Pero ¿Barcelona está más sucia?

Los camiones de limpieza envejecidos, el incremento de los botellones y la falta de lluvia complican la limpieza de la ciudad

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Contenidors y desechos en Barcelona

BarcelonaValorar si la ciudad está más sucia no es fácil. Incluso los mismos vecinos, que a diferencia de los partidos políticos parece que pueden opinar con más sinceridad, acaban viendo realidades opuestas: “Yo estoy muy contenta. Siento que la gente critica que todo está más sucio, pero yo cada día los veo limpiar y lo veo limpia”, reivindica orgullosa Maria Rosa Rovira, vecina del Camp de l'Arpa. En cambio, solo quince metros más arriba, sentado en un banco, Pedro Alvira parece tener una lista de agravios que no acaba nunca: “Las calles están más sucias, hay más meados de perro, los árboles no los han podado nunca y las raíces rompen las aceras”, asegura.

En medio de la confusión, un trabajador de la limpieza, con la escoba en la mano, aporta luz. “Aquí venimos mucho a limpiar… para nosotros, este es el centro de la ciudad y venimos constantemente. Ve a Sant Andreu o a Nou Barris y ya verás”. Dicho y hecho, del Camp de l'Arpa a La Prosperitat. En este barrio, Salvador lo tiene claro: “Mira, la limpieza es una de las cosas que yo observo mucho y te aseguro que está más sucio. Sí que barren, pero no limpian con agua”, asegura. Pero Emília, que es una de las carteras del barrio y se conoce las calles palmo a palmo, no lo ve igual: “Está todo muy limpio. Pero si no paran de limpiar… Mira, allá mismo tienes a una chica barriendo”. Una vez más, es la basurera misma la que abre camino: “Aquí tenemos mucho trabajo porque hay muchos árboles y siempre hay hojas. Además, la gente no para de ensuciar…, pero si quieres ver la ciudad sucia, ve a Ciutat Meridiana o Torre Baró”. Y una vez más, de La Prosperidad a Ciutat Meridiana. En este barrio, que nace ahí donde la Meridiana se convierte en autopista y que se va ensartando por la montaña, sí que parece que todo el mundo está de acuerdo. “Esto está sucísimo, todo el barrio”, se queja José Alegre, que, eso sí, alaba el trabajo que hacen los basureros contratados temporalmente por el plan de ocupación. “Suerte que están ellos –dice– que se ensartan por los márgenes de la montaña y todo para llegar ahí donde no llegan los otros [en referencia a los basureros profesionales]”. Una de estos héroes de la limpieza es Àngel, que justo ahora ha acabado la jornada laboral. “Mira, limpias una calle y al día siguiente vuelve a estar igual de sucia o peor”, lamenta, mientras mira una bolsa de Cheetos que hay en el suelo, justo ante suyo. “El barrio está muy sucio. Hay mucha gente que ensucia”, sentencia y lamenta que los botellones en el barrio tampoco ayudan a mantener la limpieza. A su lado, Lídia, que también trabaja de basurera, va asintiendo: “Limpiamos mucho, pero hay mucho trabajo por hacer”, dice resignada antes de criticar que los planes de ocupación “solo duran seis meses" y con esto no se puede "tirar adelante”. Al acabar la conversación, Àngel recoge la bolsa del suelo y guiña el ojo: "Deformación profesional".

El regidor de Presidencia, Agua y Energía, Eloi Badia, confirma lo que explican los basureros a pie de calle: "Es cierto que buena parte de las mejoras que se van aplicando o de los refuerzos que llegan se destinan sobre todo al centro de la ciudad", reconoce, dejando en un segundo plano "los barrios periféricos". Badia defiende que el nuevo contrato de recogida de la basura, que se empezará a aplicar con el cambio de año, corregirá esta realidad y "será mucho más equitativo".

Por el contrario, Badia defiende que "no ha habido ninguna reducción de personal, ni ningún recorte" entre los profesionales de la limpieza y que cada día salen a limpiar la ciudad 4.000 personas, de forma que "la situación muy grave no puede ser". Aún así, deja claro que "si los ciudadanos están preocupados, hay que mejorar".

Botellones y camiones envejecidos

Pero a pesar de no haber reducido personal de limpieza, la sensación de que la ciudad está más sucia está más que justificada, porque algunos factores sí que han cambiado: el cierre de las discotecas ha disparado los botellones en plazas y parques, lo que ha generado mucho más trabajo de limpieza, en forma de latas y colillas. La falta de lluvia también se ha notado, puesto que el agua es una gran aliada de los basureros y el mejor remedio contra el mal olor de orina de muchas calles. De hecho, los meados son uno de los problemas de suciedad que más han denunciado los lectores del ARA desde la web. Otro factor que también explicaría por qué la ciudad está más sucia es el envejecimiento de los camiones de limpieza. El actual contrato –que está a punto de caducar– se firmó hace diez años, de forma que muchos vehículos están al final de su vida útil. En este sentido, Badia recuerda que con el nuevo contrato empezarán a circular vehículos nuevos, menos ruidosos y capaces de pasar por calles más estrechas. Además, se incorporarán 400 trabajadores más, un incremento del 10% de la plantilla. Aún así, Badia lanza una reflexión: "Si en algunas zonas pasamos 7 veces, ¿la solución es pasar 11 veces?"

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