Barcelona

La batalla para que el King Kong rojo se quede en Sants

La escultura 'Wild Kong', de Richard Orlinski, está tapada con una lona tras las sanciones del Ayuntamiento

La escultura 'Wild Kong', de Richard Orlinski y exhibida en los apartamentos Cosmo del barrio de Sants, está tapada con una lona tras las sanciones del Ayuntamiento
07/08/2025
3 min

BarcelonaEl King Kong rojo que se golpeaba en el pecho encaramado en una cornisa de un edificio de apartamentos junto a la estación de Sants ha estado en el punto de mira de los responsables de Urbanismo en Barcelona desde el 2016, cuando el propietario de la finca lo compró y lo colocó presidiendo la fachada. Se trata de una pieza del escultor francés Richard Orlinski, que ha versionado su Wild Kong en diferentes colores y tamaños, en resina y en metal, y ha exhibido sus figuras enormes en todo el mundo. En Barcelona, sin embargo, se ha topado con las sanciones municipales y después de nueve años el propietario de los apartamentos Cosmo ha optado por tapar el gorila, confiando en ganar la batalla judicial con el Ayuntamiento.

A estas alturas el debate se ha centrado en determinar si el gorila es una forma de publicidad para los apartamentos o si, como defiende el abogado del propietario de la escultura, debe pasar por delante el derecho moral del autor. De momento, la figura ha bajado de la cornisa donde estaba y, tapada con una lona, sigue siendo visible desde la calle.

El primer expediente municipal en torno a éste Wild Kong se abrió hace nueve años. Fuentes municipales explican que el propietario del edificio del paseo Sant Antoni no tenía licencia para instalar lo que el consistorio define como un elemento publicitario, que sería un reclamo para atraer a más clientes a los apartamentos. El gorila rojo también se topó con un informe negativo del Instituto de Paisaje Urbano, que también veía un reclamo publicitario que, además, "provocaba un impacto visual y paisajístico dadas sus dimensiones, color y situación". En este sentido, fuentes municipales recuerdan que la ordenanza de los usos del paisaje urbano prohíbe expresamente la publicidad en la fachada y las "actuaciones individuales que distorsionen el cromatismo, textura y soluciones constructivas de los edificios o del conjunto en el que se ubican".

Durante estos años, los recursos contra las sanciones del Ayuntamiento no han logrado que la justicia tumbara las multas por exhibir el gorila. De hecho, en el 2022 el propietario de la finca retiró la escultura, pero el año pasado la colocó de nuevo. El consistorio respondió con un nuevo expediente que exigía retirar el Wild Kong, y el propietario reaccionó tapándolo con la lona que ahora lo cubre. Por este último expediente, indican fuentes municipales, se han impuesto dos multas coercitivas de 600 euros cada una. Sin embargo, las sanciones acumuladas desde que el gorila rojo llegó a Sants por primera vez superan los 3.000 euros, explica el abogado Mario Sol Muntañola, que actualmente representa al propietario del edificio y de la escultura.

"Meñirtener una instalación artística"

De hecho, la contratación de Muntañola, especialista en propiedad intelectual, podría hacer virar los argumentos con los que el propietario batalla por mantener el gorila en Sants. "No es un tema administrativo, sino civil, de derechos de autor", explica el abogado en conversación con el ARA. A su juicio, considerar que la escultura es un elemento publicitario supone "comparar una obra con un letrero, menospreciar una instalación artística".

El abogado confía en que el consistorio acabe reconsiderando su posición, pero ya avanza que, de lo contrario, presentarán una demanda civil de protección del derecho moral de autor para conseguir que el gorila se quede en Sants. Uno de los argumentos clave que esgrime el artista para que la escultura se mantenga donde estaba y no en ningún otro sitio es que "ha sido concebida con la intención de ser una instalación artística urbana plenamente integrada en el espacio arquitectónico y en su entorno".

En un comunicado, Orlinski ha explicado que todas sus creaciones "tienen como propósito dialogar con el paisaje urbano, provocar emociones al público y hacer el arte accesible a todos". Sobre el lugar en el que debería vivir el gorila, ha dicho que la ubicación específica de la obra, "en interacción directa con la estructura del edificio", es una "parte esencial" de su enfoque artístico y del mensaje que quiere transmitir con la escultura. "En este sentido, cualquier intento de obstrucción, reubicación injustificada o cubrimiento de la obra supone una alteración de su integridad artística", añade el autor.

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