¿Qué hemos aprendido de la confesión de Rocío Carrasco sobre violencia machista?
El documental de Telecinco ha puesto en el centro del debate varios conceptos jurídicos y ha roto algunos tabúes sobre las agresiones
BarcelonaA lo largo de 13 episodios, el documental Rocío, contar la verdad para seguir viva, de Telecinco,ha servido no solo para que Rocío Carrasco desgranara sus propias vivencias sino para ofrecer en horario de máxima audiencia un retrato de la violencia machista, en una cadena de televisión que ha hecho caja gracias a explotar las miserias humanas. Han sido más de dos meses en los que los espectadores han puesto cara a un vocabulario jurídico excesivamente técnico pero que a través de la historia personal de la hija de Rocío Carrasco se han puesto en el centro del debate mediático.
La serie ha tenido tanto impacto que, en su primera semana de emisión, las consultas a los teléfonos de atención a las víctimas se multiplicaron con mujeres que mirando la televisión se sintieron reflejadas en las situaciones que explicaba Carrasco o tenían dudas sobre si ellas también sufrían agresiones sin saberlo. Los expertos no tienen ninguna duda en dar plena credibilidad a su relato y en valorar que su testimonio ha hecho más para dar a conocer los rostros de la violencia contra las mujeres que todas las campañas y discursos que se han hecho hasta ahora. Con datos que ha dado este jueves la ministra de Igualdad, Irene Montero, en una comparecencia en el Senado, desde el 1 de enero de 2023 han sido asesinadas 1.092 mujeres, 14 en estos meses de 2021, y 39 niños desde el 2013 (dos, este año).
Carrasco aprovechó el capítulo final para animar a todas las mujeres que están pasando por el mismo infierno que pasó ella hace dos décadas a no callar y denunciarlo. "Que no hagan lo mismo que yo, que levanten la voz, que lo digan desde el minuto cero. Ha sido un error estar callada 20 años".
Maltrato psicológico
La violencia contra las mujeres, la violencia machista, se muestra en diferentes formas: hay agresiones físicas, que son seguramente las más evidentes y fáciles de identificar, pero también el acoso psicológico, que normalmente es la antesala de golpes y palizas. Con la violencia psicológica, el agresor trata de atacar el amor propio de su víctima, hacerla pequeña, atemorizarla y anularla. Si solo dos de cada 10 mujeres acaban denunciando una agresión, en el caso del maltrato psicológico los expertos advierten de que es casi imposible probarlo ante un tribunal porque no deja rastro físico. Además, muchas de las mujeres que lo sufren no son conscientes de ello y atribuyen el comportamiento a una mala relación o, en el peor de los casos, a un error o carencia propios.
Violencia vicaria
Rocío Carrasco explicó con impotencia cómo su ex marido la ha atacado a través de sus hijos, hablándoles mal de ella y descalificándola. "Te los quitaré y haré que te odien", recordaba que le decía. El uso de los hijos para hacer daño a la madre es violencia vicaria, un término establecido por la psicóloga Sonia Vaccaro y que se ha incluido en el Pacto Estatal contra la Violencia de Género. Se da sobre todo a raíz de la desesperación del hombre porque no acepta que está perdiendo el control sobre la mujer y sabe que las madres vivirán como un fracaso personal que las separen de los niños. Los casos más graves son los secuestros o asesinatos de menores.
El inexistente síndrome de alienación parental (SAP)
Hay que insistir en que este síndrome, conocido por las siglas SAP, no existe científicamente ni judicialmente, pero, sin embargo, perdura en el imaginario colectivo y es una manera recurrente de culpabilizar a la mujer y señalarla como mala madre. Quien defiende este síndrome establece que uno de los cónyuges (normalmente la madre) manipula a los hijos para ponerlos en contra del otro y obtener un acuerdo de divorcio favorable o quedarse con la custodia de los niños. Incluso el Consejo General del Poder Judicial pide a los magistrados que no tomen en consideración las acusaciones de este tipo de comportamiento.
Luz de gas
Es un tipo de maltrato psicológico muy sutil que se puede resumir con la frase "Son imaginaciones tuyas". A Rocío Carrasco su marido siempre se lo decía, y también la tildó de "loca" cuando ella le dijo que lo había visto besándose con otra mujer estando ella embarazada de su segundo hijo. El agresor trata de anular a la víctima y hacerla dudar de evidencias. En un proceso de violencia y acoso, la luz de gas acaba haciendo mella en una mujer que ha perdido la autoestima y poco a poco ha quedado aislada.
Mala madre
A Rocío Carrasco se la ha señalado como mala madre porque sencillamente sonreía o se mostraba feliz en las fotografías de boda con su segundo marido a pesar de que no tenía relación con sus hijos. El mensaje que se desprende de esta creencia es tan directo como falso: si tienes una pena grande, como no ver a tus hijos, y pasas por una gran depresión, no tienes derecho a diversión.
La violencia de los hijos
Carrasco ha revelado que su hija mayor ha actuado de verdugo con ella pegándole una paliza y maltratándola psicológicamente con insultos y descalificaciones. Es un tipo de violencia, la de hijos a padres, que a menudo queda oculta e impune que los progenitores prefieren sufrir en silencio antes que denunciarla. De hecho, Carrasco no denunció los golpes que le dio su hija en una violenta discusión el año 2012, pero los expertos recomiendan ir a los juzgados para cortar el ciclo de violencia.