El caso Hasél

Los Mossos seguían a los ocho manifestantes encarcelados desde el segundo día de las protestas

El juez que los ha mandado a prisión considera que formaban un "grupo criminal"

BarcelonaTotalmente organizados y dispuestos a todo. Esta es la tesis que defiende el juez que ha enviado a prisión a los ocho detenidos por los disturbios del pasado sábado, el día en el que las protestas contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél fueron más intensas e incluso se tiraron cócteles Molotov y se intentó quemar una furgoneta antidisturbios de la Guardia Urbana en la Rambla de Barcelona. Los ocho detenidos y enviados a prisión, según las diligencias del juzgado de instrucción número 17 de Barcelona, estarían detrás del ataque a la furgoneta, así como del asalto a cuatro oficinas bancarias, el Hotel NH de la Rambla de Catalunya y el Zara de la Plaça Catalunya. Los desperfectos provocados solo en este último establecimiento tendrían un coste de unos 500.000 euros, siempre según las diligencias. El juez los imputa a los ocho (siete italianos y uno con nacionalidad española) los delitos de desórdenes públicos, daños, atentado a agentes de la autoridad, manifestación o reunión ilícita, pertenencia a grupo criminal y homicidio en grado de tentativa. La suma de todos estos delitos "puede lograr en todos los casos una pena igual o superior a los dos años de prisión".

"Ya en la manifestación del 17 de febrero se detectó la presencia de un grupo de personas compacto que entre ellos hablaban italiano y que participaban activamente en los disturbios", explica el juez, de forma que los agentes de los Mossos decidieron seguirlos. Después de días de protestas violentas, los infiltrados de los Mossos en la manifestación del sábado detectaron "un grupo de quince personas que entre ellas hablaban en italiano y que de manera coordinada y muy violenta provocaban ataques a establecimientos comerciales y entidades bancarias". Las diligencias incluyen los locales presuntamente "asaltados" por este grupo e incluso describen detalles de su manera de actuar, que avalarían la tesis de que estaban perfectamente organizados. Por ejemplo, aseguran que había dos personas que lideraban las acciones y que el resto del grupo "acataban las órdenes de los líderes". Incluso detallan que "cuando un periodista o cualquier persona pretendía grabar los hechos, se lo impedían violentamente y formaban un círculo de protección de los ejecutores concretos del acto vandálico". También aseguran que iban abriendo las tapas de las farolas para cortar los cables y dejar las calles a oscuras".

Cargando
No hay anuncios

En cuanto al ataque más peligroso, el de la furgoneta de la Guardia Urbana, las diligencias también le dedican muchos detalles. Según el juzgado, fue el detenido A.F. quien lanzó el primer cóctel incendiario contra los agentes, pero "por suerte" topó contra un árbol y no llegó a su objetivo. A continuación alguien tiró una bengala que cayó bajo la furgoneta de la Guardia Urbana e "inmediatamente después el lanzamiento de un líquido incendiario sobre el fuego de la bengala que tomó inmediatamente el vehículo policial". La chica que tira el líquido inflamable respondería a las siglas de S.C.C., siempre según las diligencias. Dentro de la furgoneta había un agente que pudo huir por la puerta del copiloto. Es a partir de este relato que el juez atribuye la quema de la furgoneta "a todo el grupo criminal", a quien "no importó que en el interior hubiera una persona y ningunearon el evidente riesgo de que se incendiara completamente el vehículo y que el agente no pudiera escapar".

Cargando
No hay anuncios

El juzgado también señala que en el momento de la detención, en la propia Rambla, dos de los detenidos se estaban ayudando mutuamente a quitarse la ropa impermeable que llevaban. Esto demostraría que, aunque ellos aseguren que no se conocían, formaban parte de un grupo organizado. Según la información que los Mossos han facilitado al juez, una de las detenidas, M.F. ,lanzó una mochila "que pudo ser recuperada por los agentes de la policía" que contenía 20 pastillas incendiarias, un bote de disolvente y un trapo mojado por algún líquido que desprendía un fuerte olor. También aseguran que todos los integrantes del grupo, que fueron detenidos en dos casas ocupadas de Mataró y Canet de Mar, llevaban unos mecheros "de iguales características y muy singulares".

Todos los detenidos están en prisión preventiva, puesto que al ser italianos "pueden obtener cobertura en el extranjero" para huir, según cree el juez. En el caso de la chica con nacionalidad española, el juez considera que, al formar parte del mismo grupo, "también podría tener cobertura en el extranjero". Todos ellos han sido trasladados a Brians 1.