Ocho argumentos para responder a los antivacunas

Las redes sociales se han llenado de informaciones falsas sobre las vacunas durante los últimos meses

G.G.G.
y G.G.G.

Las vacunas son uno de los éxitos más grandes de la historia, pero el hecho de que sean una herramienta de medicina preventiva y se administren antes de que haya una enfermedad para evitarla (el individuo está sano) se transforma en un argumento para la población más reticente y, sobre todo, para los antivacunas. Además, como en todos los fármacos, existe la posibilidad de que los vacunados puedan sufrir algún efecto adverso y estas cifras de riesgo, que son anecdóticas en comparación con los beneficios que suponen, a menudo son sacadas de contexto y utilizadas con una finalidad disuasoria de la vacunación. De hecho, los últimos meses han circulado en las redes sociales multitud de mensajes falsos contra las vacunas para frenar el covid-19.

ARA te proporciona ocho argumentos para que tomes una decisión informada si todavía dudas de si vacunarte, o para que los uses con los de tu entorno que todavía dudan.

“Las vacunas nos contagian”

Las vacunas de ARN (Pfizer y Moderna) no contienen el virus, sino un fragmento del código genético del virus muy frágil y totalmente inocuo que se transporta encapsulado en una nanopartícula lipídica degradable. En el caso de AstraZeneca, sí que se utiliza un virus atenuado, que no puede replicarse. En los dos casos el objetivo es familiarizar al sistema inmunitario con el virus para que, en caso de contagio, lo reconozca y lo ataque. Cuando una persona se vacuna, algunas de sus células leen las instrucciones y producen la proteína S, pero en ningún caso desarrollan el covid.

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“No sabemos qué nos inyectan, lo mantienen en secreto”

Los ingredientes de las vacunas son públicos y se pueden encontrar fácilmente en las guías técnicas de cada una. El documento está colgado en la web de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps).

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“Nos esconden los efectos secundarios”

Las vacunas pueden generar efectos secundarios, pero mayoritariamente son leves y transitorios, como el dolor de cabeza, el malestar muscular o la fiebre. Todos los efectos secundarios salen en los prospectos de las vacunas. Como pasa con todos los medicamentos y tratamientos farmacológicos, algunas personas pueden sufrir reacciones alérgicas graves (anafilaxis) o, como ha quedado demostrado con AstraZeneca, trombosis muy específicas. En todo caso, los beneficios de vacunarse superan con creces los riesgos –los casos graves son anecdóticos en comparación con la población vacunada– y ofrecen muy buenos resultados, como por ejemplo la reducción de hospitalizaciones y defunciones.

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“Las vacunas de ARN mensajero modifican nuestro código genético”

Las vacunas de Pfizer y Moderna no modifican el código genético. Ni siquiera interactúan con él porque no usan ADN (las moléculas que contienen nuestra información genética) sino ARN (las moléculas que permiten sintetizar las proteínas). De hecho, el ARN no puede acceder al núcleo de las células, que es donde está el ADN. 

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“Las vacunas se han hecho demasiado rápido, son experimentales”

Las vacunas del covid se han desarrollado tan rápidamente porque los científicos hacía años que acumulaban investigación y evidencia para hacer prototipos, los gobiernos invirtieron mucho dinero y, como se trataba de una pandemia, las agencias reguladoras del medicamento priorizaron el estudio por encima de otros fármacos menos urgentes. También se dispuso de millones de voluntarios que permitieron obtener datos muy rápido. Ninguna de las vacunas es experimental: todas han cumplido los rígidos requisitos de seguridad –no son tóxicas– y eficacia –funcionan–, se han probado en humanos y han demostrado ser protectoras. Ahora se continúan vigilando, como se hace con todos los fármacos aprobados.

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“Las farmacéuticas nos utilizan como conejitos de Indias”

Todos los medicamentos y fármacos tienen que ensayarse en humanos antes de comercializarse. Previamente se han probado en cultivos celulares y animales para demostrar que son seguras y eficaces. Una vez en el mercado, se continúa recogiendo toda la información posible y estudiando el efecto a gran escala (a esto se le llama farmacovigilancia). Además, ahora mismo no estar vacunado también es una manera de formar parte de los experimentos científicos: por ejemplo, para demostrar que los vacunados enferman menos que los no vacunados.

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“Las vacunas causan infertilidad”

No hay ninguna evidencia sobre la posible afectación que pueda tener la vacuna (o el contagio de covid) en la calidad del semen y de los ovarios: ningún estudio ha encontrado ARN viral en las eyaculaciones, en los testículos, en los ovarios o en el líquido folicular. En cambio, sí que se ha demostrado que las mujeres embarazadas tienen 23 veces más riesgo de acabar hospitalizadas si no se vacunan en caso de contagiarse del covid.

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"Las vacunas contienen metales pesados y materiales como por ejemplo grafeno"

Todos hemos visto las imágenes de gente “demostrando” que cucharas o teléfonos se los quedaban enganchados al brazo donde habían recibido la vacuna. Pero la vacuna no tiene nada que ver: no contiene metales pesados (ninguna de las que se administran en Catalunya ni siquiera tienen adyuvantes) ni microchips. Tanto si se está vacunado cómo si no, la piel tiene grasa y secreta sudor y cualquier elemento metálico o plástico puede engancharse. Las vacunas tampoco tienen grafeno, un material de átomos de carbono muy resistente que tiene multitud de aplicaciones en el ámbito de la tecnología y en la industria y que algunas personas han hecho creer que podría activarse dentro del cuerpo e interactuar con "campos electromagnéticos" del 5G.