Catalán

Reaprender el catalán después de jubilarse: "Quiero hablarlo con mis nietos"

Así funciona el programa de la Coordinadora de Asociaciones por la Lengua Catalana para conversar en grupo en la calle

Una actividad del programa Charlamos en las plazas para fomentar el uso del catalán en la calle, en este caso en los jardines de Can Mantega de Barcelona
Abril Lozano
24/10/2025
3 min

BarcelonaA pocos minutos de las doce del mediodía, una veintena de personas se reúne en los jardines de Can Mantega, en el barrio de Sants. El grupo hace bromas (en catalán) para romper el hielo. El hecho de que un grupo tan numeroso utilice la lengua catalana en las calles de Barcelona se está convirtiendo, desgraciadamente, en una situación casi en peligro de extinción. Sin embargo, lo cierto es que hay gente con ganas de aprenderlo, de hablarlo o de perfeccionarlo, tal y como lo demuestran los grupos de conversación en catalán que organiza la Coordinadora de Asociaciones por la Lengua Catalana (CAL) desde hace años y en varios puntos del territorio.

"Yo soy vecina de toda la vida de Sants, pero en la escuela estaba prohibido el catalán. La escritura todavía me cuesta, por eso aprovecho para hablarlo", afirma Victoria. Carmen, que llegó a Catalunya en los años 60, dice que el catalán le permite "ganar vida social". Ambas superan los setenta años, ya están jubiladas, y son mayoritarias en el grupo. Pero existe un denominador común: admiten que lo hacen principalmente para comunicarse con familiares que utilizan el catalán como primera lengua. "Quiero hablarlo con mis nietos", afirma una de ellas. "Ellos nos ayudan mucho a aprender, pero debemos ponernos las pilas", admite otra.

El programa Xerrem concierta encuentros semanales y gratuitos con personas de diferentes edades, orígenes y objetivos. Desde personas nacidas en Cataluña que buscan ganar fluidez, a personas recién llegadas que no hablan la lengua, pero quieren hacerlo, y personas instaladas desde hace tiempo que quieren dar el paso de convertir el catalán en su principal idioma de socialización. Aunque normalmente se encuentran en el centro cívico, esta semana los aprendices del grupo de Sants han visitado los jardines del barrio para conocer más sobre la naturaleza que les rodea. Pero, en realidad, es una estrategia para potenciar que el interés por el catalán y su uso salgan de las aulas.

Participantes del programa Charlamos en las plazas para fomentar el uso del catalán en la calle, en este caso en los jardines de Can Mantega de Barcelona.

El guía de este jueves es un buen ejemplo de cómo debe funcionar el programa. Geroni, un biólogo mexicano que llegó a Cataluña hace dos años, participó en Xerrem hace un tiempo. "Que hoy me hayan ofrecido hacer de guía es mágico, porque he podido compartir mi conocimiento y por primera vez lo he hecho en catalán", dice.

El reto principal que afronta Xerrem es dar confianza a los aprendices para utilizar el catalán a diario, ya que muchos de ellos admiten sentir vergüenza al hablarlo. Geroni traga la timidez y asegura que intenta hablar catalán en todas partes. Sin embargo, a menudo el interlocutor cambia al castellano para seguir la conversación, lo que le supone un obstáculo. "Pediría a los catalanohablantes que fueran pacientes con los que estamos aprendiendo la lengua para poder mejorar", dice.

Objetivo: llegar a los 300 grupos

El director del proyecto, Saoka Kingolo, dice que el método del Xerrem es "estirar la lengua a las personas que tienen cosas que decir y quieren decirlas en catalán". Desde la CAL buscan fomentar la cohesión social y el aprecio hacia la cultura catalana a través de un diálogo intercultural. El propio Kingolo llegó a Catalunya hace 37 años y desde el inicio tuvo la voluntad de aprender catalán. "Lo convertí en una lucha personal: nadie me dejaría en los márgenes por no saber la lengua", explica.

Uno de cada tres catalanes muestra interés en aprender o perfeccionar la lengua. Con estos datos, hay 2,3 millones que quieren estudiar catalán, pero las plazas disponibles en las organizaciones privadas no son suficientes para cubrir la demanda. Cursos en abierto como el Xerrem ponen la lengua al alcance de todos, pero desde la organización lamentan no tener suficiente apoyo de las instituciones. "Nuestro objetivo es llegar a los 300 grupos, y lo lograremos", asegura Kingolo.

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