Discapacidad

"Mi ginecólogo no me habla a mí, le habla a mi vagina"

Mujeres con discapacidades denuncian la vulneración de derechos a la hora de planificar su sexualidad y maternidad

BarcelonaEl virus de la polio dejó las piernas de Carme Garrido tan afectadas que ahora, a sus 64 años, se mueve en una silla de ruedas motorizada. La movilidad reducida no la detuvo y, aunque no fue escolarizada hasta los nueve años, se diplomó en psicología y terapia humanista, y ha sido concejala de Vilafranca del Penedès. La suya ha sido una vida llena de discriminaciones y de sentirse cuestionada por todo. Cuando conoció a su futuro marido, poca gente creyó en aquella relación porque, al fin y al cabo, ¿qué hombre sin discapacidad quisiera estar con una mujer con dificultades para caminar? "Incluso la familia decía "que hagan lo que quieran, mientras no tengan hijos"", explica para ilustrar hasta qué punto la sexualidad de una mujer con discapacidad deja de ser un aspecto íntimo y particular para convertirse en opinión de cualquiera. Los hijos llegaron y Garrido vuelve a recurrir a los recuerdos para relatar que cuando se quedó embarazada, yendo con las muletas la miraban por la calle y tuvo que aguantar comentarios ofensivos en forma de pregunta: “Por dónde ha salido la criatura ?», me decían. En ese momento o te cortas las venas o te las dejas largas”, recuerda ante un auditorio que entiende a la perfección los ataques, las miradas inquisidoras, la mirada paternalista y el sentimiento de ser tratada como una niña.

En Catalunya unas 350.000 mujeres tienen algún tipo de discapacidad reconocida legalmente –son el 52% del colectivo–, aunque la cifra no cuenta las que rechazan pasar la evaluación oficial para evitar discriminaciones. Un estudio de la Fundación ONCE revela que el 40% de estas mujeres padece violencia sexual dentro de la familia. En el resto de mujeres, este porcentaje es del 32%. “Sufrimos una doble discriminación, por mujeres y por la discapacidad”, afirma Garrido, presidenta delasociación Entretodos. También es una de las testigos de la jornada Desmontando tabúes y rompiendo estigmas sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad, organizada por Cocarmi, la federación de entidades que trabajan por la inclusión.

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Doble discriminación

Entre los mitos más enquistados en el imaginario colectivo está el de equiparar la discapacidad con inactividad sexual, una percepción que es aún más común en el caso de las mujeres, y más aún si su discapacidad es física o se hace evidente por el uso de aparatos. La doble discriminación. Para la sexóloga experta en discapacidad Anaya Guerreiro es esencial combatir esta situación con una “mirada feminista y anticapacitista” que rompa con la idea de poner etiquetas sobre si una persona es aceptable o rechazable sólo por lo que se ve exteriormente.

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Los cuerpos "que no encajan en la heteronorma" como son, por ejemplo, los de mujeres cojas, que van en silla de ruedas o que llevan prótesis, esta mirada los convierte directamente en "cuerpos no deseados ni deseantes", explica el experta, miembro de la entidad Tándem Team, que señala la paradoja del erotismo en torno a los corsés. Precisamente, estas piezas ortopédicas se asocian a enfermedad o deformaciones, pero para la sexóloga son elementos que pueden “erotizarse”, como los bastones.

La asexualidad se da por descontada incluso entre las mujeres con una discapacidad sobrevenida, por enfermedad o accidente, que pasan a ser juzgadas por esta visión inquisidora que “cuestiona la belleza” de sus cuerpos fuera del estándar, indica la sexóloga. "Son vistas como mujeres en proceso de reparación o rehabilitación de sus cuerpos y, por tanto, se las considera incapaces del deseo", dice el especialista, que insiste en que esta percepción es uno de los mitos que rodean a la discapacidad. “La sexualidad sólo se debilita con la discapacidad en un marco coitocéntrico [en el que para tener una relación sexual placentera es necesario el coito]”, continúa, y señala el caso de una paciente que tras sufrir una lesión medular “es hizo responsable de su propio placer”.

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Vulnerables a la consulta

Las vulneraciones de derechos en la discapacidad se multiplican y es en el ámbito sanitario donde estas mujeres sienten el peso de la discriminación, la escasa empatía de muchos profesionales y también la falta de infraestructuras y material para pruebas diagnósticas que tengan en cuenta las sillas de ruedas o la movilidad reducida. De eso se queja también en su intervención Carme Garrido, cansada de encontrarse en la consulta médica con problemas a la hora de hacerse una ecografía o de la falta de grúas para ayudarle a pasar de la silla a una litera de forma “segura y digna”. El maltrato institucional llega hasta el punto de que a las mujeres que no pueden mantenerse de pie por su propio cuerpo se las deriva a las básculas de unos almacenes porque en los centros médicos no hay modelos de silla con balanza integrada. Guerreiro explica su situación, como persona sorda, cuando se ignora su problema auditivo. "Mi ginecólogo no me habla a mí, le habla a mi vagina", exclama.

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A Irene Farrero, diagnosticada con autismo hace una década, a los 45 años, ya se le ha terminado la paciencia y anuncia, ante el entusiasmo de la audiencia, que está dispuesta a denunciar para evitar que las que vienen detrás sufran “ las situaciones de violencia” por las que ha pasado. "Las mujeres que, como yo, nos quedamos aisladas temporalmente, no tenemos acceso a información de sexualidad o de anticonceptivos", se queja esta activista de la Fundación Estany i Dincat, reafirmando las denuncias del colectivo sobre una información poco clara y demasiado complicada para decidir qué método anticonceptivo les conviene. Esto hace que a menudo estas mujeres desconozcan “su cuerpo y la fisiología de su placer”, según Guerreiro, hasta el punto de que se ha encontrado casos de mujeres que se han hecho daño en los genitales por “fregarse con un armario o una mesa”.

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En sexo y anticonceptivos, el colectivo con discapacidad cognitiva ha sido tradicionalmente poco consultado, por la presión social y el “miedo a las familias” a un embarazo o que sean madres. La ONU y las leyes españolas consagran el derecho a la toma de decisiones, señala la abogada especialista en violencia contra las mujeres Trinidad Fernández Russell, aunque admite que todavía hay vulneraciones como esterilizaciones forzosas, anticoncepción o abortos sin tener en cuenta el deseo de la mujer bajo el argumento de “protegerlas”.

Primera cita

¿Y qué ocurre en una primera cita cuando la discapacidad no es evidente? ¿Cuándo se sale del armario? Mireia Borràs, 25 años y afiliada a la ONCE, se hace estas preguntas y responde que entre las generaciones jóvenes existe "poca sensibilización y concienciación". De hecho, cree que una discapacidad "echa atrás" a muchos pretendientes amorosos sexuales. En su caso, no fue hasta la segunda cita con su actual pareja que no le habló de su poca visión. También recuerda el caso de un chico cojo con el que ató por Tinder sin haber descubierto su discapacidad. Un año después, en un encuentro casual, el hombre le espetó, sorprendido: "Sí que te dura el esguince".