Datos imprecisos hicieron creer que el covid-19 circulaba antes de tiempo

Estudios firmados en Barcelona, Italia, Francia y los Estados Unidos aseguraban que el coronavirus circulaba meses antes de los primeros casos detectados

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Ilustración del coronavirus  a vista de microscopio.

BarcelonaHacía poco que la Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado que el SARS-CoV-2 era el virus causante de una pandemia de alcance mundial (11 de marzo de 2020), cuando varios equipos de investigadores alertaron de que ya estaba circulando al menos un año antes. Es el caso del estudio de aguas fecales de Barcelona, que situaba el origen como mínimo en marzo de 2019; el elevado impacto del covid-19 en pacientes de cáncer de pulmón que lo situaba en septiembre de 2019 en Italia, o un estudio de finales de 2019 en los Estados Unidos en el que se afirmaba que el coronavirus ya estaba “ampliamente diseminado” mucho antes de que se detectara formalmente. Un último estudio, de origen francés, ubica su origen en noviembre de 2019 pero con un único caso. Los cuatro trabajos trataban de encontrar si el virus se había extendido desde la ciudad china de Wuhan o, en cambio, había surgido en diferentes puntos del mundo. Pasado el tiempo, ninguno de los cuatro trabajos se sostiene.

El trabajo que llama más la atención e incluso más referenciado por colegas científicos es el de las aguas residuales de la ciudad de Barcelona, del cual el ARA se hizo eco, dejando claro que otros expertos eran escépticos y que todavía no se había publicado en ninguna revista científica. Según las conclusiones de los autores, coordinados por Albert Bosch, del Grup de Virus Entèrics de la Universitat de Barcelona, el virus ya circulaba por la ciudad en marzo de 2019, un año antes de que se declarara la pandemia. Un año después de publicar la alerta, nadie en el mundo académico se toma seriamente aquella noticia. El biotecnólogo Xavier Dengra publicó coincidiendo con el aniversario un análisis crítico en Twitter. Dengra recuerda que, de hecho, es un estudio “prepublicado” incluido en un reservorio y que en ningún caso había pasado la preceptiva revisión por pares. Aún así, y a pesar de que nunca se llegó a publicar en ninguna revista científica de impacto, el estudio tuvo un importante eco mediático.

Dengra considera que no es merecido. El trabajo “no era definitivo y no había sido validado por otros científicos ni ningún comité editorial”. Alina Chan, investigadora del Broad Institute del MIT y la Universidad de Harvard, lo considera “poco creíble”. El problema rae en el hecho de que, de toda la serie de muestras estudiadas, desde enero de 2018 hasta diciembre de 2019, en solo un caso se detectó un “indicio” de genoma del virus. Chan, así como otros investigadores, reprocha que el análisis era poco concluyente y los datos “muy imprecisos”. “No se podía asegurar de ninguna forma que se tratara de SARS-CoV-2 o de ninguno de sus precursores”, dice la investigadora. A pesar de la contundencia de la crítica, lamenta Dengra, el trabajo no se ha retirado del repositorio ni los autores han dado ninguna explicación. “Trabajos posteriores de los mismos investigadores ni siquiera lo citan en su bibliografía”, exclama.

Un caso similar es el de un estudio de la Universidad de Parma (Italia). Los autores utilizaron una prueba interna que no había sido validada para afirmar que el 14% de los pacientes con cáncer en Italia en septiembre de 2019 dieron positivo por covid. O el caso en el que, según las predicciones de los CDC (Centros para el Control de Enfermedades Infecciosas de los EE.UU.), el 2% de los habitantes de grandes ciudades de la costa este norteamericana daban positivo al test de coronavirus en diciembre de 2019. En realidad, como se ha visto posteriormente, la cifra coincide con la esperada para falsos positivos. De hecho, este mismo mes la OMS ha hecho público en un comunicado que ha facilitado una "avaluación independiente" por parte de laboratorios internacionales de muestras de 2019 en la que se habría detectado el virus, y ha citado específicamente el caso de Italia.

El estudio francés, igual que otros italianos publicados durante 2020, se refiere a casos únicos en los que el análisis del genoma del coronavirus es incompleto o irregular. Vistos estos trabajos cerca de un año después de su publicación, todo apunta a que el covid-19 surgió efectivamente de Wuhan, a pesar de que queda por determinar si se escapó de un laboratorio o fue de origen animal.

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