Cuatro municipios siguen sin farmacia cinco días después de las inundaciones

La ONG Farmamundi trabaja para levantar farmacias de campaña en Paiporta, Benetússer, Catarroja y Sedaví

BarcelonaEl paso de la DANA dejó más de 200 farmacias de la Comunidad Valenciana sin poder dar servicio. A medida que avanza la limpieza se han podido recuperar muchas, pero el quinto día después de las inundaciones todavía hay cuatro municipios de la comarca de l'Horta Sud en los que no existe ninguna farmacia operativa. Son Paiporta, Benetússer, Catarroja y Sedaví, donde todavía hay restricciones al tráfico y muchos vecinos perdieron sus coches por los chaparrones. Ir a la farmacia ha dejado de ser algo tan sencillo como descender a la esquina de casa. La ayuda de ONG ha llegado a la zona y Farmamundi se ha fijado como prioridad que los vecinos de estos municipios tengan lo antes posible una farmacia de campaña con personal farmacéutico y sanitario que garantice el acceso a los medicamentos esenciales en una situación de emergencia y también los vitales para pacientes crónicos. Por ejemplo, la insulina o medicamentos para la hipertensión.

Esta ONG con sede en Valencia no se esperaba que les kits de emergencia que tenía preparados pensando que viajarían miles de kilómetros hasta un país en conflicto o un lugar que hubiera sufrido un desastre natural, acabarían sirviendo tan cerca de él, en un pueblo en el que viven dos de los miembros de la organización. Desde Paiporta (Horta Sud), el director general de Farmamundi, Joan Peris Lluch, explica al ARA que la entidad se ha sumado a la iniciativa de la dirección general valenciana de Farmacia para poner en marcha estas farmacias de campaña y está contactando con los centros de salud municipales y ayuntamientos para ponerse en marcha.

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En Paiporta hay nueve farmacias en total, pero después de las inundaciones ninguna puede ofrecer el servicio esencial que ofrecen habitualmente. Este domingo el equipo de Farmamundi ha visitado cuatro. Dos están "totalmente destrozadas, no hay ventanas ni puertas; sólo son una estructura vacía. Las otras dos intentan atender a los paiportinos "con las persianas a medio abrir y dispensando los medicamentos que les quedan en stock, pero no tienen suministro". almacén de Fedefarma, la distribuidora que abastece a esta zona, está en Massanassa, también en l'Horta Sud. "Ha quedado inutilizado", explica Peris. llegan a garantizar la distribución de forma tan permanente como antes: eran cuatro veces al día y ahora con suerte llegan una vez al día y con menos producto".

De momento estos municipios sin servicio de farmacia funcionan con un sistema rudimentario pero que ha permitido hacer llegar los medicamentos a los que los necesita. Se anotan uno por uno los fármacos que necesitan los vecinos y después se contacta con la farmacia de Torrent, la más cercana en funcionamiento, para encargarlos y llevarlos a cada paciente. Entre los medicamentos que se piden más, algunos son vitales y necesarios para el día a día de alguien con una enfermedad crónica. "La insulina está faltando", advierte Peris. Aplaude la acción de los voluntarios de la Asociación Valenciana de Diabetes, que han distribuido en bici ya pie dosis de insulina. "Estas personas, si carecen de insulina, pueden llegar a morir", alerta Peris, quien también indica que son esenciales los medicamentos que necesitan las personas hipertensas o con enfermedades cardiovasculares.

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Infecciones en los ojos por culpa del fango

Aparte de estos medicamentos para tratar enfermedades crónicas, en una situación de emergencia como la que se vive en la Comunidad Valenciana también son necesarios los antibióticos, los analgésicos y material sanitario y de higiene. En las zonas más perjudicadas, añade Peris, ya se están dando casos de infecciones oculares y de las mucosas a causa del barro y las condiciones crecientes de insalubridad en la zona. En los centros de salud se está haciendo un ingente trabajo para limpiar las instalaciones. "Se hace necesario un servicio de limpieza permanente. La planta baja es la que está más afectada, pero las de arriba también, porque todo el mundo que entra tiene los pies muy sucios de barro; es todo es un barro", explica Peris sobre lo que ha visto este domingo en un centro de salud de Paiporta. También hay miembros del personal sanitario en activo que atienden a pacientes en hospitales de campaña habilitados ante la destrucción que ha dejado inservibles los edificios donde solían trabajar. Uno de ellos, en el colegio Lluís Vives de Paiporta.

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Los medicamentos no se pueden dar

Tanto Peris como otros expertos en el ámbito farmacéutico consultados por el ARA coinciden en destacar que los medicamentos no pueden ponerse en el mismo saco que otros productos básicos a la hora de ofrecer donaciones, como las que en los últimos días han llegado en solidaridad con los pueblos arrasados. "Ya nos lo hemos encontrado en otras emergencias. La gente se vuelca en la solidaridad, pero hace cosas inadecuadas como dar medicamentos", lamenta Peris.

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El presidente del Consejo de Colegios Farmacéuticos de Catalunya, Jordi Casas, coincide y explica que la trazabilidad de los medicamentos una vez han salido de la farmacia es imposible de seguir para garantizar que se han conservado en condiciones adecuadas. "Además, puedes dar un medicamento porque crees que es necesario y quizás no es lo necesario. Los servicios médicos especializados sobre el terreno saben lo que se necesita", insiste. Del mismo modo, el presidente del Consejo de Colegios Oficiales de Farmacéuticos del País Vasco, Miguel Ángel Gastelurrutia, explica que es mucho mejor enviar dinero para que las ONG puedan convertirlo en los fármacos más necesarios. De hecho, todos los colegios del Estado están coordinados en una campaña de recogida de donaciones para Farmamundi.

Aprovisionamiento de comida y agua

En los últimos días también se restablecieron algunos suministros que en un primer momento las inundaciones habían dejado inservibles. En toda la zona ya hay servicio de agua potable que se puede utilizar para lavarse y limpiar, pero no es de calidad suficiente para beberla. Algunos ayuntamientos han lanzado avisos de que el agua del grifo todavía no es apta para el consumo humano, y por tanto hay que seguir tomando agua embotellada, que no está faltando. "Los alimentos están cubiertos gracias a las donaciones. El problema no son los alimentos ni el agua; en Paiporta en cada esquina hay garrafas llenas", explica Peris.