Especie invasora

Plan de choque contra el coipú: reducen un 40% la población de la especie invasora en Girona

El roedor causa graves daños en el ecosistema fluvial y los cultivos de arroz

J.C.P.
y J.C.P.

BarcelonaEl coipú es un roedor originario de Sudamérica (Chile, Argentina, Bolivia, el sur de Brasil, Uruguay y Paraguay) que ha llegado a Catalunya para quedarse. A medio camino entre una rata gruesa, una nutria y un castor, puede llegar a pesar hasta 8 kilos y se diferencia rápidamente de las otras especias por los dos dientes naranjas que sobresalen de la boca y que le sirven para roer en el agua con la boca cerrada. El coipú vive de forma permanente en las comarcas del Alt Empordà, el Baix Empordà, la Garrotxa, el Pla de l'Estany, el Gironès y la Selva desde hace una década y causa daños graves a la flora autóctona, los hábitats naturales y cultivos (por ejemplo, de trigo o de arroz). Para frenar la proliferación de esta especie invasora, en enero del 2023 la Generalitat puso en marcha un plan de choque que ha logrado reducir, de media, un 40% su población.

"En 2022 teníamos afectaciones en los campos de arroz de hasta el 25%, donde los coipús se habían comido el cultivo; arrancaban la planta desde que empezaba a nacer hasta que se ponía agua. Cuando ponías agua en el campo sólo se veía esto, agua", explica el técnico de la Asociación de Defensa Vegetal (ADV) del Arroz de Pals, Marc Fontquerna. Desde entonces, dos brigadas específicas –formadas por tres personas y dos todoterrenos– se han centrado en controlar su expansión. Sobre todo, poniendo trampas nocturnas en aquellos lugares donde saben que está implantado: dejan un trozo de manzana dentro y, cuando el coipú entra para comérsela, queda atrapado.

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Según ha detallado este viernes la secretaria de Acción Climática, Anna Barnadas, el plan ha resultado efectivo: se han capturado 1.548 ejemplares (lo que multiplica por cinco las cifras de 2022) y eso significa que la población de coipú se ha reducido en un 40% de media en el área de las comarcas gerundenses. "Sabemos que en las zonas más conflictivas agrariamente y de afectación a la biodiversidad, como por ejemplo los parques naturales, nos han reportado disminuciones drásticas, con valores de disminución de entre el 70% y el 90%", ha detallado Barnadas. Unas cifras que Fontquerna confirma: "En el 2023 no hemos sufrido ninguna afectación importante por el coipú en los arrozales".

En alerta

Tras conseguir frenar su expansión, la Generalitat ha cartografiado todos aquellos lugares donde el coipú se ha implantado en las comarcas gerundenses y ya trabaja para intensificar el plan de choque. Por ejemplo, realizando formaciones específicas e implicando también a profesionales de administraciones locales y empresas. La voluntad es mantener activados todos los mecanismos y no bajar la guardia, para evitar que el coipú pueda extenderse. "Con el contexto de sequía actual, es vital poder dar respuesta a las necesidades del campesinado y proteger los cultivos es uno de ellos", ha subrayado Barnadas.

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De hecho, aunque el coipú se desplace sobre todo a través de los ríos y cursos fluviales donde haya agua, durante estos meses también se ha certificado que, pese a la sequía, "se puede desplazar bastantes kilómetros sin el medio acuático ", explica el jefe de equipos de especies exóticas invasoras en Girona de Forestal Catalana, Jordi Monge, quienes se encargan de capturarlos. Monge también explica que, entre las afectaciones que causa, está el hecho de que "hace galerías y rasca para buscar alimento o dar pasos, y provoca la destrucción de las motas y los cauces de ríos y campos".