Tribunales

"He dejado de dormir": el testimonio de un hombre secuestrado en Llinars del Vallès

Once de los doce acusados ​​por el secuestro han confesado los hechos ante la Audiencia de Barcelona

Los magistrados de la sección 7 de la Audiencia de Barcelona se desplazaron a una sala de la Ciudad de la Justicia dada la cantidad de acusados y abogados en esta causa
22/10/2025
4 min

Barcelona"Me empezaron a tratar bien cuando mi familia les dijo que conseguiría el dinero". La víctima de un secuestro contaba este lunes en el tribunal los dos días que pasó secuestrado entre el 9 y el 11 de julio del 2022. Durante ese tiempo le agredieron a golpes, electrocutándole en los pezones y percudiéndole la piel con la broca de un taladro. Once de los doce acusados ​​confesaron que participaron en el secuestro o fueron cómplices, y al inicio del juicio aceptaron un pacto con la Fiscalía que les supone penas que varían según su participación, pero que en ningún caso superan los seis años. Antes del acuerdo, las penas más altas que pedía el fiscal superaban los 30 años.

El duodécimo acusado mantiene que nada tuvo que ver a pesar de que la víctima estuvo retenida en una casa que es suya, y ha rechazado un acuerdo con la acusación pública defendiendo que desde hace años vive en otro lugar. La Fiscalía sostiene que estuvieron implicadas más personas, pero la justicia no ha logrado localizarlos antes del juicio que empezó el lunes con un fuerte dispositivo de seguridad. Cinco de los doce acusados ​​se encuentran en prisión provisional y el juicio continuará este jueves.

El motivo del secuestro habría sido una venganza por un robo de un cargamento de tabaco de contrabando. De hecho, el señuelo con el que atraparon a la víctima fue una supuesta compraventa de tabaco. Lo citaron en Llinars del Vallès (Vallès Oriental) a las siete y media de la tarde. "Dos coches me cerraron el paso, me metieron dentro de uno y se me llevaron secuestrado", explicaba la víctima a los magistrados de la sección séptima de la Audiencia de Barcelona que, dada la magnitud del caso y la cantidad de acusados, se desplazó a una sala de la Ciudad de la Justicia.

Los secuestradores se presentaron en dos Seat León y, a punta de pistola, le subieron en uno de los coches. Lo llevaron a una casa de San Cebrià de Vallalta (Maresme), donde sufrió las agresiones más graves. "Me estuvieron maltratando y llamaron a mi familia exigiendo 200.000 euros, diciendo que yo les había robado el tabaco", explicó la víctima desde una cabina anexa a la sala del juicio para evitar que los acusados ​​le vieran. "He dejado de dormir, no duermo tranquilo", añadió el hombre.

Buena parte de los acusados ​​tienen antecedentes penales, principalmente por robo y, de hecho, uno de ellos intervino en el secuestro durante un permiso penitenciario: le quitó a la víctima el iPhone, el reloj, la tarjeta de crédito, las llaves del coche y 120 euros en sede antes de que la noche antes de la cárcel julio, cuando la víctima seguía retenida. Cuando los detuvieron y la policía cacheó los lugares donde viven, en casa de algunos de los procesados ​​encontraron armas como una porra eléctrica, cuchillos grandes, pistolas, un puñal y un revólver.

Dos días de agresiones

Las agresiones que la víctima resumió como malos tratos constan más detalladas en el escrito de acusación de la fiscalía, que todos los acusados ​​menos uno han admitido como ciertas: los acusados ​​le golpearon continuamente causándole heridas en el cuerpo, y le golpearon el cráneo con la culata de una pistola —que no se ha aclarado—. Todo mientras estaba atado de manos y pies.

Hasta la casa de Sant Cebrià de Vallalta también se habían llevado el BMW que conducía a la víctima cuando se presentó a la cita por la supuesta compraventa de tabaco. Lo había alquilado para las vacaciones, según explicó en el juicio. Los secuestradores se dieron cuenta de que podría llevar un dispositivo de geolocalización, y optaron por deshacerse de ellos. También se llevaron a la víctima a otro domicilio. Estaba en Sant Adrià de Besòs (Barcelonès), pero él ya no pudo identificar adónde le llevaban porque le habían tapado los ojos. Allí le volvieron a atar a una silla, y más tarde le echaron al suelo mientras continuaban las agresiones: "ahuyentadas en la espalda, corrientes eléctricas en los pezones, le intentaron cortar una falange y le percutieron la piel con la broca de un taladro", describe el escrito del fiscal. Durante el secuestro, también le enseñaron un fusil AK-47 y le amenazaron con dispararle en la cabeza y en las piernas.

"Creían que yo les había robado el tabaco y me pegaban para que les dijera dónde estaba. Yo les decía el sitio, pero no... Supongo que no confiaban en mí", declaró la víctima. El hombre añadió que no le dejaron de maltratar hasta que, en una de las llamadas que hicieron a su padre y su madre, tuvieron su compromiso de que conseguirían una parte del dinero que reclamaban. En estas llamadas les habían advertido que harían daño a su hijo, y en algunos casos hacían sonar detonaciones de armas de fuego para atemorizarles.

Finalmente, los secuestradores acordaron reunirse con la familia de la víctima para liberarle. Se encontraron entre Cardedeu y Llinars del Vallès pasada la medianoche del 11 de julio, y uno de los acusados ​​disparó desde dentro del coche contra los vehículos en los que iban el padre, el tío, los primos y un amigo de la víctima. Tras intentar sin éxito cobrar el rescate que reclamaban, en torno a las cuatro de la madrugada liberaron a la víctima en Sabadell (Vallès Occidental), amenazándole con dispararle a las piernas.

Unos dos meses después, cinco de los acusados ​​se presentaron en casa de la víctima y dispararon trece balas contra la fachada y el coche de su padre, que estaba aparcado en la puerta. Al margen del pacto con la Fiscalía, en todo momento a los acusados ​​se les ha atribuido una modalidad atenuada del delito de secuestro, que el Código Penal prevé para los casos en los que la víctima es liberada antes de 72 horas sin que los secuestradores logren su objetivo.

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