Demografía

El covid dispara un 32% la mortalidad en Barcelona y hunde los nacimientos

La ciudad pierde un 0,4% de población pero frena la tendencia de muchos vecinos a empadronarse en pueblos pequeños durante el confinamiento

BarcelonaEl impacto del covid ya se puede empezar a medir. La lectura de los datos del padrón de Barcelona evidencia que la pandemia ha marcado un pico histórico de defunciones en la ciudad: 18.926; la cifra más alta desde 1900 con las únicas excepciones de los años de la Guerra Civil (28.000) y de la gripe española (22.800). El año pasado murieron un 31,7% de personas más que el anterior y el covid fue el responsable de que hubiera 4.305 muertes más de las que se esperaban en la ciudad teniendo en cuenta las últimas estadísticas.

2020 fue el año más duro de la pandemia y, además, supuso un frenazo de la natalidad en la ciudad: hubo menos de 12.000 nacimientos, un 6,4% menos que en 2019 y la segunda cifra más baja de los últimos 50 años. Esto, sumado a la casi neutralidad de los flujos migratorios –que eran los que los últimos años hacían crecer la población de la ciudad–, se traduce ahora en una pérdida del 0,4% de los habitantes en solo un año. Un dato que rompe con la tendencia de suave crecimiento del último quinquenio.

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Barcelona tenía, el 1 de enero d 2021, 1.660.314 habitantes empadronados, 6.200 menos que un año atrás. La lectura menos negativa que hace el Ayuntamiento de estos datos es que, además del impacto sobrevenido de la pandemia, la población continúa queriendo vivir en la ciudad y se ha frenado la tendencia del confinamiento a empadronarse en pueblos más pequeños buscando calma y espacios abiertos. Después de que la primera estimación de datos, en febrero de este año, alertara de una inclinación a huir de la ciudad, que había perdido entonces más de 13.000 vecinos, los datos no mantienen ahora aquellos niveles de fuga.

"El anuncio de la muerte de la ciudad es un clásico, pero continúa siendo un espacio atractivo", resume Jordi Martí, regidor de Presidencia, que a principios de año ya radiografiaba que muchos de los que se iban lo hacían "con la ciudad bajo el brazo" hacia municipios más pequeños pero muy conectados a Barcelona para seguir haciendo vida ahí. "Ahora la gente ha vuelto a preferir el ruido urbano para vivir", añade. Entre los meses de junio y diciembre, justo después del cierre total, las salidas hacia otros municipios de Catalunya crecieron un 27%. Los datos globales evidencian ahora que sí que hubo una tendencia a escoger como destino otros puntos de Catalunya, que concentró el 70% de los flujos de salida, cuatro puntos por encima del dato de 2016.

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Efectos en la esperanza de vida

La mortalidad de 2020, mucha de la cual asociada al covid, ha afectado más a las mujeres y a las personas más mayores. De hecho, ha repuntado un poco la edad media de los difuntos: 82,4 años. El Ayuntamiento todavía no dispone de datos sobre las repercusiones del virus en la esperanza de vida, pero se da por hecho que habrá disminución. Ya hace más de tres décadas que en Barcelona mueren cada año más personas de las que nacen y si la ciudad suma habitantes, es por la llegada de población extranjera, pero lo que hace el 2020 es estirar los dos datos hacia los extremos: más muertes (18.926) y menos nacimientos (11.753).

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El saldo demográfico negativo es generalizado en el conjunto de la ciudad con la única excepción de Ciutat Vella, mientras que Sarrià y el Eixample son las zonas donde se hace más notoria la distancia entre nacimientos y defunciones. En cuanto a los saldos migratorio (inmigrantes menos emigrantes) y administrativo (altas en el padrón por omisión menos bajas por inscripción indebida o caducidad), el resultado es positivo, la ciudad suma 1.492 personas, pero este dato es un 80% inferior a la media de los últimos diez años. Las personas que llegan son, mayoritariamente, adultos jóvenes que vienen sobre todo de ciudades vecinas como Hospitalet y Badalona. La población que llega de fuera viene sobre todo de Argentina y Colombia y destaca el ascenso del Reino Unido, que justo antes del Brexit ocupaba el noveno lugar de la mesa y ha escalado hasta el tercero.

Otro cambio que puede tener vinculación con los efectos del covid es la disminución de los domicilios: ahora hay 660.063 y esto supone una bajada de más de 4.000 respecto a 2019. Una caída más pronunciada que la del número de habitantes que el consistorio atribuye en parte a un reajuste del sistema de cálculo, pero también a la decisión de muchas familias de reagruparse en contexto de pandemia. Hay 203.781 personas que viven solas y lo más habitual es encontrar pisos con dos habitantes.

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La media de edad de los barceloneses continúa estable en los 44 años y, por segundo año consecutivo, más del 50% no han nacido en la ciudad, sino que han llegado de fuera. También se mantiene el predominio de las mujeres, que representan el 52,4% de la población. Las zonas del norte y el oeste de la ciudad son las que concentran más niños y, en cambio, Horta-Guinardó, Nou Barris, Les Corts y Sant Martí son los distritos más envejecidos.

Maria y Antonio

Los nombres más frecuentes entre las mujeres que viven en la ciudad son Maria, Montserrat, Marta, Carmen y Núria, pero varían mucho en función de la década de nacimiento. Entre las niñas más pequeñas, predomina Emma, Sofia y Julia, mientras que entre las que nacieron la década anterior, Martina y Laia también ocupaban lugares en el podio. En cuanto a los hombres, los nombres más habituales en la ciudad son Antonio, José, Jordi, David y Manuel y los más habituales entre los acabados de nacer son Pol, Bruno y Marc.

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