Barcelona blinda las calles pacificadas del Eixample contra nuevos bares

El Ayuntamiento quiere evitar que en calles como Consell de Cent se aplique el mismo modelo de monocultivo de ocio de Enric Granados

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Pacificación del tránsito de Consejo  de Cien con Viladomat, este jueves.

BarcelonaQue el anuncio de mejoras urbanísticas no se traduzca en expulsión de vecinos y del comercio de toda la vida como ya ha pasado en tantos lugares de Barcelona, desde el Born hasta Gràcia. Teniendo en cuenta esta premisa, el Ayuntamiento ha aprobado una suspensión de nuevas licencias de actividad en las calles donde se empezará a desplegar la pacificación del Eixample, en el entorno del futuro eje verde de Consell de Cent. El objetivo de la medida es evitar que, una vez las calles sean lugares con menos espacio para los coches -no tendrán asfalto y la velocidad se limitará a 10 km/h-, se llenen de nuevos bares y establecimientos de un mismo estilo. Que no pase, en definitiva, lo que pasó en la calle Enric Granados, convertida ahora en un eje de ocio y restauración, o en la calle Blai, del Poble-sec, copado por los bares de pintxos.

La comisión de gobierno ha aprobado una suspensión de licencias y permisos de obras durante un año de todos los proyectos vinculados al ocio musical, la restauración y el comercio alimentario. Y, como ya hizo en el barrio de Sant Antoni cuando se desplegó la supermanzana, el gobierno municipal se compromete a aprobar, en este tiempo, un plan de usos que establezca los criterios de dónde y cuántos establecimientos de este tipo podrán abrir. "No queremos una ciudad monocultivo, queremos evitar la gentrificación", asegura la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, que, de hecho, ya dejó la puerta abierta a una regulación de este tipo la semana pasada cuando se anunciaron los equipos de arquitectos que se encargarán de dibujar la pacificación.

El ámbito afectado por la regulación

La suspensión afecta a los primeros tramos en los que se intervendrá: la calle de Consell de Cent entre Vilamarí y Roger de Llúria, las calles de Rocafort y Borrell entre la avenida de Roma y la Gran Vía, y el tramo de la calle de Enric Granados entre la plaza del Doctor Letamendi y Consell de Cent. En el entorno de la calle de Girona ya está en marcha un plan de usos específico que ordena las actividades de pública concurrencia, que se desplegó cuando empezó la pacificación de esta vía.

Según el Ayuntamiento, la medida se enfoca a proteger el comercio de proximidad y a replicar, también en este aspecto, el modelo de Sant Antoni, que es el que urbanísticamente se quiere ir extendiendo. La teniente de alcalde de Urbanismo asegura que el plan de usos que se aplicó en las calles del entorno al Mercado de Sant Antoni, cuando se reformó y se dispararon las alarmas de la gentrificación, ha servido para preservar el comercio ya existente y también para facilitar la llegada de un tipo variado de negocios.

La previsión con la que se trabaja es tener los proyectos de los primeros cuatro ejes verdes y las primeras cuatro plazas en las intersecciones a punto para empezar obras en verano del 2022. Con el horizonte de 2030, la idea es aplicar el mismo dibujo en 21 ejes y también se dibujan 21 plazas. El primer paso es ahora unificar el dibujo que se aplicará en todas las calles, y el que ya se sabe es que el encargado de liderar el proceso será B67 Palomeras Arquitectos y Cierto Estudio, el equipo que ganó el concurso público.

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