Barcelona

Autobuses al límite por el turismo: "Dentro de dos meses esto puede ser irrespirable"

La saturación de las líneas que pasan cerca del Park Güell preocupa a vecinos y conductores

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Turistas subiendo a un bus de la línea 24 a plaza Lesseps

BarcelonaPocos sitios en Barcelona retratan tan bien las dificultades de la convivencia entre vecinos y turismo en la ciudad como los autobuses que suben al Park Güell. La saturación de las líneas 24, V19, 114, 116 y 22 es crítica durante los meses de verano, pero los problemas se mantienen también en la temporada baja. Basta con detenerse un rato en las paradas que hay en la plaza Lesseps para corroborar que algunos de estos autobuses circulan desbordados también en invierno. Hacer algunos viajes durante un mismo fin de semana es suficiente para recoger un buen inventario de incidentes.

El primer encontronazo llega antes incluso de subir al vehículo. Son las doce del mediodía del sábado, y en la parada del 116 en la plaza Lesseps una mujer increpa a ocho chicas inglesas que están de despedida de soltera y que intentan subirse al autobús saltándose la cola de diez personas que hace un rato que espera. Superado el malentendido, y en un verdadero ejercicio de aprovechamiento del espacio, todo el mundo acaba subiendo al vehículo. Es uno de esos autobuses pequeños de barrio pensados ​​para ayudar a los vecinos a subir las empinadas calles de los barrios del Coll y la Salut pero que en las guías turísticas aparecen también como uno de los transportes ideales para llegar al Park Güell. “Deberían poner un autobús que fuera directo al parque sin paradas y otro que hiciese los diferentes paros para los vecinos”, comentan entre ellos dos señores comprimidos en los asientos traseros.

Unas vecinas y un grupo de turistas en un bus de la línea 116

Una vez en marcha, el problema es moverse. Intentar bajar del autobús es un reto titánico. Subir, una misión imposible. Lo comprueban pronto las cinco personas que esperan en la siguiente parada, en la esquina de las calles Sargelet y Maignon. Entre ellas hay una mujer con un carro de la compra y una madre con el cochecito de su hijo, que tendrán que esperar a que pase el siguiente autobús. En este caso, los afectados se lo toman con resignación, e incluso hacen la ola a la conductora del siguiente 116 cuando ven que llega sólo ocho minutos después y que además va prácticamente vacío. “Miracle!”, exclaman.

Tensión en la línea 24

No siempre es así. En la línea 24 –una de las más castigadas, porque conecta el centro de Barcelona con dos destinos turísticos como el Park Güell y los bunkers del Carmel– hace pocos días se vivieron escenas de tensión. Tras ver cómo hasta tres autobuses seguidos pasaban de largo de la parada de Travessera de Dalt con Verdi sin aceptar carga porque iban llenos, dos usuarios intentaron frenar por la fuerza el siguiente vehículo plantándose en medio de la calzada. Hubo golpes en los cristales e insultos. Trabajadores de la línea apuntan a que no es un caso aislado.

Turistas corriendo para tomar un bus de la línea 24
Interior de un autobús de la línea 24 lleno hasta los topes
Cola para acceder al autobús 116 en la plaza Lesseps

Este domingo la situación no llega tan lejos, pero los problemas se repiten. A pocos minutos de las once, a la altura de paseo de Gràcia con Diagonal, el autobús ya va lleno como un huevo. En la parada de Via Augusta con Diagonal ya hay un matrimonio con dos cochecitos que no puede subir. En la plaza de Gal·la Placídia ya suena el aviso para pedir a la gente que vaya hasta la parte de atrás del vehículo. No tiene mucho éxito. Unos chicos que quieren ir a ver el partido de fútbol del primer equipo de Europa se quedan sin subir. En la plaza Lesseps, un grupo de turistas corre por la calle para intentar llegar a la parada a tiempo. El autobús no puede absorber ni mucho menos la cola que se forma. Una pareja de italianos consigue subir por la puerta trasera –por donde sólo se puede bajar– y no validan los tickets. "Muchos no saben que deben validar el ticket o cómo se hace", apunta Juan Ramiro, del sindicato CGT, quien explica que esto agrava la tensión con los vecinos. También que muchas veces no respetan los asientos reservados y no los ceden a los mayores. Este domingo es el caso de un matrimonio que ronda los setenta años y que no puede sentarse hasta casi al final, cuando a su llegada a las dos paradas que hay en uno de los accesos laterales del Park Güell el autobús se vacía de golpe.

Refuerzo puntual de líneas

Desde Transports Metropolitans de Barcelona se argumenta que se ha reforzado la línea 24 con un bus más los sábados y los domingos y la 116 con un bus extra los sábados. En el caso de la V19 –que va del Carmel a la playa pasando cerca del Park Güell y la Sagrada Família–, son dos buses el sábado y cuatro el domingo. Las mismas fuentes explican que todavía no hay actuaciones previstas de cara al verano, pero que se están analizando diferentes opciones para mejorar el servicio en la zona cuando llegue la mayor afluencia de turistas. “Si no hacen nada, en dos meses esto puede ser irrespirable”, dice Ramiro.

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