El odio y los ultras vuelven a Torre Pacheco

Torre Pacheco (Murcia)Son mejores amigos. Uno, Ismael, nació en Marruecos; el otro, Daniel, es un español nacido en Torre Pacheco. Y ambos acudían a la convocatoria no autorizada que los grupos ultras habían realizado para las ocho de la tarde en el municipio murciano. Una concentración que no se realizó, según uno de los organizadores, el agitador que se hace pasar por periodista Vito Quiles, porque la Guardia Civil les había informado de que corrían peligro. Una amenaza contra también el líder de Desokupa, Daniel Esteve, quien ni apareció por el municipio. Sin embargo, fuentes de la policía no confirmaban estas amenazas que anunciaba Quiles. "La Guardia Civil les ha obligado a abandonar el municipio de forma pacífica", apuntaban fuentes de la delegación del Gobierno de Murcia. "No tenemos constancia de amenazas", corroboraba un policía local.

Pero, así como los jefes mediáticos de la ultraderecha no se presentaron a filas, poco a poco, alrededor del Ayuntamiento fueron desfilando cabezas rapadas, torsos contorneados en el gimnasio y españoles muy españoles que querían sobre todo echar a los "marroquines que delinquen" e insultar a Pedro. Llegaron a ser unos doscientos manifestantes, venidos de todo el territorio, y controlados por una veintena de agentes de policía que hicieron identificaciones y se llevaron a un joven marroquí que irrumpió en la celebración patriótica. "Por los moros", gritaba un vecino, micro en mano mientras sonaba el himno español ya algunos se les escapaba la mano al cielo. "Calla", respondía un joven nada conforme con hacer proclamas tan evidentes.

El odio que reflejaban algunos rostros no era contra todos los marroquíes, sino contra "quienes no quieren trabajar". Los mismos Ismael y Daniel coincidían. "Los que vienen a España a no trabajar, que les devuelvan a su país", aseguraban ambos. "La delincuencia no es racial, depende de la persona, no me parecen bien los ataques ultras", decía Ismael mientras su amigo asentía, y denunciaba que hace años que en Torre Pacheco hay mucha delincuencia, sobre todo en algunos barrios, en referencia a San Antonio, donde vive la mayor parte de la comunidad del Magreb.

La chispa de TVE

Pocos minutos después de la conversación entre los dos amigos, cuando todavía había poca concentración ultra en la plaza –"me esperaba más gente", admitía una mujer–, saltó la chispa que lo encendió todo: en este caso fue la conexión en directo que hizo TVE. De repente, surgidos de todas partes, decenas de personas empezaron a increpar a la periodista, mientras le tiraban agua y le insultaban. Una situación que se repitió durante más de doscientos metros, hasta que la Guardia Civil hizo un cordón en torno a la profesional de TVE.

A partir de ahí, empezaron las proclamas y los insultos. Grupúsculos de ultraderecha, algunos con guantes y camisetas corporativas, asomaban la cabeza –y sobre todo el pecho– para marcar territorio, mientras les saludaba efusivamente con abrazos el responsable de la policía local de Torre Pacheco. "Mi mujer no puede salir sola a la calle, moros de mierda", gritaba un hombre con el rostro encendido. Señalando a los policías, añadía: "Van con cuchillos por la calle y no hace nada". El hombre apuntaba sobre todo contra los "menas(menores no acompañados), dejando claro que él tenía amigos marroquíes que "pensaban lo mismo que él" sobre estos jóvenes.

Mientras los concentrados que habían acudido a la llamada para "cazar al magrebí" se reunían junto al ayuntamiento, la policía local y la Guardia Civil habían dispuesto ya un dispositivo para blindar el barrio de San Antonio. presencia de más de un centenar de agentes, un policía local admitía que podría ser una noche muy peligrosa porque los ultras pueden entrar de "dos en dos" y sería "muy difícil controlarlos" Al final, no ocurrió y no hubo incidentes "Ha sido una noche tranquila" desórdenes públicos y tenencia de objetos peligrosos, así como se identificaron los autores de las amenazas e insultos a los periodistas.

El odio sigue instalado en Torre Pacheco.el lunes fueron unos sesenta– sólo necesitan una chispa para saltar.

Frente a la plaza que separa a unos y otros y que marca el límite de San Antonio, el escaparate de una tienda árabe muestra bien destacadas tres camisetas de fútbol. Una de España, una de Marruecos y la de la selección española con el 19 a sus espaldas, el número de Lamine Yamal. Una metáfora de lo que es Torre Pacheco, un pueblo en el que la convivencia está a punto de saltar por los aires tras la agresión a un hombre de 68 años –el presunto autor fue detenido y era de fuera del municipio murciano– y la actuación de grupos ultras que han atizado a la xenofobia. La esperanza, Ismael y Daniel, que, pese a acudir a la manifestación ultra, aseguran que su amistad es la demostración de que todo no está perdido y Torre Pacheco puede recuperar su normalidad.