Diecisiete años con más de 900 barracones en las escuelas catalanas
En los últimos tres cursos se ha reducido un 7% el número de módulos prefabricados
BarcelonaHace dos décadas el entonces conseller de Educació, Josep Bargalló, aseguró que la escuela catalana sólo tenía que "tener los módulos prefabricados que fueran necesarios", pero también hizo una advertencia muy clara: "Nunca dejaremos de tener aulas prefabricadas". En ese momento la cifra de barracones en escuelas e institutos de Catalunya era de 643. Desde entonces, los nuevos consejeros que han liderado la consejería, de tres colores políticos diferentes, han ido repitiendo este mismo mensaje al principio de cada curso con pequeñas variaciones.
También ha habido reproches y advertencias, como cuando en el 2011 la consellera Irene Rigau reconoció que a la Generalitat le harían falta ocho años para sacar los 1.057 módulos que había en la escuela catalana en ese momento y acusó al anterior gobierno de falta de inversión; y también pequeñas medallas, como cuando en el año 2022 el consejero Josep González Cambray celebró que "por primera vez en 15 años" el sistema educativo catalán había bajado de los mil barracones –en ese momento había 975.
Sea como sea, y aunque en los últimos tres años hay catalanas llevan diecisiete años con más de 900 barracones.
Este curso hay casi 400 centros públicos con módulos, lo que supone un total de 937 barracones en todo el sistema educativo, tal y como detalla una respuesta del Gobierno al Boletín Oficial del Parlament que recogió el ACN.En la misma interpelación, también se explica que este curso se han instalado 18 barracones nuevos con una inversión de 4,3 millones de euros y que se pretende retirar 43, una operación que costará casi 638.000 euros.
Entre estos cientos de escuelas e institutos con barracones hay desde centros que tienen alguno porque están haciendo una reforma hasta institutos que nunca han tenido un edificio propio y que, por tanto, han vivido toda su historia entre módulos prefabricados.
Fuentes de Educación insisten en que los módulos son "soluciones temporales" y que cuentan con los "requisitos de calidad equiparables a una solución constructiva definitiva". De hecho, también lo asegura la AFFAC, que agrupa a la mayoría de asociaciones de familias de centros públicos: "Se garantiza igualmente el derecho a la educación, pero debemos avanzar, y esta situación de provisionalidad debe revertirse porque nos está costando más dinero mantener los barracones que la construcción de una escuela", defiende la presidenta de la AFFAC, Lidón Gasull.
Este sobrecoste también es el que denuncian desde el Instituto de Cervelló, que lleva 18 cursos totalmente en barracones esperando a que se consiga un terreno para construir el centro público. Con nueve barracones y 300 alumnos es uno de los centros de Cataluña que más módulos prefabricados tiene. "Es un gasto económico bestial. Cuando hace frío se enfrían muy rápido y cuesta mucho calentarlos y en verano podemos llegar a 38-40 grados; por tanto, siempre se necesita calefacción y aire acondicionado", describe el director del centro, Fran Rodríguez. Explica que algunos de sus módulos son los mismos de cuando abrieron el instituto. "Aunque los mantenemos en buenas condiciones, cada vez hay más deterioros que van disparando los gastos", avisa.
Aunque no es el caso del instituto de Cervelló, porque es el único centro de secundaria de este municipio del Baix Llobregat, Gasull explica que, a veces, el hecho de que un centro tenga barracones puede generar "un cierto estigma" que genere dudas a las familias a la hora de elegir centro durante la preinscripción escolar. "Insisto en que la educación es igual, pero es verdad que, sobre todo para las familias que deben acceder por primera vez al sistema educativo, los barracones pueden ser un motivo que los frene para escoger escuela pública", lamenta la presidenta de la AFFAC. Gasull insiste en que deben ser Educació y los ayuntamientos quienes velen por "transmitir seguridad a las familias y cumplir el compromiso de construir estas escuelas en un emplazamiento definitivo".
Nacer para quedarse en barracones
Desde Educación explican que el departamento utiliza los barracones por "necesidades puntuales de escolarización, por crecimiento repentino o movimientos de población que deben poder atenderse con un recurso flexible" y también como "soluciones temporales mientras no se construye un centro nuevo o se hace una gran ampliación".
También reconocen que "una vez satisfecha la necesidad por la que se instalaron los módulos, hay centros que piden poderlos conservar". Aquí todavía hay una casuística más: los centros que nacieron sabiendo que siempre estarían en barracones. Es el caso de la Escuela 9 Escalones de Barcelona, que nació en 2016 íntegramente con una construcción modular que se ha ido ampliando a medida que se han ido añadiendo cursos.
En este caso, desde la AFA del centro explican que el hecho de tener una escuela modular no es un problema. "Ya lo sabíamos desde un principio", asegura Naiara Gálvez, una de las miembros de la AFA que también explica cómo este modelo tiene ciertas ventajas como la climatización de los espacios o la posibilidad de conectar aulas de distintos cursos.
Sin embargo, critican que en los últimos años han sufrido una "falta de planificación y de mantenimiento y ejecución" que les ha generado problemas como la falta de espacio para tener biblioteca, las inundaciones constantes del patio o el hecho de que inicialmente el centro no tuviera cocina y fuera la AFA quien tuviera que financiarla. "Para nosotros la apuesta por una escuela modular es buena, pero solo puede ser positiva si se cumplen los plazos planificados y se realiza un buen mantenimiento de las instalaciones", critica Gálvez.