La Guardia Urbana de Barcelona desalojó ayer a 1.639 personas en una noche "más normal" que la del sábado

Sàmper dice que se esperaban lo que pasó en la celebración del final del toque de queda y que confían que el impacto en la pandemia será "leve"

Ara
y Ara

BarcelonaDespués del estallido de la primera noche sin toque de queda, la situación fue más "normal" ayer en la ciudad de Barcelona, según ha explicado el teniente de alcaldía de Seguridad, Albert Batlle, en una entrevista a Radio 4. La Guardia Urbana desalojó 1.639 personas de lugares como el Passeig del Born, la Plaça de la Virreina de Gràcia o la Plaça dels Àngels, según han confirmado al ARA fuentes municipales, mientras que la noche del sábado los dispositivos de los Mossos y de la Guàrdia Urbana tuvieron que evacuar a unas 6.500 personas de diferentes celebraciones al aire libre. Según Batlle, lo que se vivió en las calles la noche del sábado no se podía evitar porque la gente, después de tantos meses de confinamiento nocturno, tenía muchas ganas de salir, y la policía desplegó dispositivos de saturación que buscaban que las concentraciones no se mantuvieran en el tiempo, pero no sancionar, según ha apuntado. Batlle ha detallado que en total había 450 agentes desplegados y que esto era "manifiestamente insuficiente" para el número de personas que había a la calle. "No podemos poner un policía detrás de cada persona", admitió

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El responsable de Seguridad del consistorio ha admitido que en muchos casos agentes y concentrados jugaban al juego del "gato y la ratón" y cuando la policía los disolvía de un espacio buscaban otro, pero ha apuntado que no hubo momentos de tensión salvo dos detenciones por delitos de resistencia y desobediencia de dos personas que no quisieron marcharse de un botellón en Gràcia. "No pasó nada grave que no fuera previsible", ha concluido. Los Mossos pusieron unas 600 sanciones.

Un diagnosis que comparte el conseller de Interior, Miquel Sàmper, que ha defendido en RAC1 que los datos epidemiológicos permitían esta apertura porque, según Salud, el sistema está preparado para sostener un pequeño rebrote. En cualquier caso, Sàmper ha confiado que se repita lo que ya pasó cuando se permitió la apertura por Semana Santa y que si hay una incidencia en los datos de evolución de la pandemia sea "leve". "Estamos convencidos que la incidencia será leve", ha sostenido.

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El conseller ha insistido que la mayoría de personas que salieron a la calle después de la medianoche de domingo (unas 10.000 solo en Barcelona, según sus cálculos) lo hicieron cumpliendo las normas sanitarias pero que las imágenes que quedan son las "de la minoría" que incumple. Ha defendido, también, que el dispositivo que se desplegó era "el máximo posible" teniendo en cuenta la disponibilidad de agentes, y ha confiado que después de la eclosión de la primera noche, la situación irá a la baja y que no será necesario volver a instaurar el toque de queda. Una decisión, sin embargo, que ha condicionado a la evolución de los datos y a la incidencia de nuevas variantes como la india.

El conseller también ha avanzado que el viernes se reunió con representantes del sector del ocio nocturno para empezar a abordar un plan de reapertura progresiva. Ha avanzado que se autorizarán antes los locales que tengan espacios exteriores y que la recuperación de la actividad se hará de forma "lenta" para no tener que dar pasos atrás.

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Por otro lado, el portavoz de los Mossos d'Esquadra, Joan Carles Molinero, ha explicado, en declaraciones a Tv3, que ve con buenos ojos la reapertura ordenada del ocio nocturno para evitar los botellones del fin de semana. "Todo lo que sea ampliar el abanico de posibilidades para que la gente libere esta energía acumulada en pandemia lo vemos positivo", ha dicho, y ha añadido que "cualquier situación que permita descongestionar esta necesidad de salir a la calle de forma masiva y sin tomar las medidas adecuadas bienvenida sea".

"Dejación de funciones" del gobierno español

El titular de Interior ha criticado "cierta dejación de funciones" por parte del gobierno español por no habilitar un instrumento claro que permita a las comunidades autónomas fijar restricciones sin el estado de alarma y por dejar el criterio en manos de los tribunales.