Radiografía de las bajas docentes: Son cortas, aumentan al inicio de curso y bajan en junio
Las incapacidades menores de 10 días se disparan un 255% en seis años
BarcelonaInicio de curso, noviembre y principios de año. Son los momentos del curso escolar en los que el sistema educativo registra un pico más fuerte de bajas médicas entre los docentes. Así lo muestran los datos del Gobierno a los que ha tenido acceso el ARA mediante una petición de transparencia, y que también constatan que el número de bajas de maestros y profesores públicos en Cataluña se ha casi triplicado en los últimos seis años.
Los datos recogidos desde 2018 hasta el año pasado muestran cierta estacionalidad en cuanto a las incapacidades temporales de los docentes, así como tendencias que se repiten año tras año y que evidencian los momentos en que el sistema puede estar más tensionado y, en consecuencia, son los meses de mayor vulnerabilidad de los profesores. Aunque desde 2018 hasta 2023 las bajas en el sector público de la educación catalana han crecido cerca de un 150% –mientras que el número de docentes en activo ha pasado de casi 81.356 profesionales a 93.658–, los momentos del curso más críticos son los mismos.
Si nos centramos en los meses del curso en que el sistema vive un pico más alto de bajas respecto al mes anterior, podemos ver cómo en septiembre, noviembre y principios de año (algunos años en enero y otros en febrero) son los tres momentos en los que el incremento es más claro. Ahora bien, si se comparan los datos de hace seis años con los del pasado año puede verse que esta tendencia se ha acentuado mucho más.
"Siempre hemos sido un colectivo con ciertos sectores de gente que se cogían la baja de forma periódica en momentos determinados del curso y que manejaban mal la escuela o el instituto, pero este crecimiento de bajas tan grande nos ha sorprendido mucho y muestra que quizás tenemos un problema, que es que la gente no está bien en el trabajo. Ahora no estamos sufriendo ninguna nueva epidemia ni hay más. gripes, por tanto, mucha de esta baja será por motivos de ansiedad, de estrés y de angustia", lamenta Quim Lázaro, vicepresidente de la Asociación de Maestros y Profesorado Jubilados RELLA, y que ha sido maestro durante toda la vida hasta hace 10 años.
Por su parte, el profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona (UB) especializado en gestión de centros educativos, Jordi Puig, apunta que este gran número de bajas también debe contextualizarse en "un sistema educativo muy grande y con muchos trabajadores que pueden tener que agarrarse la baja por motivos muy diversos". Ahora bien, también insiste en que en este tipo de trabajo una baja tiene un mayor impacto que en otros sectores: "Cuando un profesor está enfermo se nota mucho porque hay diferentes grupos de una treintena de alumnos que no tienen clase o que les hace un sustituto".
Un ejemplo de estas tendencias lo encontramos en el mes de septiembre, el mes en el que comienza el curso. cambio, en el mes siguiente había 2.409 docentes en esta situación, un 465% más que en el mes anterior. En cuanto al año pasado, esta diferencia entre profesionales del sector educativo que debían tomar la baja en agosto (851) y en septiembre (6.208) fue de un 626%. Lo mismo ocurre en el pico registrado entre octubre y noviembre: mientras que en el año 2018 el aumento de tramitaciones de baja entre estos dos meses era de un 58%, el año pasado fue de un 137%. Esto significa que se ha pasado de un grosor de 6.907 docentes que habían dejado el aula en el mes de octubre a encaramarse hasta los 9.486 que tomaron la baja en noviembre.
En este sentido, la portavoz de USTEC (el sindicato mayoritario del sector educativo) Iolanda Segura insiste en que el motivo principal del aumento de bajas es el "burnout" que están sufriendo los docentes debido a "la precariedad de su profesión". Añade que el hecho de que en los últimos años haya habido convocatorias de oposiciones en la segunda mitad del curso ha provocado "un estrés extra a muchos docentes que debían estudiar para no perder la plaza y conciliar este estudio con la familia y el trabajo, lo que les ha llevado a pedir que el médico les diera la baja".
Segura también señala dos motivos muy concretos por los que puede haber un incremento de bajas en septiembre. "Normalmente son docentes que ya están mal o de baja en verano o mujeres embarazadas que, por no perder el destino de trabajo , se incorporan uno o dos días al trabajo y después ya cogen la baja, porque no están en condiciones de ir a trabajar", detalla la portavoz sindical. Segura también explica que en los últimos cursos a algunos docentes les ha tocado ir a trabajar lejos. estrés y preocupación y es un acondicionado que te puede hacer no comer o no dormir, y que esto acabe comportando un problema de salud mental que acabe con una baja médica ese mismo mes", asegura.
Diferencia con otros sectores
Aunque en otros sectores también se suele registrar un pequeño pico de bajas después del verano, según el informe sobre incapacidades temporales en Cataluña en 2023 del Sistema de Salud de Cataluña, el cambio de tendencia entre agosto y septiembre no es tan destacado. En el conjunto de trabajadores afiliados a la Seguridad Social se pasó de un 3,4% de trabajadores que cogían la baja en agosto a un 4,2% que la cogían en septiembre. En cambio, en el mismo período en el sector educativo público este porcentaje pasaba del 0,9% al 6,6%.
De hecho, el propio Lázaro explica que hace 20 años, cuando él era presidente de Rosa Sensat, varias asociaciones de docentes expusieron las tendencias recurrentes de bajas en el sector en momentos determinados, pero no se logró encontrar una solución . "Hay gente que necesita la baja de verdad y si tú presentas una baja nadie te la puede cuestionar", insiste.
El número de altas crece en junio y noviembre
Al igual que ocurre con las bajas, a lo largo de los últimos años también se observan momentos en los que el número de docentes que reciben el alta para reincorporarse al trabajo sube. De este modo, según los datos del Govern obtenidos por el ARA, cada año, desde el 2018 y sin excepción, el mes de junio registra un pico destacado de altas médicas en las escuelas e institutos de Catalunya (sin que esto implique que sea el momento en el que más altas se reciben). El año pasado recibieron el alta 1.575 docentes más en junio que en mayo, una tendencia que se repite año tras año, con un incremento de entre 1.000 y 1.500 altas entre mayo y junio, seguida de una importante bajada de altas y bajas en los meses de julio y agosto.
La portavoz de USTEC explica que, entre otras causas, detrás de este incremento de altas en junio también existe una cuestión de cobro de nóminas: los docentes interinos que han trabajado seis meses pueden optar a un nombramiento extraordinario a finales del mes de junio que permite que los que tienen contrato hasta el último día de junio puedan cobrar también el sueldo del mes de julio, que, normalmente, los docentes dedican a realizar formaciones ya preparar el curso siguiente. "Aunque tú estés de baja y te encuentres mal, pides el alta voluntaria para poder optar a ese nombramiento y cobrar el mes de julio en lugar de tener que ir al paro", justifica Segura.
Además, la portavoz sindical dice que en junio "hay docentes que cogen el alta para echar una mano a su subtituto con el final de curso, y que otros que también reciben el alta a finales de junio consideran que tomar el alta voluntariamente antes puede ser un problema, ya que harían que su grupo de alumnos tuviera que sufrir un cambio de profesor en un momento crucial como son los últimos días antes de las evaluaciones finales".
Otra de las tendencias que se repiten es que en noviembre y febrero hay un pico de altas que, en este caso, sí viene acompañado de un pico de bajas el mismo mes, y que coincide con época álgida de virus respiratorios. "Los docentes convivimos con mucha gente y evidentemente tenemos mucho más riesgo de contagio que alguien que trabaja en una oficina. Además, los niños y adolescentes son un foco de transmisión de virus, por tanto es lógico que los casos de gripe nos afecten mucho más", apunta Segura.
Se disparan las bajas de corta duración
Por lo que se refiere al aumento de un 150% de bajas entre el profesorado en los últimos seis años, según los datos del Gobierno, la mayoría de este incremento viene de las bajas de menos de 10 días. Si bien durante todo el 2018 el número de estas incapacidades temporales rondaba las 15.600, el pasado año se encaramaron hasta las 55.700. Es decir, las bajas de 10 días han aumentado un 255% y con mucha diferencia son el tipo más presente en el sector docente.
De nuevo, hay varios factores detrás de esta fotografía. La portavoz de USTEC explica que, tal y como funciona el sistema, cuando una baja sobrepasa los 91 días, el docente debe realizar un trámite para que la baja la pase a pagar la mutua, lo que a veces provoca retrasos en el pago de la nómina. Esto, según Segura, propicia que algunos docentes hagan un esfuerzo por pedirse el alta voluntaria antes, lo que, a su juicio, también propicia que cuando termina el curso algunos docentes se cojan el alta voluntaria "para terminar la recuperación en casa y evitar el retraso en la nómina sin perjudicar a nadie".
Además, diversas fuentes del mundo de la educación, pero también del mundo sanitario, explican que, como normalmente cuando un docente está de baja no tiene un sustituto si no es por una incapacidad de más de 7 días, algunos profesores, si se les da una baja más corta, lo comenten para garantizar que su alumnado tendrá un docente sustituto lo más rápido posible mientras ellos no pueden dar clase. En este sentido, Puig también dice que, en general, los claustros están preparados para "tomar" las bajas de corta duración cubriéndose entre los docentes de un mismo equipo de forma interna y "gestionando las horas de guardia".
El resto de bajas más largas también han crecido entre un 50% y casi un 80%, incluso las de más de 6 meses (180 días), que han crecido un 60% y han pasado de 1.849 tramitaciones hace seis años a 2.971 el pasado año. En cuanto a este incremento, que también se observa en las bajas de más larga duración, Lázaro expone que también se puede estar sufriendo un problema de falta de preparación de algunos docentes para poder hacer frente a lo que ocurre en las aulas hoy en día. "Hay gente que entra a trabajar en la docencia pensando que tendrá un sueldo de por vida, pero luego se encuentra una realidad en la que debe enfrentarse a 30 alumnos con necesidades muy diferentes, y no lo consigue. Esto hace que se derrumben y les afecte la salud mental", lamenta.
Para que los centros puedan hacer frente a las bajas de larga duración, el profesor de la UB advierte que es esencial que los centros educativos tengan muy bien preparadas las programaciones de cada curso y que se haga un trabajo intenso de acogida al profesor que vaya a realizar la sustitución. "Es muy importante que no se encuentre que debe empezar de cero sin saber dónde agarrarse", insiste. Además también explica que es necesario "ayudarle a entrar en la dinámica del aula, sobre todo por los alumnos, ya que a ellos también les cuesta entender que vendrá otra persona a enseñarles".