La mitad de los embarazos en el mundo no están planeados
La ONU estima que cada día 330.000 mujeres se quedan embarazadas sin quererlo y que el 60% acaban abortando
BarcelonaLa mitad de los embarazos en el mundo, 121 millones cada año —330.000 al día—, no entraban en los planes de las mujeres y de esta cifra más del 60% acabarán en un aborto inducido. Son datos del informe Visibilizar aquello invisible, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, en las siglas en inglés), que alerta que las crisis y las guerras son terreno adobado para que aumenten los casos de embarazos no planeados, puesto que se hace más difícil para las mujeres acceder a métodos anticonceptivos y, además, crece todavía más la violencia sexual.
Esto se vio especialmente durante la pandemia, cuando en los primeros tres meses y medio de confinamiento estricto hubo 1,2 millones de embarazos no planeados, independientemente de si fueron o no deseados porque, en parte, las cadenas mundiales de distribución de anticonceptivos pararon en seco como consecuencia de la parada de la producción y las restricciones de movimientos entre países por el cierre de las fronteras. En aquellos días muchas clínicas que practican abortos legales cerraron las puertas porque algunos gobiernos no las consideraron servicios esenciales, lo que forzó a millones de mujeres en acudir en centros clandestinos. De hecho, se calcula que la mitad de los abortos en el mundo, un 45%, son de riesgo porque se hacen bajo condiciones higiénicas pobres y con personal no calificado. Más grave es que el 13% de las mujeres mueren debido a la intervención.
Los datos constatan la imposibilidad de millones de mujeres de decidir sobre su propio cuerpo, a escoger el número de hijos que tendrán y la frecuencia con la que los tendrán, unos derechos que se han recogido en numerosos acuerdos internacionales, pero que están lejos de cumplirse. La vulneración de estos derechos sexuales y reproductivos no es solo un problema para estas mujeres, sino que representa un golpe para la población mundial. En contextos bélicos "pone en peligro la estabilidad, la paz y la recuperación" del país, como ha pasado por ejemplo en Afganistán.
Del estigma a la presión
Son diversos los factores que atacan el derecho de las mujeres a disfrutar de su sexualidad. En general, hay una falta generalizada de conciencia sobre esta cuestión, sumada a la presión de los hombres para practicar sexo sin preservativos con el argumento de que si no su placer disminuye, pero también hay poca información en algunas áreas sobre los beneficios de protegerse, un estigma social alrededor del control de la fecundidad de las mujeres y opciones de anticonceptivos inadecuadas, apunta el informe. Otras causas clave son la violencia sexual, que recorre transversalmente países, culturas y clases sociales, así como la pobreza y desigualdad de género, y por eso el UNFPA insta a los gobiernos de todo el mundo a garantizar el acceso a los métodos anticonceptivos, a fomentar una buena educación sexual y a crear centros de planificación.
Pero no siempre es fácil. Las estructuras sanitarias se debilitan en situaciones de guerra y la mayoría de las mujeres encuentran más obstáculos para acceder a un método anticonceptivo que concuerde con sus necesidades. "Si solo tuvieras quince minutos para huir de casa, ¿qué te llevarías?" "Te acordarías de los anticonceptivos?" Las preguntas las lanza Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA, que responde que en los días, semanas y meses posteriores al inicio de una crisis "los servicios de protección y de salud sexual y reproductiva salvan vidas, protegen a las mujeres y a las niñas de daños y evitan embarazos no planeados. Son tan vitales como la comida, el agua y los albergues".