Turismo

Barcelona recupera el Port Olímpic tras cuatro años de obras y treinta de discotecas

Collboni propone aumentar la tasa a los cruceristas que pasan unas horas en la ciudad

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Atardecer desde el Puerto Olímpico que se inauguró el domingo

BarcelonaEn 2016 el Gobierno de la Generalitat anunciaba que delegaría en el Ayuntamiento de Barcelona las competencias para gestionar el Port Olímpic. Los vecinos estaban hartos de las fiestas y discotecas. Era un modelo de negocio enfocado al turismo, con reiteradas muestras de incivismo, y el foco se situaba en los 24 locales de ocio que se encontraban en el muelle de Mestral. A partir de ese momento, el consistorio de la entonces alcaldesa Ada Colau empezó un largo periplo –social, político y judicial– para poder impulsar el cambio y reconvertir el Port Olímpic en un espacio amable para los barceloneses. En abril del 2020, en plena pandemia, finalmente el consistorio recuperó la gestión, pero algunos locales de ocio desafiaron a Colau y se negaron a devolver las llaves. Sin embargo, en diciembre de ese mismo año el aval judicial daba luz verde al Ayuntamiento de Barcelona. Arrancaba la transformación del Port Olímpic que este domingo se ha culminado: Barcelona ha recuperado un espacio de 20.000 metros cuadrados que estarán dedicados la economía azul, la náutica y la gastronomía.

La obra, que se inició hace cuatro años, todavía no está terminada del todo. En un mes, a finales de agosto, está previsto que se ponga en marcha una gran área de restauración –llamada Balcón Gastronómico– con 11 locales dedicados a la cocina catalana e internacional y una heladería y tres tiendas. En el conjunto de la nueva infraestructura que ha ganado Barcelona se prevé que se instalen una cincuentena de empresas vinculadas a la náutica, la innovación y los servicios relacionados con el mar, lo que iniciará una "nueva etapa de reconexión de la ciudad con el mar", según ha anunciado el alcalde de la capital catalana, el socialista Jaume Collboni. La previsión es que este medio centenar de empresas generen unos 150 empleos.

El muelle de Mestral, donde se concentraba la fiesta hasta el año 2020, se ha convertido ahora en una gran plaza de 8.000 metros cuadrados, epicentro de los locales que se irán abriendo próximamente. En esta área también existen varios espacios de recreo, donde se programarán actividades para la ciudadanía y miradores privilegiados.

Las obras para recuperar el Puerto Olímpico se han acelerado a consecuencia de la celebración de la Copa América: inicialmente se había previsto que se completaran en el 2027, pero el gran hito deportivo que acogerá Barcelona entre agosto y el octubre tendrá un papel destacado en el nuevo espacio marítimo que ha inaugurado este domingo Collboni.

La población se ha volcado para descubrir el nuevo equipamiento de la ciudad

Más tasa para los cruceristas

Aprovechando la inauguración del Port Olímpic, el alcalde de Barcelona ha anunciado que los turistas que pasen menos de 12 horas en Barcelona tendrán que pagar más de 4 euros de recargo municipal a la tasa turística. De esta forma, el consistorio barcelonés pretende aumentar la recaudación obtenida de los cerca de 1,5 millones de cruceristas que hacen escala en la capital catalana cada año. En una entrevista en el diario El País, Collboni ha avanzado que el Ayuntamiento de Barcelona ya tiene "estudios" sobre el precio que deberían pagar estos cruceristas por "el uso intensivo" que hacen del espacio público. Collboni detalló que pedirán al Parlament de Catalunya que libere el límite actual y que estos turistas hagan una "contribución extraordinaria" por la huella que dejen.

Precisamente, en mayo el consistorio barcelonés aprobó subir el recargo municipal hasta el máximo de 4 euros por día en todos los alojamientos turísticos, y pasará de recaudar 95 millones de euros –75 del recargo y 20 del impuesto general – a 115 millones. Collboni ha defendido que el aumento de la tasa responde a la necesidad de que "aquella actividad que tiene un uso más intensivo del espacio público, sobre todo de Ciutat Vella y el litoral de la ciudad", sea sufragada por los visitantes "y no por los barceloneses con sus impuestos". La presencia de 1,5 millones de turistas que pasan apenas unas horas en Barcelona "implica una serie de esfuerzos de inversión en mantenimiento del espacio público" que no pueden recaer sobre la población.

Sin embargo, el alcalde ha enfriado por ahora la reducción del número de cruceros y cruceristas y la supresión de alguna de las terminales del Puerto. Aunque él mismo lo puso sobre la mesa en mayo, no es ahora la voluntad del consistorio socialista. La medida que propone no busca reducir este tipo de visitantes sino que "paguen lo que vale estar en la ciudad" y que con el nuevo impuesto ayuden a financiar las "inversiones" que se harán en los 15 espacios de gran afluencia turística definidos por el mismo ayuntamiento. "Lo que no queremos es una manera de hacer turismo que entra en contradicción con vivir en la ciudad, porque va en detrimento del derecho a la vivienda y expulsa a diario a gente joven de clase media", ha argumentado.

Por otra parte, cuando le preguntaron por la intención de acabar con los pisos turísticos, Collboni aseguró que forma parte de las "decisiones" derivadas del consenso actual sobre "la calidad del turismo que necesita la ciudad". Barcelona "debe tener mejor turismo y no más turistas", ha dicho el alcalde. En consecuencia, la primera decisión será "no renovar licencias de viviendas de uso turístico a partir de 2028, de acuerdo con lo que dice el decreto del Parlament".

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