Astronomia

Descubren uno de los secretos mejor guardados de los agujeros negros

La polarización de la luz en el agujero negro M87* permite explicar cómo estos objetos expulsan materia a toda velocidad

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La nueva imagen del agujero negro

BarcelonaSe llama M87* y se hizo famoso el 10 de abril del 2019, cuando una foto suya dio la vuelta al mundo. Es un agujero negro que tiene 40.000 millones de kilómetros de diámetro y una masa equivalente a 6.500 millones de soles y está en el centro de una galaxia situada a 55 millones de años luz de la Tierra. Después de presentarlo en sociedad hace dos años con la primera imagen captada de uno de estos monstruos cósmicos, el equipo científico del Event Horizon Telescope (EHT) acaba de publicar una nueva imagen que contiene más información y que ha permitido explorar las interioridades de la bestia.

"Además de mostrar la luz, esta imagen muestra cómo está polarizada, cosa que permite ver el agujero negro de una manera nueva", explica Ivan Martí-Vidal, investigador de la Universitat de València y coordinador del grupo de polarimetria del EHT. La polarización de la luz permite a los astrofísicos obtener información de cómo es el campo magnético en las immediacions del agujero negro. "En esta región –dice Martí-Vidal– el campo magnético está relacionado con cómo se alimentan de materia estos objetos y cómo producen los llamados chorros relativistas, dos procesos que todavía son muy desconocidos".

La mayor parte de material que gira alrededor del agujero negro al lado del punto de no regreso (el horizonte de sucesos) acaba tragado por el boquete. Pero lo hay que en lugar de precipitarse hacia el abismo sale proyectado a toda velocidad en un chorro que llega a ser más largo que la propia galaxia que contiene el agujero. La dinámica de estos chorros ha sido siempre un misterio. Ahora la nueva imagen sugiere que el campo magnético al lado del agujero es tan intenso que no solo puede evitar la caída de una parte de esta materia sino que puede impulsarla hacia el exterior a gran velocidad. "Las observaciones son compatibles con el hecho de que, de alguna manera, el campo magnético contribuya a extraer energía del agujero negro y la inyecte a la materia de alrededor para generar los chorros", explica Martí-Vidal. "Este resultado también liga con el hecho de que los agujeros negros más lejanos que se conocen giran más rápidamente que los cercanos", añade. Como en astronomía mirar lejos es mirar al pasado, esto significa que estos monstruos giran más poco a poco a medida que pasa el tiempo. La energía de rotación que pierden es la que se utilizaría para impulsar los chorros. 

Los resultados, obtenidos gracias a la colaboración de más de 300 investigadores, se han publicado en dos artículos en la revista The Astrophysical Journal Letters. Esta imagen "ha requerido un trabajo de calibrado instrumental brutal", valora Josep Miquel Girart, astrofísico del Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya (IEEC). "Y demuestra por primera vez que a estas escalas hay un campo magnético con las propiedades necesarias para crear estos chorros", concluye.

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