"Son mi hija y mis nietos"

Una familia ucraniana se reencontrará en Barcelona gracias a un reportaje del ARA

MartorellLas noticias vuelan. También las buenas, incluso en una guerra. Tres semanas después de huir de los bombardeos de Kiev, Olga Babiheva se reencontrará con su madre y una tía gracias a la fotografía que ilustró un artículo del diario ARA en la que aparece con su hijo y su sobrina. Apenas acababa de llegar a Barcelona y empezaba los trámites para regularizar su situación y poder ser reconocida como refugiada. La mujer había dejado su casa a bordo de un coche Skoda con su marido, el hijo, los cuñados y la sobrina pequeña, primero con la intención solamente de alejarse de la capital, pero después el miedo y la incertidumbre les hicieron decidir poner kilómetros por el medio hasta llegar al punto más alejado de "las exrepúblicas soviéticas".

En una historia cruzada, aquella fotografía, tomada la mañana del 4 de marzo ante el Saier (Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados), reaparece a 2.300 kilómetros, en la estación de Cracovia, el punto desde donde se distribuyen los miles de refugiados que consiguen salir de Ucrania y buscan el refugio en otros países. Allí llegaron un grupo de Mossos d'Escuadra y policías locales que habían decidido organizar una caravana solidaria con material humanitario de ida y personas refugiadas de pasajeras en el camino de vuelta, un trayecto que está cubriendo la periodista de SER Catalunya Andrea Villoria. "¡Es mi hija!", les dijo Luva enseñándoles la noticia del ARA cuando vio que llevaban un cartel ofreciendo trayectos gratuitamente hacia Barcelona. La mujer, de 58 años, hacía 24 horas que esperaba sentada en un banco de la estación que la suerte le sonriera, acompañada de su hermana.

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En Barcelona, Olga Babiheva ya cuenta las horas que le quedan para reunirse con la madre y la tía. "He llorado de alegría al saber que habían conseguido marcharse de aquel infierno", escribe a través del whatsapp, a la vez que confiesa sentirse "muy feliz y satisfecha con [la acogida recibida en] España". Las dos parejas viven todavía en el albergue de Barcelona y confían que nada más obtengan la protección temporal, podrán empezar a pensar en el futuro.

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151 menores tutelados

Más allá de la historia de esta familia, hay también la realidad de los menores ucranianos que llegan solos a Catalunya. Desde que estalló la guerra la Generalitat tiene constancia de que han llegado 151 y ya ha tomado la tutela. Muchas de estas criaturas tienen tíos o amistades que se pueden hacer cargo de ellas y otras ya están con algunas de las más de 2.000 familias que ya han mostrado su voluntad de acoger. En paralelo, unos 300 menores ya han empezado la escolarización en escuelas catalanas, según datos del Govern, que estima que son más de 6.000 los ucranianos que han llegado.

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Precisamente, para todos ellos, el gobierno español prevé abrir el viernes el centro de primera acogida en el pabellón número 7 de la Feria de Barcelona. Aquí, los refugiados serán identificados y harán todos los trámites para solicitar la protección temporal, una figura consensuada por todos los países de la Unión Europa, que por primera vez da con tiempo récord libertad de movimiento a los refugiados, así como permiso de residencia y de trabajo por un año, renovable a tres.

El ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, ha insistido este martes que las peticiones de protección se resuelven con una media de dos horas en el centro de Pozuelo de Alarcón que puso en marcha el pasado viernes. En caso de que el refugiado no tenga un lugar para vivir, se le derivará a una de las 2.000 plazas en hoteles y albergues disponibles que tiene el sistema de asilo, antes de que se le conceda un recurso definitivo, en función de sus necesidades: si tiene red de acogida, qué tipo de familia son o la zona geográfica donde tiene vínculos.

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A partir de los datos de los atendidos en el centro de Pozuelo de Alarcón, Escrivá ha apuntado que un 55% de los refugiados son menores de edad, un 30% más son mujeres y un 12% estaban en el estado español cuando empezó la guerra y no pueden regresar. Además, una tercera parte presentan "vulnerabilidades", como un estado de salud delicado o son gente mayor. Sobre cómo han llegado hasta España, un tercio lo ha hecho en avión, un 40% en autobús y un 17% en coche.