Barcelona

Primer día sin tabaco en la playa: "Yo continuaré fumando; hay mil cosas que contaminan"

Barcelona multará con 30 euros a quien fume en la arena, a pesar de que los informadores no tienen la competencia

Mar Bermúdez i Jiménez
y Mar Bermúdez i Jiménez

BarcelonaLa playa del Bogatell tiene hoy un aire diferente: respiras profundamente y no se huele humo de tabaco. Es el primer día en que está prohibido fumar en las playas de Barcelona. Los informadores, uno por playa, son los encargados de velar por el cumplimiento de esta nueva norma, aprobada apenas viernes. Serán durante todo el verano, de las 10 h a las 20 h. La sanción establecida por fumar en la playa es de 30 euros, pero Gerard Ribes, informador de la playa del Bogatell, afirma que "normalmente no hay que multar, la gente responde muy bien y apagan el pitillo". La multa es la última opción: "Si son reincidentes y molestan a la gente de su alrededor, o responden de forma violenta, podemos avisar al supervisor y entonces vendrá la Guardia Urbana o los Mossos, con competencias para poder multar, porque nosotros no podemos".

Este lunes no hace muy sol pero la playa está llena. Los nuevos informadores pasean pendientes de la gente. Hay muy pocas personas que fumen. El año pasado se hizo una prueba piloto prohibiendo fumar en cuatro playas de Barcelona (Sant Miquel, Somorrostro, Nova Icària y Nova Mar Bella) y el porcentaje de personas que fumaba pasó de un 18% a un 3%, según recuerda la regidora de Salud, Envejecimiento y Cuidados, Gemma Tarafa. Entre los bañistas parece que la nueva regulación tiene un buen recibimiento: "Nos parece perfecto. No somos fumadores, pero lo hemos sido y todavía molesta más cuando te llega el humo de alguien", declaran dos parejas mayores. La investigación indica que el tabaquismo es la primera causa de mortalidad evitable en España y que los fumadores pasivos también tienen mucho más riesgo de tener problemas oncológicos, cardiovasculares y respiratorios.

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Además de la salud, la medida también vela por el medio ambiente. A las costas españolas "llegan unos 5 millones de colillas cada año", ha concretado el regidor de Emergencia Climática y Transición Energética, Eloi Badia, que ha dicho que cada colilla tarda 10 años en descomponerse y contamina enormemente el agua. La prueba piloto del año pasado permitió reducir en un 50% la presencia de colillas en las playas donde se intervino.

Los críticos

En general hay mucho civismo, comprensión y aceptación por parte de la ciudadanía. Tarafa asegura que la medida "es un paso firme para conseguir una ciudad libre de todos los tipos de humo", mientras que Badia destaca que la tarea más importante es "la información y la pedagogía a través de los informadores y los carteles" porque todavía hay mucha gente que, simplemente, no lo sabe. Una vez son avisados, sin embargo, no todo el mundo encaja bien la nueva prohibición. "No entiendo por qué se puede fumar en espacios públicos y en la playa no. ¿Me explicas por qué puedo fumar en el chiringuito, pero no en la playa? Me parece un sinsentido", declara Roger.

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El informador se acerca a una chica que está liando un pitillo. "¿Sabes que no se puede fumar en la playa?", le dice. La chica levanta la cabeza y, sorprendida, pregunta: "¿Por qué?" Gerard le explica la nueva normativa y la sanción que puede comportar, y le pide que no fume. Ella se indigna: "Yo continuaré fumando; si me multas, pues mira, una más. ¿Hay mil cosas que contaminan y yo, que además lo hago bien [señala el cenicero portátil], ahora no puedo fumar tranquilamente?" Gerard señala que estas reacciones no son habituales. Da un vistazo y ve que no hay gente cerca a quien pueda molestar. "No puedo hacer nada, no la puedo obligar", dice, resignado.