Curso escolar 22-23

Una chica con autismo, sin plaza en el instituto donde recomendaban los profesionales: "Es muy cruel"

La familia lamenta la falta de transparencia en el proceso de asignación de centros

Júlia Claramunt Pi
3 min
Una aula vacía, en una imagen de archivo.

BarcelonaLa familia de Níobe tenía claro que el próximo curso su hija tenía que empezar la ESO en el Instituto Emperador Carles. Así lo había aconsejado el equipo de asesoramiento y orientación psicopedagógica (EAP) y el equipo de educación especial de su centro, la Escola Pràctiques, los cuales habían proporcionado informes que lo avalaban. Sobre todo, porque es donde irán 35 de sus compañeros de clase, con quien ha compartido nueve años de escolarización, puesto que el centro está adscrito y garantiza la continuidad. Níobe tiene un trastorno del espectro autista (TEA) y el entorno seguro y estable –así lo aseguraban los profesionales– le proporcionaría la tranquilidad necesaria para iniciar esta nueva etapa educativa. De hecho, los padres ya habían establecido contactos con el equipo educativo del nuevo instituto e, incluso, la chica lo había visitado. Las expectativas de la familia, sin embargo, se hundieron completamente al ver la lista de la asignación de los centros: a pesar de tener una plaza reservada para necesidades específicas, ninguna de las 18 que ofrecía el Emperador Carles había resultado ser para la chica. Es más, según la familia, de las 82 solicitudes al centro, la de Níobe es la única que había quedado excluida.

"Estábamos todos preocupados porque la continuidad en el instituto no fuera traumática y no se sintiera abrumada", explica su abuelo, Francesc Garcia. "En cambio, ha sido asignada en otro centro del barrio, su tercera opción. ¿De qué nos han servido los informes, la preocupación del instituto? Nos han dejado colgados", critica. Después de saber que su hija no tiene plaza en la primera opción, la familia ha movido cielo y tierra para obtener una explicación. Ha hecho la reclamación pertinente al Consorcio de Educación de Barcelona (del cual depende el EAP) y a la Inspección del Consorcio, ha escrito a la conselleria de Educación y ha llevado su caso al Síndic de Greuges. "Picas aquí y picas allí, pero nadie abre la puerta. Y pasan los días y los nervios se te van comiendo", lamenta Garcia.

La situación se ve especialmente agravada por el hecho de que la próxima semana finaliza el proceso de matriculación en muchos institutos. "Al desengaño emocional se suma el estrés de la incertidumbre sobre qué hacer", señala Garcia. O bien matriculan a Níobe en el instituto asignado para tener una plaza asegurada (con la posibilidad de no poder revertir la decisión) o se arriesgan a quedarse sin la plaza adjudicada y tener que ir a otro barrio. "Estamos completamente desamparados", añade la madre de la chica, Anna Garcia.

Un golpe muy duro

El golpe ha sido especialmente duro para la familia, pero sobre todo para Níobe. "Era un trauma ir al instituto, pero las amigas habían hablado con ella y la habían animado. Ahora dice que, si la apuntamos a este instituto, no quiere estudiar", lamenta Francesc Garcia. Además, su abuelo explica que hace días que está bloqueada, como hacía años que no la veían. "«¿Por qué me tratan así? ¿Porque tengo el TEA?», me pregunta. Es muy cruel lo que han hecho. Nos preocupa que haga un retroceso y se autolesione", dice. "Lo que más nos duele es que habíamos trabajado el paso al instituto, Níobe se mostraba esperanzada e ilusionada. Pero todo este trabajo no ha servido de nada", lamenta su madre.

Níobe cuenta con el apoyo moral de la Federación Catalana de Autismo y con el del resto de las familias de la clase de 6.º de la Escola Pràctiques, que han escrito una carta de apoyo donde expresan su "incredulidad e indignación" ante la decisión. "Parece obvio que el primer paso para la integración de niños con necesidades especiales como Níobe tendría que ser no apartarlos de su entorno de confort, donde ella se siente segura y acompañada", critican.

"Es un crimen para estos niños. Después de nueve años estudiando en el mismo lugar, alguien que está sentado en una silla, sin tener ni idea, reparte a los niños como si fueran cartas. Es la única que no continuará con sus compañeros, cuando por necesidad pedagógica lo indicaban los profesionales", sentencia el abuelo.

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