Día Internacional para la Prevención del Suicidio

Luchar contra el suicidio: "Verbalizando el sufrimiento ya le estás dando un espacio para liberarlo"

Una activista contra el estigma de la salud mental explica cómo la liberó dejar de esconderse y avergonzarse

BarcelonaBuena deportista, estudiante de 10, querida en la familia, con amigas. Aparentemente, no había nada en la vida de Sandy Martos que pudiera hacerla sentir mal, pero desde pequeña sentía un gusanillo que le inquietaba. A los 8 años recuerda haber tenido el primero de los muchos pensamientos suicidas que le han perseguido a lo largo de los 25 años, aunque hoy, en el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, quiere ser la voz de la esperanza. "Yo era la típica niña que sacaba un 8 de nota y hacía un drama, porque mi mínimo era el 10", explica, ahora convertida en una activista contra el estigma a través delentidad Obertament.

Esta excelencia y ser una niña y adolescente funcional le jugaron en contra, porque al final siempre chocaba con un "la gente mataría por tus notas", las alabanzas de la familia por un expediente académico brillante, uno "no hay para tanto" cuando se quejaba. "No entiendo cómo nadie se dio cuenta de cómo hacía frente al perfeccionismo", dice, y subraya que ahora sabe, por experiencia propia y ajena, que "no hacen falta grandes males para estar mal".

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La entrada en la facultad fue uno de los puntos de inflexión que la marcaron. Matriculada en matemáticas, Martos vio que por primera vez no sabía cómo hacer frente a la necesidad de estudiar. Ella que había repasado para el examen o hecho los deberes en el metro yendo hacia la escuela, ahora se veía ante asignaturas exigentes. Y llegó el bache: "Dejé de ser la lista, y mi identidad de toda la vida desapareció", explica. A partir de ahí, comenzó una serie de ingresos en unidades psiquiátricas que, en un principio, intentó "esconder". Le fue fácil, porque podía disimular sus ausencias en clase durante unos días o incluso algunas semanas.

El clic del ingreso

Dice que ha tenido muchos "clics" que le han hecho levantar. Uno de ellos fue el ingreso durante dos meses en un centro de subagudos, "fuera de la faz de la Tierra", que le obligó a dar explicaciones fuera de su núcleo más cercano. Y ya nunca ha callado. Juega a rugby y asegura que en el vestuario se ha convertido en la persona de referencia a la que muchas del equipo se dirigen cuando tienen un problema o sienten que no están del todo bien. ¿Cómo actuar ante alguien que expresa un sufrimiento emocional? "Evita dar consejos, seguramente nadie te los ha pedido, pero sí que tienes que escuchar cuando alguien te cuenta un dolor emocional", responde desde la experiencia de haber tenido que aguantar lecciones o tirones de orejas con un "si tú eres demasiado joven para querer morirte cuando le contó le le respondió una compañera.

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Trabaja en un centro de atención primaria y está a punto de empezar un grado de análisis de datos que lo tiene muy animado. Se encuentra, dice, en un buen momento vital. En parte, porque el activismo le ha ayudado a "dar sentido a la vida", concienciando de tabúes, mentiras y estigmas que rodean el sufrimiento mental y al mismo tiempo ofreciendo herramientas emocionales, por ejemplo, haciendo talleres de escritura para jóvenes como ella. Sin embargo, admite que las ideaciones suicidas no desaparecen y sabe que tendrá que convivir toda la vida.

¿Y entonces? "La diferencia es el tiempo que me ocupan y la energía que dedico a uno pensamiento de «me quiero morir»", porque ahora, cuando llegan, les deja pasar, dice Martos, partidaria de hablar sobre el sufrimiento del suicidio como una manera de prevenirlo, después de tantos años en los que la palabra era casi una palabra prohibida en la esfera pública. "A mí ahora ya no me da vergüenza, y cuando hablas te das cuenta de que no estás cono y que mucho estás cono y que estás sola y que mucho estás cono y que estás sola y que mucho hablas".

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Por eso el diálogo, el hecho de hablar de ello, es vital.amenazaba con atarla a la cama si no se calmaba hasta trabajadores que alargaban su horario laboral para poder estar con ella y tranquilizarla. Son muestras del problema estructural que existe en las unidades y las urgencias especializadas, en el que depende del profesional que esté trabajando en ese momento se vivirá un trato u otro. "No podemos depender de la voluntad de los trabajadores", dice, como tampoco puede estar a merced de las largas listas de espera de la sanidad pública, que, lamenta, le han hecho acabar pasando a la privada.

Teléfonos 24 horas de atención a la conducta suicida
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