Corrupción

El policía narco de Llinars lideraba una red de franquicias de marihuana

El confidente al que mataron en 2019 también trabajaba para los Mossos y destapó una trama de siete años

BarcelonaCuando en diciembre del 2019 dispararon a un hombre mientras hablaba con un policía local de Llinars del Vallès se dijo que podía ser un confidente. Y efectivamente lo era, y también trabajaba para los Mossos d'Esquadra. “Facilitaba información”, dice el jefe de la división de investigación criminal de la policía catalana en la región metropolitana norte, el inspector Josep Antoni López Garzón. La investigación del tiroteo, en el que lo confidente murió, todavía no se ha resuelto y López Garzón no quiere dar más detalles, pero el crimen destapó una trama de narcotráfico de marihuana que lideraba el policía con quien hablaba el hombre: el cabo conocido en Llinars bajo el apodo de Titán, que quedó detenido hace tres semanas.

Después del homicidio, los Mossos empezaron a sospechar que algunos agentes de la policía local podían estar implicados con un grupo que cultivaba plantaciones de marihuana, pero no se esperaban que la organización la dirigiera el mismo cabo. Se dieron cuenta a medida que avanzaban con la investigación y vieron que los agentes no daban “seguridad” a las plantaciones sino que gestionaban unas franquicias de marihuana. Titán “manejaba” la trama y decidía quién trabajaba para ella. Según López Garzón, el cabo alquilaba las franquicias a los cultivadores con “más rendimiento” por una tarifa plana de entre 1.000 y 1.500 euros al mes por cada nave industrial o a cambio de un porcentaje de los beneficios.

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El inspector de los Mossos explica que en las plantaciones que “funcionaban muy bien” los agentes corruptos preferían llevarse el porcentaje de comisión y en el resto aplicaban la tarifa plana. Si dejaban de dar rendimiento, buscaban a otros franquiciados. Como contrapartida, los “jardineros” –el nombre que los Mossos ponen a los cultivadores– sabían que los policías implicados les aseguraban la vigilancia de las naves y la logística, como por ejemplo tener luz o incluso llevarles comida. La trama tenía 10 naves en Llinars, algunas conectadas por agujeros en las paredes, además de otra en Cerdanyola. Los agentes llevaban siete años dedicándose a este negocio según decían en las conversaciones que han escuchado Mossos.

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Titán y dos policías más de Llinars –uno de ellos hermano del cabo– son tres de los detenidos en la operación que están encarcelados: utilizaban los recursos que tenían como agentes para su organización criminal. Por ejemplo, hacían consultas sobre los vehículos de los franquiciados en las bases de datos o tenían disputas vestidos con el uniforme y con un coche patrulla, motivos por los cuales se les atribuyen los delitos de revelación de secretos y torturas. Los Mossos también detectaron un caso de detención ilegal en el que “no se garantizaron los derechos” de un arrestado. En cuanto al cuarto agente de Llinars que detuvieron, que ahora está en libertad, participó en un robo en una nave.

Los Mossos arrestaron a once personas más en la operación porque durante la investigación comprobaron que trabajaban como cultivadores de las franquicias de marihuana –no todos lo hacían ahora–. Son de nacionalidad española, dominicana y serbia.

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Entrar en las granjas de bitcoins

Se investiga si los agentes blanqueaban el dinero de la droga con algunas naves y establecimientos –un restaurante, un bar, una inmobiliaria y una peluquería canina– que habían adquirido. Según López Garzón, también “tanteaban” entrar en el mercado de las granjas de bitcoins. El inspector dice que no tienen indicios de que el Ayuntamiento o la policía de Llinars conocieran la trama, que demuestra la “corrupción” de la marihuana.

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