El albergue para toxicómanos sin hogar abrirá delante de una escuela a pesar de las quejas
El Ayuntamiento dice a las familias que "no se tienen que preocupar"
BarcelonaDesde abril del 2020 Barcelona cuenta con un albergue para personas sin techo con adicciones ubicado en la Fundación Pere Tarrés, en Les Corts. Se trataba de una equipación "pionera" en España que se abrió para garantizar el aislamiento de todo el mundo que lo necesitara durante el primer estado de alarma. Pero lo que empezó siendo una decisión temporal debido al confinamiento acabará convirtiéndose en una nueva equipación pública en la ciudad porque el Ayuntamiento quiere consolidar este servicio y trasladarlo a Horta-Guinardó. En concreto, el consistorio ha adquirido el Hotel Aristol para que a partir de ahora sea el hogar para personas que no tienen casa y son adictas a las drogas o al alcohol. Ahora bien, la nueva ubicación ha levantado polvareda porque está situada a 15 metros de la escuela Mas Casanovas, que se considera de alta complejidad.
"Nos preocupa que nuestros hijos e hijas tengan que convivir cada día con un ambiente que consideramos poco adecuado. Estamos absolutamente a favor de este centro y de su función, aun así esta no es la ubicación idónea", afirma David Latorre, padre de una niña de la escuela. Pese a su preocupación, los vecinos casi no han recibido explicaciones por parte de la administración. "Supimos que trasladarían aquí el albergue porque nos lo dijeron de forma no oficial a finales de diciembre, y el Ayuntamiento solo ha hecho una pequeña reunión en línea con nosotros para explicar el proyecto, nada más", afirma Latorre.
Actualmente, el centro también está situado delante de un centro educativo, la Escuela Itaca, en la calle Numancia. Su director, Toni Otero, afirma que no ha habido nunca ningún problema. "Desde que convivimos con este centro siempre ha habido buena comunicación y, ante la inquietud de los padres y madres de la escuela, hemos hecho reuniones para aclarar que no hay ningún riesgo ni posible problema para los niños", afirma Otero.
"No existe ningún riesgo"
En este sentido, la regidora de Salud, Envejecimiento y Cuidados del Ayuntamiento de Barcelona, Gemma Tarafa, ha asegurado que el traslado al Hotel Aristol saldrá adelante porque "no existe" ningún riesgo para los niños y niñas de la escuela, a pesar de la oposición de la Asociación de Familias de Alumnas del centro, que piensan que no es la mejor ubicación para el albergue y viven la situación con "desconcierto". "Es un centro residencial, solo entra la gente que vive allí y que tiene allí su hogar, los vecinos y padres de la escuela no se tienen que preocupar para nada. La relación de los residentes con la gente del barrio es la misma que la de cualquier otro vecino", defiende Tarafa.
La equipación está gestionada por la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD) y dispone de 50 plazas ahora en el albergue que tiene la Fundación Pere Tarrés en la calle Numancia, que se mantenía cerrado al público. Pero como la propiedad quiere reabrirlo a la gente joven, el Ayuntamiento ya buscaba desde hacía tiempo un espacio para mantener abierto el albergue para personas sin hogar y con adicciones. "Hemos podido constatar que la gente que ha entrado en el centro ha reducido su consumo de alcohol y drogas en un 30% en los primeros tres meses y nuestra finalidad es que la gente que acude a nosotros pueda rehacer su vida", explica el director del área de drogas de la ABD, Josep Rovira.
Un ejemplo del buen funcionamiento de esta iniciativa es Rosa Maria Martínez, de 51 años, que empezó a consumir drogas en 2016 y gracias a su ingreso en el albergue hace un año ha podido dejar las adicciones y empezar a rehacer su vida. "Mi hija y mi familia me dejaron de hablar, lo perdí todo, pero desde que estoy aquí poco a poco he ido rehaciendo mi vida. Me gustaría ir a vivir cerca de mi hija cuando me marche de aquí. Mi psiquiatra me encontró un lugar en el albergue, y si no hubiera aceptado venir, ahora estaría muerta", afirma.