¿Quién se ha llevado un dragón de hierro forjado del Barri Gòtic?

Nadie sabe explicar quién hizo desaparecer este elemento característico de la Baixada de Santa Eulàlia ni cuándo

BarcelonaNadie sabe cuándo pasó y todavía menos quién lo hizo, pero desde hace algunos días –que podrían ser un par o dos de semanas, dependiendo de la versión– el dragón de hierro forjado que presidía la fachada de la Baixada de Santa Eulàlia cuando se encuentra a la calle Sant Sever, en el Barri Gòtic de Barcelona, ya no está en su lugar. Un pequeño agujero en la pared delata que estuvo ahí y que alguien se lo llevó. Lo denunció el domingo un vecino a través de Twitter con la imagen del antes y el después, y desde entonces en la zona todo son conjeturas sobre lo que puede haber pasado: desde un acto de gamberrismo hasta un accidente con el camión de la basura. Tampoco el Ayuntamiento se explica todavía dónde puede haber ido a parar el dragón.

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"Que desaparezca y nadie sepa nada es un símbolo más de la dejadez del barrio", diagnostica Daniel Santillo, presidente de la Asociación de Comerciantes del Call, que después de consultar a los tenderos de la zona concluye que no hay ningún indicio sobre lo que podría haber pasado. Aventura que la desaparición se habría producido durante los últimos dos días y que, hasta que no se dio la alerta en las redes, "nadie se había dado cuenta". Entiende que puede tratarse de un ejemplo más del "vandalismo" que se vive en la zona y lamenta una "pérdida" más de las cosas que singularizan el Gòtic.

No es la primera vez que alguien se lleva elementos del patrimonio del barrio. Ya pasó, por ejemplo, con la escultura que presidía la fuente de la Plaça de Sant Felip Neri, que desapareció poco después de ser inaugurada en 1962, y que nadie sabe dónde fue a parar. "Que desaparezcan figuras de este tipo es un fenómeno que se da con cierta asiduidad en Barcelona, sobre todo si son en edificios privados", apunta el escritor y apasionado de Barcelona Xavier Theros, que recuerda que todavía no sabemos dónde están algunas de las fuentes Wallace que había en la ciudad o también algunas de las antorchas que había ante el edificio de la Catalana del Gas, en el Portal de l'Àngel, que desaparecieron de un día para el otro. En el caso del dragón, del que no es fácil encontrar información –no figura en el catálogo de patrimonio del Ayuntamiento–, apunta que podía ser el símbolo de una antigua tienda de antigüedades.

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Cuando trascendió la desaparición, algunos vecinos de la zona señalaron a la tienda de perfumes que había antes debajo del dragón y que, como también hacía una tienda de ropa vecina, lo habían utilizado para colgar carteles. "Lo denuncié al Ayuntamiento y nadie hizo nada", recuerda Martí Cusó, de la asociación de vecinos, que por eso apunta a la posibilidad de que se hubieran llevado el dragón cuando cerraron. Los responsables del local, trasladados ahora a otra calle del barrio, niegan cualquier vinculación con la desaparición e instan a revisar las imágenes de las cámaras de seguridad de la Generalitat para averiguar la verdad.