "de frente a la galería".