Roses acorrala el 'top manta' y requisa montañas de falsificaciones
La policía decomisa 2.500 artículos falsificados en un único operativo
RosasEn verano, cuando el grueso de visitantes se concentra en los municipios costeros, el fenómeno del top manta también se extiende fuera de los calles de Barcelona. En la Costa Brava, el principal foco de venta ambulante es Roses, en el Alt Empordà, donde, durante los meses de julio y agosto, sobre todo por la tarde, casi todos los días decenas de manteros hacen parada para vender artículos de imitación. La proximidad con la frontera francesa, por donde llega mucha mercancía falsificada, la gran afluencia de turistas durante las vacaciones y la extensa alargada del paseo junto a la playa, convierten al municipio rosinco en un lugar idóneo para el negocio. Sin embargo, el Ayuntamiento, gobernado por Junts y el PSC, está radicalmente en contra y se ha propuesto como eje central de su mandato acabar con esta práctica ilegal. Este verano el consistorio, de forma coordinada con los Mossos d'Esquadra, la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Policía Local, ha organizado varias operaciones extraordinarias para encapsular a los manteros y requisar los cargamentos a los manteros. En la última, hace 15 días, los cuerpos policiales decomisaron 2.500 artículos –la mayor cifra de la historia en el municipio–, valorados en 288.000 euros, y detuvieron a dos personas en situación irregular.
En Roses, los manteros no se emplazan en el concurrido paseo del puerto, junto al eje comercial, ya que pasa una carretera paralela por donde la policía tiene muy fácil patrullar, sino que se reparten más abajo, en dirección a Empuriabrava, frente a la playa de Santa Margarida. Allí, las características de la zona les facilitan actuar con mayor discreción y margen de maniobra: los edificios son hoteles y pisos residenciales, hay poco movimiento de tiendas o restaurantes junto al mar, y en el paseo sólo se puede llegar en coche por calles callejones sin salida cada 100 o 200 metros. Un viernes por la noche de finales de julio, una cincuentena de manteros, repartidos en grupos, extienden las telas y descargan los sacos con artículos falsificados de todo tipo, desde juguetes, zapatillas o bolsos de alta gama, hasta cinturones, polos o camisetas de fútbol. Entre los vendedores, muchos de procedencia africana, incluso corren algunos menores y todo son hombres, mientras que las mujeres, al lado, realizan paradas de trenzas, peinados o pulseras. La mayoría no son residentes del municipio, sino que, como si fueran temporeros de la campaña de la fruta, vienen de lejos expresamente los meses de verano para intentar ganarse un sueldo.
Los manteros, conscientes de que la policía les persigue, se intimidan por las preguntas indiscretas o las cámaras de fotos y solo hablan con los compradores interesados. "¿Cuánto cuesta la camiseta?", pregunta un turista francés, junto a su hijo, señalando los colores de la equipación del Barça del año pasado. El mantero responde primero "30 euros", pero, finalmente, terminan cerrando el trato con un billete de veinte euros y ambos salen satisfechos.
En los dos grandes golpes policiales contra el top manta de este verano, los cuerpos policiales, tras investigar los patrones de comportamiento de los vendedores, han interceptado de madrugada a los vehículos cargados de mercancía ilegal con un amplio dispositivo de un centenar de agentes para cortar todas las vías de escape a los manteros. Estas operaciones son fruto de los acuerdos de la Junta Local de Seguridad y la intención del Ayuntamiento es repartirlas de forma aleatoria durante todo el verano. "Estos dispositivos han dado muy buenos resultados, no sólo por el número de artículos decomisados, sino porque se han producido sin ningún tipo de incidencia o altercado que pudiera molestar a los vecinos o visitantes", defiende Olga Simarro, concejala de Seguridad. "Además, también tienen un componente disuasorio porque, durante los días siguientes, ningún vendedor ambulante se instaló en el paseo y todo el mundo pudo disfrutarlo sin interferencia alguna", concluye.
Más allá del gobierno municipal, la presencia de manteros en Roses también causa mucho malestar en los tenderos del municipio. "No tenemos nada en contra de estas personas, pero no es justo que vendan las cosas más baratas y sin pagar impuestos, nos hacen la competencia desleal", dice una dependienta del paseo de Santa Margarida. El enfado es compartido entre la mayoría de los comerciantes: "Se trata de una actividad ilegal que lleva años durando y que no sólo afecta negativamente a los comerciantes sino también a la imagen del municipio. Hay que actuar con firmeza", argumenta Miquel Gotanegra , presidente de la Asociación de Empresarios Roses - Cap de Creus, que representa a más de 200 afiliados del municipio. La asociación ya se ha reunido con el Ayuntamiento para expresar su preocupación y celebra que se tomen todas las vías legales para tratar "esta problemática de forma prioritaria".
El sindicato de manteros de Barcelona, crítico con las detenciones
En Roses, a diferencia de Barcelona, los manteros no tienen ningún sindicato para organizarse y defenderse de la persecución policial. Pero el colectivo Top Manta BCN, a pesar de la distancia geográfica, conoce de cerca la situación y denuncia un sesgo racista en las políticas del gobierno rosinco. "Al igual que en Barcelona, la única solución del Ayuntamiento de Roses es la represión policial; es ridículo, no hay ninguna propuesta social o de regularización para estas personas", defiende Lamine Sarr, miembro del colectivo mantero de la capital, que añade: "No se dedican a la venta ambulante por voluntad propia, lo hacen por obligación, porque no tienen papeles que trabajar o no están bien orientados". Y sobre las detenciones a dos personas en situación irregular de extranjería en el último macrooperativo de Roses, argumenta: "Es una contradicción; a estas personas se les ha dado la libertad de salir de los CIE, pero después la policía les detiene y los interna de nuevo para deportarlos, están jugando con nuestras vidas".