Espacio público

Barcelona rompe el consenso de las terrazas: ERC se opone a una consolidación masiva de las provisionales

El gobierno de Colau tendrá que recurrir a los grupos de la derecha para aprobar los cambios en la ordenanza

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Terrazas en la plaza Santo Miquel de Barcelona.

BarcelonaCuatro años después de firmar la paz en el conflicto que se conoció como "la guerra de las terrazas", las discrepancias sobre el espacio público que pueden ocupar bares y restaurantes vuelven a Barcelona. Ahora, con las mesas y sillas ganadas en pandemia como protagonistas: la ciudad ha autorizado, durante los meses de restricciones pandémicas, hasta 3.668 nuevas terrazas, que suman un total de 10.174 mesas de más. Y la decisión sobre si hace falta o no consolidarlas una vez superado el contexto de emergencia no genera consenso. ERC, que es el principal grupo de la oposición, ya ha avanzado que votará en contra de los cambios que el gobierno de Ada Colau quiere introducir en la ordenanza para poder mantener buena parte de estas nuevas instalaciones más allá del 31 de diciembre. Una medida que, según el gobierno municipal, se fija especialmente en las mesas y sillas que funcionan en los nuevos espacios ganados en la calzada (1.588, en total), pero que se mantiene abierta también para instalaciones en acera.

El discurso que repite el gobierno es que se estudiará una a una cada una de las solicitudes de los restauradores para decidir si pueden mantener o no las nuevas terrazas. Según ha denunciado este lunes el portavoz de ERC, Jordi Coronas, los planes del gobierno de Colau y Collboni pasan por mantener "unas 1.400" de las nuevas terrazas. "No creemos oportuno dejar en estructural lo que era excepcional", ha denunciado Coronas, que ha considerado que ahora todavía no es el momento de decidir cambios normativos sobre estas terrazas. Sobre todo, ha dicho, teniendo en cuenta que "muchos" restauradores están incumpliendo las normas e instalan más mesas y sillas de las que tienen asignadas, como se puede ver en muchas plazas de Ciutat Vella o en la calle Enric Granados en el Eixample, que es el paradigma de las terrazas en la ciudad.

Por eso, en la línea de lo que pidió la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) hace unas semanas, los republicanos piden que se apliquen cláusulas como no renovar la licencia a quien haya incumplido las normas y que se destinen más esfuerzos a las inspecciones –hasta el mes pasado, el Ayuntamiento había abierto 238 expedientes de retirada de terraza y 21 habían llegado a su punto de ser efectivamente retiradas–. Desde ERC instan al gobierno a no llevar la modificación de la ordenanza a la comisión de Urbanismo de este martes, como prevé hacer. Y avisan de que si se mantiene en el orden del día, votarán en contra. Uno de los puntos que más había reivindicado ERC era que no se permitiera en un mismo local tener mesas en la calzada y la acera. Es decir, que quien ganara espacio en un lugar, lo compensara en otro. Un punto que, de momento, no ha recibido una respuesta positiva.

"Giro de 180 grados" en la política de los 'comuns'

Con la negativa de ERC, el gobierno municipal tendrá que recurrir a los grupos de la derecha para tramitar los cambios. De hecho, en el debate de la aprobación inicial, el texto ya salió adelante con las abstenciones de ERC y de JxCat. "Si se aprueba, será con la derecha", ha remarcado Coronas, que ha añadido que esto sería un "giro de guion de 180 grados" en el discurso que mantenían los comuns hace unos años sobre el espacio público.

La modificación de la ordenanza, que el gobierno ha discutido con el Gremio de Restauración y tiene previsto detallar mañana, prevé que las terrazas provisionales se sitúen encima de una plataforma homologada (que ocupe parte de la acera y la calzada o únicamente la calzada). Los permisos excepcionales caducan a finales de año, pero la nueva regulación prevé prorrogarlos automáticamente el 1 de enero y dar dos meses a los restauradores para que puedan pedir su continuidad. Habrá un periodo de transición de seis meses, hasta junio de 2022, en el que los restauradores podrán seguir disponiendo de las terrazas excepcionales en calzada aunque no tengan las nuevas plataformas.

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