Pandèmia

Los efectos adversos de las vacunas por los que no te tienes que preocupar

Dolor en el brazo del pinchazo, fatiga, dolor de cabeza o fiebre son algunos de los síntomas más normales

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Una enfermera vacunando una profesional esencial en la Hospitalet

BarcelonaRaúl Martínez, estudiante de sexto de medicina en la Universitat de Barcelona, recibió la primera dosis de la vacuna de Moderna el día antes de empezar las prácticas en un Centro de Atención Primaria. "Al principio no me dolía ni nada, pero a medida que fueron pasando las horas me empezó a doler un poco el brazo", recuerda Martínez. El día siguiente fue a trabajar igualmente, pero el otro ya no pudo porque se encontraba un poco mal: décimas de fiebre, dolor de cabeza, malestar general y escalofríos. "Pero no fue nada, me tomé un paracetamol y ya me encontré bien", dice.

Así, lejos de suponer ningún peligro, estos efectos adversos entran dentro de la normalidad y están totalmente previstos en las fichas técnicas de las vacunas. "Todo en orden", asegura la directora de medicina preventiva del Hospital de Bellvitge, Cristina Masuet. "La gente tiene que saber –continúa– que la vacuna es efectiva y la seguridad es muy alta: no estamos viendo casos graves". De hecho, Masuet explica que el principal efecto adverso de los vacunados en su centro hospitalario es sencillamente dolor en el brazo del pinchazo: al 90,2% les pasa. "El ARN mensajero y la tecnología que se utiliza son completamente nuevos en el campo de las vacunas, pero ya se habían visto en los ensayos clínicos que causaban dolores locales absolutamente tolerables", añade la directora del servicio de medicina preventiva y epidemiología del Hospital de la Vall d'Hebron, Magda Campins.

Tal como marcan los datos de los cuestionarios que han respondido los vacunados en el Hospital de Bellvitge y ya advierten las fichas técnicas de las vacunas, la fatiga, con un 64%, es el segundo síntoma más común. Todavía son más bajos los porcentajes de los inmunizados que, como Martínez, han sufrido dolor muscular y dolor de cabeza (un 30%) o fiebre (12,4%). Además, según Masuet, la mayoría de efectos adversos desaparecen al cabo de 48 horas y también ceden con la ayuda, por ejemplo, de un paracetamol. Aunque se recomienda tomar antiestamínicos o acetaminófenos después de la vacunación, se desaconseja hacerlo antes porque se desconoce si puede afectar negativamente la efectividad de la dosis.

También hay casos en que la reacción del cuerpo contra la vacuna causa adenopatías en zonas como la axila, las cervicales o el cuello. Por este motivo, Masuet asegura que menos de un 3% de los inmunizados se han llegado a urgencias para que un médico les revisara por precaución o porque no se imaginaban que la vacuna pudiera ser la causa. Es el caso de Laia, que tres días después de vacunarse, el dolor de los primeros días en e brazo se le extendió hacia el pecho. "Pensé que me había hecho una contractura porque había cargado muchas bolsas, pero me hice una autoexploración y vi que tenía un chichón de dos centímetros bajo el brazo que era móvil y que me dolía mucho", recuerda Laia. "Fui a hacerme una ecografía –continúa– y la médica me preguntó si me había vacunado. Resulta que ya era la tercera paciente que iba por eso, pero yo no caí".

Masuet explica que también hay quien se sorprende del dolor en el brazo porque la aguja de Pfizer y Moderna, a diferencia otras vacunas a las que estamos acostumbrados, es más fina y más corta y casi no se nota, pero el dolor aparece al cabo de un rato. "La del tétanos, por ejemplo, te hace daño al momento", compara Masuet.

Por otro lado, Campins explica que, dentro de los porcentajes mencionados anteriormente, la segunda dosis solo causa más efectos secundarios que la primera y que ya hay estudios que apuntan que los que han tenido el coronavirus, al menos de forma sintomática, suelen tener reacciones más fuertes a la vacuna. "Más allá de la inmunidad natural que tienen los que han pasado el covid, este es uno de los motivos por los cuales Salut ha decidido retrasar la vacunación de los más jóvenes de 55 años que ya tienen anticuerpos hasta seis meses después de haberse infectado", apunta Campins.

Con todo, el farmacólogo y miembro del comité técnico de farmacovigilancia del Hospital Clínic Joaquín Sáez recuerda que todas las vacunas que se administran tienen unos riesgos y unos beneficios. "En este caso, y siempre, la balanza se decanta de forma muy clara por los beneficios", dice Sáez. También remarca que el tipo de efectos adversos y el porcentaje de casos son muy similares a los de los ensayos clínicos. "En este sentido sí que podemos decir que «Todo irá bien»", bromea Sáez.

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