Barcelona

Souvenirs que burlan la norma y locales cerrados en el Gótico poscovid

El barrio mantiene un 25% de persianas bajadas y ha visto aflorar una treintena más de tiendas para turistas

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Un local cerrado y una de las nuevas tiendas de souvenirs  de la calle Ferran

BarcelonaHasta 25 persianas bajadas y siete carteles anunciando locales disponibles en una recta de poco más de 300 metros entre la Rambla y la plaza Sant Jaume de Barcelona. Tiendas tapiadas y grafitis en puertas que ya hace meses que nadie abre. Es el paisaje que ha dejado el covid en la calle Ferran, la zona 0 de la devastación comercial en el Barrio Gótico. La fotografía, a pesar de estar alejada de la del conjunto del barrio –que ya supera el 75% de comercios abiertos, según los datos de Barnacentre–, es mejor que la que describió este diario la primavera pasada, cuando los locales cerrados eran casi el doble. Pero vecinos y comerciantes de la zona denuncian que la pandemia se ha llevado bares y comercios veteranos, y ha traído todavía más establecimientos de souvenirs (tres más solo en Ferran) y tiendas de carcasas de móvil (una en el local donde el año pasado se celebraba la apertura de una ferretería).

Souvenirs y carcasas ya eran dos de los tipos de negocios más presentes antes de la pandemia en la zona y ahora –a pesar de los numerosos debates sobre la manera de diversificar la oferta en el centro de la ciudad– todavía son más. El fenómeno no es exclusivo de la calle Ferran. Barnacentre calcula que desde que el covid obligó a cerrarlo todo, en el conjunto del Gótico han abierto una treintena de nuevos establecimientos de souvenirs, con puntos paradigmáticos como la calle Comtal, de donde se han marchado muchas de las tiendas tradicionales y han aparecido hasta ocho establecimientos de este tipo. Y esto, a pesar de que el Ayuntamiento de Barcelona tiene vetada desde hace años la apertura de nuevos negocios de souvenirs en las zonas turísticas.

La calle Ferran de Barcelona

Las nuevas tiendas, como admite el propio consistorio, burlan la prohibición pidiendo la licencia como puntos de venta de ropa y complementos y no especificando, obviamente, que la mayor parte de las piezas que venderán serán camisetas o bufandas del Barça y del Madrid o ropa con frases supuestamente divertidas sobre la fiesta en Barcelona. Simplemente ropa. Y no hay ninguna regulación que permita controlar qué tipo de ropa vende cada comercio. Con la normativa que el Ayuntamiento aprobó en 2018 en la mano, las tiendas que vendan objetos enfocados al turismo sin ser establecimientos de souvenirs como tales los tendrían que tener agrupados, sin que representen más del 20% del conjunto del espacio y sin que sean visibles desde la calle.

El factor precio

"Es una vergüenza", lamenta Teresa Llordés, presidenta de Barnacentre, que asegura que el monocultivo de establecimientos turísticos ha ido a más con la pandemia y critica que no se hagan todos los controles que haría falta ni que tampoco se haya abierto un "debate real" sobre la manera de reenfocar el centro de la ciudad:  "El problema es que no se ha hecho nada, teníamos una gran posibilidad de sentarnos y valorar qué inversiones y regulaciones había que hacer y no se ha hecho nada". Señala, también, la responsabilidad de los propietarios de los locales que buscan a alguien que les pague el alquiler más alto posible sin atender más variables. Esto hace que los alquileres para tiendas que se están pidiendo ahora en la calle Ferran se sitúen entre los 7.000 y los 9.000 euros por locales de unos 100 metros cuadrados, como ha comprobado este diario, que también ha encontrado alguno en el que se piden 160 euros por metro cuadrado.

"No se puede confiar solo en la buena fe de los propietarios, se los tiene que obligar de alguna manera", defiende Martí Cusó, de la asociación de vecinos del Gótico, convencido de que el factor precio de los locales es el "problema de fondo" que explica la situación actual del barrio: el hecho de que solo una tipología de negocios pueda tener interés para instalarse en la zona. "El Ayuntamiento no ha hecho nada para cambiar el modelo que teníamos antes de la pandemia y está volviendo a fiar la recuperación al turismo y a acontecimientos como la Copa América de vela", critica.

El peso del precio de los locales en la reactivación de la zona queda claro si se compara lo que está viviendo la calle Ferran y lo que se ha dado en la paralela calle del Call, donde el covid también causó una auténtica sangría entre los comercios, pero donde ahora ya solo hay dos locales con el cartel de "Disponible". Aquí, los alquileres de los locales son más bajos y han abierto nuevas tiendas de zapatos, de películas o un estanco –que es el único punto en común con Ferran, donde también ha abierto uno.

El contraste Call-Ferran

"Una calle y la otra no tienen nada que ver. En Call hay propuestas más atractivas", radiografía Àngela Calvet, que tiene una tienda de marroquinería que da a ambos lados y es la presidenta de la asociación de comerciantes de las dos calles. Pero sí que tiene una crítica unificada para las dos zonas: la "falta de mantenimiento municipal". Considera que ahora haría falta "cuidar más" la calle para hacerla más atractivo y lanza propuestas como por ejemplo utilizar los escaparates de las tiendas cerradas como escaparates de las que sí que están abiertas para evitar la imagen de "decadencia de las persianas bajadas y las pintadas por todas partes".

Lo que está previsto que levante persianas pronto en la calle Ferran es el Hotel Rialto, que ya hace más de dos años que está cerrado y tapiado, y que confía en empezar a recibir clientes a partir del 11 de abril. Y lo que ya está en obras para reabrir es el local que acogió la histórica farmacia La Estrella, que abrió en 1840 y cerró el año pasado, cuando la propiedad no quiso renovar el alquiler. Ahora abrirá reconvertida en tienda de una cadena de jamón.

La polémica del posible carril bici

Decepcionados por el estado actual de la calle Ferran, los comerciantes de la zona viven ahora con una mezcla de escepticismo e indignación las propuestas sobre movilidad que hace el Ayuntamiento, que quiere reforzar el itinerario ciclista en esta calle como parte del eje que conecta los barrios del Gótico y el Raval desde el paseo Picasso hasta el Paral·lel. El Ayuntamiento asegura que Ferran ya es "una vía ciclable" bidireccional, pero quiere reforzarla. Y la polémica viene de la documentación que ya se ha entregado a los comerciantes, donde se habla de una posible prueba piloto de carril bici. Un extremo que desde el Ayuntamiento niegan que se quiera llevar a la práctica y que ha generado las suspicacias de los comerciantes. Ven una puerta abierta en tener "un carril rápido para los riders".

Fuentes del gobierno municipal aseguran que lo que se quiere hacer es ordenar las plazas de carga y descarga para evitar la actual ocupación "excesiva" que hacen del espacio, pero defienden que no habrá ninguna marca en el suelo para el espacio de bicicletas. En la diagnosis hecha por el consistorio se determinaba que las horas punta de tránsito de peatones y de bicicletas por Ferran es coincidente: entre las siete y las ocho del anochecer, por ejemplo, pasan de media 1.160 peatones y 80 bicicletas. Y se radiografiaba (justificado con fotografías) que en los espacios con una intensidad elevada de desplazamientos a pie, "los peatones acaban invadiendo y utilizando todo el espacio disponible". Por eso se proponía una señalización específica para la bici con alternativas como pictogramas pintados en el suelo o una línea de leds. El Ayuntamiento insiste ahora en que no se pintará nada para bicicletas y que los únicos cambios serán en las zonas de carga y descarga.

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