Acepta diez años de cárcel al acusado de matar a un compañero de piso y tirar el cuerpo dentro de una maleta
La defensa y la Fiscalía han cerrado un acuerdo a las puertas del juicio en el que el hombre se exponía a doce años de cárcel
BarcelonaUn acuerdo de última hora ha anulado el juicio al hombre acusado de matar a un compañero de piso al que realquilaba una habitación. El acusado, WMA, reconoció el crimen tal y como lo describía la acusación de la Fiscalía, y admitió que tras matar a la víctima descuartizó el cadáver y escondió su torso dentro de una maleta. La acabó encontrando un sintecho que movía el contenedor del Eixample de Barcelona donde lo había lanzado. De esta forma, el hombre ha aceptado una condena de diez años y tres meses de prisión por homicidio y profanación de cadáver. En ambos delitos se ha tenido en cuenta como atenuante que el acusado sufría en el momento del crimen un trastorno de estrés postraumático crónico.
El acuerdo de conformidad se ha cerrado este mismo lunes, cuando en la Audiencia de Barcelona debía escogerse el jurado popular del caso. El tribunal plasmará ese acuerdo en una sentencia escrita en los próximos días. La previsión era que el juicio se alargara hasta principios de la próxima semana, y el hombre se exponía a una condena de doce años y tres meses, tal y como reclamaba la Fiscalía. El acuerdo que ha evitado el juicio también implica que, una vez salga de prisión, el acusado tendrá que pasar cinco años más en libertad vigilada.
Tal como lo describe el escrito de acusación de la Fiscalía, WMA empezó a realquilar un dormitorio a la víctima el 21 de noviembre del 2022. El crimen se sitúa alrededor de dos días después, el 23 de noviembre, dentro del mismo piso. La acusación pública no había llegado a desgranar los motivos ni las circunstancias en las que se habría cometido el crimen, más allá de afirmar que WMA actuó "violentamente" y con intención de matarle. También subraya que, para perseguir el objetivo de borrar cualquier rastro del crimen actuó "faltando al respeto a la víctima" cuando cortó su cuerpo en pedazos.
El escrito de la fiscal tampoco concreta la fecha en la que el acusado habría empezado a intentar deshacerse del cadáver, pero recoge que en los días siguientes a la muerte de la víctima el acusado sacó del piso "varios efectos y bolsas", entre otros la maleta que dejó en un contenedor en el cruce de la avenida Roma. En su interior había varias bolsas con el torso de la víctima, cubierto con una camiseta, y diferentes objetos de jardinería y de sistema de riego. No fue hasta la mañana del 29 de noviembre que un sintecho que rebuscaba en el contenedor hizo el hallazgo.
Atenuante por salud mental
Un aspecto clave a la hora de esclarecer la responsabilidad penal de WMA en este caso ha sido su estado de salud mental. La Fiscalía añadía ya en su escrito de acusación que, en el momento del crimen, el hombre "presentaba un trastorno de estrés postraumático crónico y secundario que podría haber disminuido levemente sus capacidades cognitivas y volitivas". Por eso, la propia Fiscalía ya preveía que se le pudiera aplicar un atenuante por alteración mental, tal y como ha acabado recogiendo el acuerdo.
El juicio debía empezar este lunes por la mañana con la selección de los nueve miembros del jurado popular. Estaban convocados para elegir la fiscal del caso, Elena Contreras, y el abogado del acusado, Carlos Díaz. En la causa no se ha personado ninguna acusación en nombre de la familia de la víctima y por ahora la justicia no ha logrado contactar con la hermana del fallecido, que vive en Irán, pese a los intentos que se han realizado a través del consulado. Por eso, otro punto recogido en el acuerdo de este lunes es la reserva de acciones civiles en favor de la hermana: en caso de que se consiga contactar con ella, podrá intervenir para reclamar la indemnización que le correspondería como familiar de la víctima.
Testimonios y pruebas periciales
Esta semana estaban citados a comparecer en el juicio más de una decena de testigos, entre ellos el sintecho que encontró la maleta en el contenedor y un trabajador del barrio al que pidió ayuda. También debían declarar la portera del bloque donde vivían la víctima y el acusado, otro inquilino al que el acusado realquiló una habitación días después del crimen y distintas personas del entorno de la víctima.
A lo largo del proceso también debían testificar ocho agentes de los Mossos d'Esquadra que intervinieron en la investigación del caso, otros agentes que explicarían los resultados de las pruebas periciales relacionadas con el contenedor donde se encontraron los vestigios de la víctima y forenses que debían exponer los resultados del auto. Otras pruebas que diferentes técnicos estaban convocados para exponer en el juzgado están relacionadas con el análisis de las huellas y de las imágenes de cámaras de seguridad de la calle que captaron el acusado. Además, de haber llegado a juicio, el jurado habría escuchado las explicaciones de diferentes especialistas en salud mental que han evaluado al acusado para esclarecer el impacto que tuvo en su conciencia de lo que hacía, hecho determinante a la hora de fijar o no un atenuante.