Coronavirus

La incidencia del virus se dobla entre los menores respecto a la oleada de otoño

Se calcula que entre el 5% y el 10% de los menores contagiados desarrollarán covid persistente, a pesar de que más leve que entre los adultos

MartorellComo un tsunami, la variante delta se esparce entre los que bajan la guardia y los colectivos todavía no vacunados. Si el foco de las oleadas anteriores estaba en los grupos de edad más avanzada, esta quinta es la de los jóvenes. Y también la de los niños y adolescentes. Con un simple vistazo a las estadísticas del departamento de Salud, se constata que la incidencia acumulada entre los 0 y 19 años se ha doblado respecto a finales de octubre, el pico de la segunda oleada, a pesar de que estos últimos días se ha empezado a frenar. Nunca como ahora se habían infectado tantos menores, en contraste con los grupos más mayores, con la vacunación ya avanzada, en los que se nota una bajada de la curva. Además, hay que tener en cuenta que el número de positivos es inferior a de otras oleadas.

¿La delta es una variante más cruel para los menores? La respuesta es que no. Pero sí que es cierto que el virus, aprovechándose de su alta transmisibilidad, ha sacado rédito de un cúmulo de factores para replicarse y sobrevivir: la finalización de la escuela –se han confirmado como entornos seguros, a pesar de las reticencias iniciales de algunos sectores–, la rotura de burbujas [relaciones diversas en casales, amistades, familia, abuelos, vacaciones], el relajamiento de restricciones o el contagio de padres o monitores de ocio, como explica Anna Gatell, presidenta de la Sociedad Catalana de Pediatría de la Academia de Ciencias Médicas de Catalunya.

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“El contagio de niños y adolescentes es el reflejo de la sociedad, que el virus todavía circula mucho", dice la doctora, pediatra en un CAP de Vilafranca del Penedès. Calcula que el 20% de las consultas diarias son hoy debido al coronavirus, un porcentaje inédito en toda la pandemia, pero subraya que la inmensa mayoría son casos leves, que a menudo se confunden con un resfriado fuerte, al estilo de los que provocan otros virus respiratorios recurrentes, que en este segundo año pandémico se han retrasado y han aparecido a las puertas del verano. El alta incidencia en estos pacientes pediátricos había hecho, incluso, que algunos centros de primaria volvieran a las consultas telefónicas para evitar exposiciones al virus.

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Aumento de casos de los 0-9 años

Después de un crecimiento exponencial en las últimas semanas, se aprecia una tendencia hacia el frenazo de transmisión en todas las franjas de edad, excepto la de los 0-9 años. Pero este retardo en la transmisión coincide en un momento en que la incidencia es altísima, así que, conociendo el patrón del covid, la tendencia a la baja todavía tardará en notarse en los centros hospitalarios. También en el caso de las hospitalizaciones pediátricas. "Han sido días de muchos ingresos", relata Vicky Fumadó, pediatra especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues.

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Los niños hospitalizados, apunta Fumadó, presentan manifestaciones "más sutiles pero parecidas" al covid entre los adultos y la mayoría tienen cortas estancias de ingreso". "Todavía hay todavía muy poca literatura científica sobre el impacto del covid entre los más pequeños y apenas se empiezan a dar los resultados de estudios locales sobre si pueden sufrir efectos de larga duración", añade. En Sant Joan de Déu han hecho un llamamiento para continuar reclutando criaturas para su iniciativa Kids Corona, que consiste en hacer seguimiento de los menores después de haber pasado la enfermedad. También la Sociedad Catalana de Pediatría colabora con el Germans Trias en el estudio Copedicat analizando la evolución de un millar de infantes. En los estudios preliminares referentes a la primera oleada, los investigadores determinaron que los niños se contagiaban igual que los adultos pero que en un 99% de los casos eran asintomáticos o con un cuadro leve. Además, menos del 8% de los menores contagiados habían sido transmisores, mientras que ocho de cada diez habían sido casos secundarios, infectados por sus progenitores.

La particularidad de ahora es que hay más contagios y, por lo tanto, las posibilidades de que un menor acabe ingresado también crece. "Es una cuestión de estadística", apuntan las expertas. Varios equipos están investigando el llamado covid persistente entre estos grupos. A nivel internacional hay estudios que apuntan que entre el 5% y el 10% continuarán con síntomas más allá de doce semanas, pero otra vez Gatell y Fumadó coinciden que hoy por hoy no se puede afirmar que esta sea la tendencia en Catalunya. En adultos, la incidencia se estima en el 20%.

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Atentos a septiembre

El pediatra Quique Bassat, director del programa de enfermedades infecciosas de ISGlobal (centro impulsado por La Caixa), augura que en septiembre se notará en las consultas el aumento de casos de covid persistente, fruto de la explosión de casos del verano. De la primera oleada se extrae que los efectos de larga duración son diferentes y básicamente responden a criaturas que presentan "fatiga, una especie de niebla mental, falta de concentración", enumera el experto.

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"Son niños que eran muy activos y que ahora están debilidades, apagados; nada grave pero quizás lo notarán en las escuelas". Gatell añade al cuadro médico "palpitaciones, alteraciones analíticas o trastornos neurológicos muy suaves", sobre todo entre adolescentes. En Sant Joan de Déu vuelven a ver en consulta a "niños dados de alta hace un año o incluso que habían sido asintomáticos".