La incidencia del covid vuelve a los niveles del final de verano

Los posibles efectos del levantamiento del estado de alarma se podrían empezar a notar a partir del miércoles

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UCI del hospital Moisès Broggi de Sant Joan Despí, en una imagen del abril pasado.

Girona“De fábula: vamos mejorando a una velocidad muy buena”. Así ha resumido el investigador del grupo Biocomsc-UPC Daniel López Codina el estado de la pandemia en Catalunya. Como consecuencia especialmente de la vacunación, se han vuelto a registrar cifras que no se veían desde finales de verano: hay 180 casos por cada 100.000 habitantes y la media de defunciones diarias se ha reducido a once, según dadescovid.cat. Aun así, López ha hecho un llamamiento a la prudencia: “El covid no ha desaparecido, y el que vayamos en buena dirección no quiere decir que nos podamos relajar del todo”, ha dicho. En cuanto a las posibles consecuencias del fin del estado de alarma, desde el Biocomsc calculan que se podrían empezar a detectar a partir de miércoles, pero que no será hasta de aquí diez días que se verá claramente si la apertura ha tenido algún efecto en los contagios. 

Entre el 1 y el 13 de mayo, se han detectado una media de 950 nuevos casos diarios, una cifra que no se notificaba desde agosto. Así mismo, hay que remontarse a finales del verano para encontrar una media diaria de defunciones parecida: si este mes han muerto con covid una media de once personas cada día, en agosto fueron diez y en septiembre doce. Los meses posteriores la media fue al alza y el pico se registró en enero (69), pero lejos de la media registrada en abril del 2020: 247 personas murieron de media cada día. “Antes de la vacunación, dos de cada tres defunciones eran de personas de más de 79 años”, recuerda el también investigador del grupo, Enric Álvarez, que augura que, gracias a la inmunización, la incidencia de las personas de más de 80 años “pronto será muy baja”. 

Unos efectos secundarios de la vacunación que también se están reflejando en los ingresos: hay 1.150 personas hospitalizadas –el número más bajo desde octubre– y las unidades de enfermos críticos también se van liberando (actualmente hay 399 enfermos a la UCI).

“La bajada de hospitalizaciones y de enfermos críticos es efecto directo de la vacunación, y cuando la gente de más de 50 años esté vacunada la disminución será mucho mayor. Si no hay ninguna sorpresa, en verano tendremos muy pocas UCI ocupadas por covid”, ha dicho López Codina, que insiste, sin embargo, en no bajar la guardia. “Hemos de evitar que nos pase el que pasa en Suecia, donde tienen una baja mortandad gracias a la inmunización pero con una incidencia muy alta porque no se ha frenado la propagación. Y recordemos que la incidencia muy alta conlleva problemas para las empresas, en las escuelas, en la atención primaria… Tenemos que evitar que crezca la incidencia”, ha recalcado.

La Garrotxa, a la baja

Por territorios, todas las regiones sanitarias presentan una evolución positiva, a pesar de que algunas comarcas todavía registran cifras elevadas. Es el caso de la Garrotxa, que tiene la incidencia más alta: 639 casos por cada 100.000 habitantes (más del triple que la media catalana), a pesar de que ha mejorado respecto a la semana pasada, cuando estaba en 714. Además, también ha disminuido la velocidad de reproducción (de 1,31 a 0,73), el número de nuevos positivos semanales (de 241 a 135) y la positividad de las pruebas: del 14% al 11% –a pesar de que tendría que estar por debajo del 5% según la OMS.

“La Garrotxa ha pasado por situaciones muy críticas, pero ahora parece que sí que va disminuyendo, esperamos que de manera definitiva”, dice el investigador, que cree que el alta incidencia que hace meses que registra la comarca es consecuencia de varios factores. “Por un lado, la variante británica ha provocado problemas en muchos lugares porque es más contagiosa, pero también se tienen que sumar aspectos sociales o determinados tipos de empresas, como las agroalimentarias, donde el trabajo es intenso. Todo ello son un conjunto de factores que, sumados, acaban provocando problemas como hemos visto en la Garrotxa, pero también en Lleida o en Osona”, afirma López Codina.

Por el contrario, la Vall d'Aran, que durante meses fue uno de los territorios con mayor incidencia, ahora es la comarca con menos casos cada 100.000 habitantes (42), seguida de la Alta Ribagorça (55) y la Segarra (65).

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