Barcelona

Autobuses invisibles para los turistas, la última receta contra la masificación

El Ayuntamiento descarta extender la medida a otras líneas más allá de la 116

BarcelonaHasta no hace muchos días, el autobús 116 era uno de los símbolos más claros de la difícil convivencia entre vecinos y turistas en Barcelona. Es uno de esos autobuses pequeños de barrio –con capacidad para apenas una veintena de personas– pensados ​​para ayudar a los vecinos a subir las empinadas calles de los barrios del Coll y la Salut, pero que los turistas habían convertido también en una de las sus vías preferidas para llegar al Park Güell. Con demasiada subida era misión imposible, ya que los autobuses hacían buena parte del recorrido llenos como un huevo de turistas que lo cogían desde Joanic o desde la plaza Lesseps.

Sin embargo, hace unas semanas, esto ha cambiado. Tal y como explicó Betevé y corroboran en el ARA los vecinos, los turistas se han esfumado del autobús. ¿El motivo? Que desde hace unos días es invisible en sus ojos. O mejor dicho, en sus pantallas. El 116 ya no aparece en Google Maps como una de las opciones para llegar hasta la puerta principal del Park Güell. Esta fue una de las medidas que el Ayuntamiento puso sobre la mesa el pasado mes de febrero cuando en la comisión de Urbanismo se aprobó una proposición del PP para hacer frente a los inconvenientes que causa a los vecinos del barrio de la Salut afluencia de turismo en el Park Güell.

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Pese a la alegría por recuperar momentáneamente un autobús que a menudo es la única manera que tienen para llegar a sus casas, los vecinos son prudentes. Están preocupados por que el eco que está teniendo la noticia acabe siendo un reclamo para que los turistas vuelvan pronto a coger el 116. Este mismo martes, por ejemplo, The Guardian publicaba un artículo sobre la misteriosa desaparición de esta línea de autobús en Google Maps. También desde el Ayuntamiento se opta por la prudencia.

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En el trasfondo se encuentran las dudas sobre hasta qué punto este tipo de actuaciones son eficientes a largo plazo, sobre todo teniendo en cuenta que la razón de ser de los buscadores es ofrecer a sus usuarios cuanta más información mejor. ¿Se puede garantizar que Google no vuelva a ofrecer esa información que ahora no facilita? No está nada claro, sobre todo teniendo en cuenta que no ha habido ninguna gestión directa entre el consistorio y la empresa tecnológica que haya derivado en un pacto para suprimir la información sobre el 116.

Durante la comisión de Presidencia, la primera teniente de alcalde, Laia Bonet, ha enfriado la euforia en torno a la medida, que ha recordado que inicialmente fue recibida con cierto punto de befa. "Ni hace dos meses era absurda, ni hoy es la solución a todo", ha dicho. Pese a reconocer que hasta ahora ha permitido reducir notoriamente las validaciones en la línea –de las 3.000 diarias de antes a menos de 1.000 algunos días ahora–, Bonet ha admitido también que el Ayuntamiento todavía no sabe si la medida seguirá siendo efectiva con el tiempo. Además, remarcó que eliminar la línea de las aplicaciones como Google "hace que tampoco los vecinos la vean", por lo que puede generar dudas. Por todo ello, ha descartado atender la petición de ERC de extender esta medida a otras líneas como la del bus 119.

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Presión sobre otras líneas

Bonet recordó también que, más allá de esta medida puntual con el 116, el Ayuntamiento "está trabajando para mejorar la movilidad en la Salud" con la idea de poder explicar nuevas actuaciones más adelante. Además, ocurre que la presión turística es algo como la energía, que ni se crea ni se destruye, sino que se transforma. De ahí que la felicidad de los usuarios del 116 sea también el sufrimiento de los otros buses que llegan al Park Güell y que sí aparecen en Google, como el V19, el 22 y el 24. Son vehículos de mayor tamaño, eso sí, pero también llevan años sufriendo saturación durante la temporada turística. Ahora ya hace días que sus conductores vuelven a notar las aglomeraciones provocadas por el turismo y sufrir las quejas de los vecinos que vuelven a sentirse como en una lata de sardinas.

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En cuanto a la necesidad de los vecinos de recuperar un servicio esencial para ellos, el éxito de la desaparición del 116 es incuestionable. Pero la medida abre también una serie de interrogantes éticos, como hasta qué punto es admisible privar a una parte de la población de información sobre servicios públicos y qué tipo de servicios pueden esconderse y cuáles no.

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TMB elimina la promoción de los bunkers del Carmel

En la misma línea de lo que está ocurriendo con el 116, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ha eliminado de la página web del Bus Turístic las referencias que animaban a los usuarios a subir a los bunkers del barrio del Carmel para disfrutar de las vistas de la ciudad . Una forma de intentar luchar contra la saturación que hace tiempo que denuncian los vecinos de la zona y que hace un año llevó al Ayuntamiento a instalar vallas para impedir el acceso a los bunkers por las noches.