Tensa espera en Torre Pacheco: el pueblo se blinda para evitar la cuarta noche de "cacería en el magrebí"

Torre Pacheco (Murcia)A las siete de la tarde, Jésica reparte folletos entre un grupo de ciudadanos marroquíes que toman el té en la cafetería Estambul, a escasos metros del dispositivo de la Guardia Civil que comienza a blindar el acceso al barrio de San Antonio, donde vive la mayor parte de la comunidad marroquí de Torre Pacheco, en Murcia. "Id a casa por la noche, no seas como ellos", les suplica. Jésica intenta calmar las aguas tras tres noches de altercados entre jóvenes marroquíes (muchos menores) y gente vinculada a la extrema derecha, atizada por partidos como Vox, que llega desde municipios cercanos para "cazar" a los jóvenes, a los que acusan de agredir a un hombre de 68 años la semana pasada.

La tensión se palpa por todo el barrio. Cristales rotos por el suelo de las trifulcas de las últimas noches, coches reventados y miradas de desconfianza. Una desconfianza que ha surgido ahora. Todo el mundo coincide en remarcar que los ciudadanos españoles y los originarios de Marruecos siempre habían convivido en paz. Pedro y Mohamed lo ejemplifican entre abrazos y risas. "Si no me quieren aquí, me vendo la casa y me voy", anuncia este jardinero, que lleva 23 años en España. "Pero qué dices", le espeta su vecino. Mohamed señala a Vox y el discurso de odio hacia los inmigrantes como detonante de lo que está pasando. "Entre jóvenes del mismo pueblo no se pegan, todos son de fuera", apunta Pedro.

Mientras un dron controla el barrio desde la altura, la gente se va acercando a la zona de control policial. Decenas de curiosos se asoman mientras oscurece. Pronto será la hora de encerrarse en casa. Las dos hijas de Abdoul, de once y siete años, deben ir al piso de arriba de la casa. No se fían de estar a pie de calle. De hecho, la familia ha aparcado el coche lejos, fuera del barrio, para que no se lo rompan. "Es como una guerra, tengo miedo", admite Abdoul. Se siente señalado aunque siempre ha tenido buena relación con la gente autóctona. "He comprado una casa aquí. ¿Tengo que venderla y volver a Marruecos?", se pregunta.

Él tiene claro que lo que está ocurriendo en Torre Pacheco es una "chispa", algo aislado, que le ha aprovechado la extrema derecha para atizar el racismo, pero que, en realidad, esto no va de "nacionalidad, sino de juventud". Es una idea con la que coinciden todos los vecinos con los que ha hablado el ARA. El problema no tiene que ver con el origen de las personas. Los vecinos señalan que, por un lado, hay un grupo de jóvenes "de aquí y de allá que no tienen respeto por nadie", como señala Mohamed, y, al mismo tiempo, los discursos de odio de algunas formaciones y grupúsculos neonazis que han llevado a gente de otros municipios a buscar bronca en la localidad. "Nosotros también estamos buscando a los tres chicos", dice otro vecino, de raíces marroquíes pero nacido en España.

El alcalde de Torre Pacheco, Pedro Ángel Roca (PP), ha reclamado que se detengan estos desplazamientos de ciudadanos de municipios cercanos. "Pido a la gente que se está alentando para venir a resolver el problema que no venga, que lo solucionaremos con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y que nos dejen tranquilos porque lo que queremos la gente del pueblo es no tener miedo e incertidumbre que llegará la noche y tendremos altercados", ha explicado Roca Màrius Lamor. En este sentido, a través de redes circula una convocatoria para los días 15, 16 y 17 de julio para "cazar al magrebí".

Este lunes, el PSOE de Murcia y Podemos han decidido presentar una denuncia para que la justicia actúe a raíz de los mensajes de José Ángel Antelo y de los ataques xenófobos de los últimos cuatro días. Además, el partido de Ione Belarra también ha anunciado que llevará a la Fiscalía al líder del partido de extrema derecha, Santiago Abascal, por incitación al odio contra los inmigrantes.

Trabajadores necesarios

En una de las plazas de San Antonio, un grupo de vecinas toma el fresco antes de cenar. "Cuando oscurezca tendremos que meternos bajo la cama", anuncia Manoli. Asegura que la convivencia con los vecinos del Magreb es muy buena, que le traen "melones y patatas" del campo, y que lo único que quieren es trabajar. "Tienen derecho a trabajar", apunta Juana, compañera de tertulia hasta que oscurezca. "Si no fuera por ellos, por los ciudadanos de Marruecos, no habría campo. Nosotros ya no queremos trabajar", añade Javi. Mientras hablan tranquilamente en la plaza, se detienen a conversar con ellos un par de trabajadores de origen marroquí.

Durante los últimos días, los controles policiales han servido para identificar unos ochenta personas, la mayoría gente que intentaba acudir al municipio murciano con bates de béisbol o armas blancas. También se han detenido a diez personas, de momento, entre ellas el presunto autor de la agresión del primer día, que fue arrestado en Errenteria (Guipúzcoa) cuando se disponía a tomar un tren a Irún con la intención de marcharse a Francia. Los dos jóvenes que iban con él cuando se produjo la agresión y nada hicieron también fueron detenidos. Ninguno era vecino del municipio. El resto de detenidos (seis españoles y un marroquí) fueron detenidos por alteración del orden público.