Salud

París: el reto de reducir dos decibelios la contaminación acústica con vistas a 2026

La capital francesa ha limitado la velocidad de circulación a 30 km por hora

ParísEl tráfico en París es infernal. El ruido, en buena parte de la ciudad, también. No hay un ranking oficial, pero un estudio británico de 2021 situaba la capital francesa como la ciudad europea con más contaminación acústica, por delante de Londres y Roma. “La Ciudad de la Luz es la peor por el número de personas expuestas al tráfico viario y al ruido ferroviario, y también por los niveles más altos de congestión”, afirma el estudio de Money.co.uk. París cuenta con poco más de dos millones de habitantes –una cifra que baja cada año–, pero, si se tiene en cuenta su periferia, el número se multiplica: la Isla de Francia –París, la periferia y las ciudades de la región– suman más de 12 millones de personas.

“El ruido pone enfermo. De media, el tráfico hace perder nueve meses de esperanza de vida a todos los parisienses”, admite el regidor de Transición Ecológica del Ayuntamiento de París, Dan Lert. El consistorio liderado por Anne Hidalgo ha puesto en marcha un plan para reducir la contaminación acústica con medidas dirigidas especialmente en el tráfico: en 2021 se redujo la velocidad máxima permitida en la ciudad a 30 km/hora –con algunas excepciones en los principales ejes– y a 70 km/hora en los cinturones periféricos. Según el Ayuntamiento, reducir 20 km/hora la velocidad en la ciudad permite recortar el ruido del tráfico a la mitad. 

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De hecho, el objetivo que se ha marcado el equipo de Hidalgo es el de rebajar dos decibelios la contaminación acústica en toda la ciudad con vistas a 2026, una meta considerada “ambiciosa” por el consistorio.

El plan ha puesto el foco en los vehículos de dos ruedas. A principios de este año se han puesto en marcha dos radares sonoros, que funcionan como los radares de velocidad, pero calculando el nivel acústico. Las motos que pasan por delante del radar y hacen más ruido de lo permitido son multadas. Los radares sonoros están en fase de prueba y está previsto que en 2023 se instalen más en otros puntos de la ciudad. “Una moto que atraviesa París a gran velocidad por la noche puede despertar hasta a 10.000 personas”, asegura el concejal. 

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Proliferación de terrazas 

El confinamiento durante la pandemia supuso un paréntesis para la contaminación acústica en París, pero, una vez recuperada la normalidad, el ruido también ha vuelto con fuerza. Asociaciones de vecinos denuncian que ahora es peor que antes de la pandemia porque el Ayuntamiento ha continuado autorizando este año, cuando ya no hay restricciones, las terrazas “efímeras” que permitió a bares y restaurantes cuando acabó el confinamiento. Lo que era una autorización provisional se ha convertido en permanente. 

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Y las terrazas, denuncian las asociaciones, no solo son una de las fuentes más importantes de ruido en la ciudad, sino que han invadido el espacio público sin que nadie las controle. “El problema es que se han multiplicado las autorizaciones sin tener los medios para controlar las molestias acústicas”, aseguran un grupo de asociaciones de vecinos muy activas en la lucha contra la contaminación acústica de la ciudad. La entidad Derecho a Dormir París Centro hace regularmente controles de las terrazas en zonas donde se concentran bares y restaurantes. Entre el 50% y el 90% de las terrazas no cumplen con el reglamento vigente, aseguran. 

La factura sanitaria

En Francia, el coste estimado del impacto sanitario vinculado al ruido supera los 127.000 millones de euros anuales, según un estudio de Bruitparif, el centro francés de evaluación técnica del ruido. Se calcula que más del 25% de los franceses se ven afectados por las consecuencias del ruido sobre la salud, un porcentaje que dispara el gasto sanitario vinculado a la medicación, las indemnizaciones por enfermedad y los accidentes laborales.