Encuentran una treintena de agentes infecciosos en la zona cero de la DANA que podrían provocar epidemias
La bacteria más abundante es la E. coli', que puede provocar diarrea y vómitos y ya se ha localizado en otras inundaciones
BarcelonaUn estudio de la Universidad de Valencia ha detectado una treintena de agentes infecciosos en la zona cero de la DANA que en octubre provocó graves inundaciones en la Comunidad Valenciana. Todos son patógenos, pueden provocar enfermedades a los humanos y se han detectado en muestras ambientales de agua, barro y suelo que se tomaron durante las tres primeras semanas después de los aguaceros. Algunos pueden llegar a ser mortales, advierten los investigadores, y otros no provocan más que una diarrea. Los investigadores continuarán analizando muestras de la zona durante dos o tres años más, ya que existen riesgos potenciales de infecciones individuales o epidemias a largo plazo, con el objetivo de facilitar los diagnósticos hospitalarios y contribuir a la mejora de los protocolos de prevención en catástrofes similares.
Los análisis recogidos en el estudio que los investigadores han presentado este miércoles y que publica la revista One Health han detectado diferentes agentes infecciosos como virus, bacterias, protozoos parásitos y amebas oportunistas. En las muestras también se han encontrado grupos de vectores transmisores como mosquitos, flebotominos y moluscos. Escherichia coli (E. coli), que puede provocar diarrea y vómitos y se ha localizado en otras inundaciones en otros lugares. También se ha localizado Vibrio cholerae, el causante del cólera, si bien los investigadores han matizado que esta bacteria tiene distintas formas y que las que se han encontrado son las silvestres, "poco patógenas para humanos". Lo más problemático sería si llega a combinarse y llega a dar mayor patogenicidad.
Los microorganismos que se han detectado son de diferentes tipos de transmisión, desde directa hasta zoonótica (de animales a humanos), y las vías de infección son desde oral hasta transcutánea a través de heridas. También se han constatado altas tasas de contaminación fecal, tanto humana como animal, con reservorios potenciales como ovejas, cabras, équidos, perros y gatos.
Lo que más ha sorprendido a los investigadores ha sido "la riqueza cualitativa de agentes infecciosos", ha dicho durante la presentación del estudio la catedrática del área de Parasitología María Dolores Barques. "No nos imaginábamos encontrar a tantos", admitió. En las muestras tomadas en las tres primeras semanas después de las inundaciones se capturaron más de 3.500 mosquitos en cuatro trampas colocadas en diferentes áreas, una cantidad muy superior a la habitual entre los meses de octubre y noviembre debido a la alta humedad que existía en la zona. Con todo, Barques avanzó que prevén que en las muestras que se tomen más adelante "puede haber muchos más" patógenos.
Efectos sobre los vecinos
La investigación de la Universidad de Valencia también incluye un estudio experimental para analizar cómo los agentes infecciosos que se han detectado pueden llegar a afectar a los vecinos de la zona, teniendo en cuenta que muchos vivían en plantas bajas, las más perjudicadas por el agua. De hecho, durante la rueda de prensa, dos vecinas de la zona explicaron que desde la riada se han dado casos de vómitos, diarrea e infecciones vaginales.
El catedrático de Parasitología y experto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Santiago Mas-Coma ha explicado que la intención de los responsables del estudio es continuar analizando muestras tomadas en el área durante los próximos dos o tres años, y ha valorado que los resultados servirán para facilitar los diagnósticos en los hospitales, así como para ayudar a ésta. En cuanto a equipamientos, los investigadores destacan la relevancia de la red de alcantarillado en la zona. Por ejemplo, los hongos "pueden desaparecer si existe una red que funcione", ha dicho Mas-Coma. En este sentido, apremia a las autoridades a renovarla.
En este estudio liderado por la Unidad de Parasitología Sanitaria de la Universidad de Valencia también han colaborado el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, la Universidad de La Laguna y el grupo MiniAging del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva. La investigación contó con financiación de la Universidad de Valencia, de la red CIBER de Enfermedades Infecciosas del Ministerio de Sanidad, del Proyecto Prometeo de la Generalitat valenciana, del programa de Acciones Marie Curie de la Comisión Europea y del Cabildo insular de Tenerife.