Salud

Sin psicólogos ni psiquiatras en las zonas rurales: "A mi hijo le visitan por videollamada desde Andalucía"

El Alt Pirineu y Aran es la región más castigada y usuarios y entidades piden más recursos y manos

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Un psicólogo atendiendo a una paciente, en su consulta, en una imagen de archivo

BarcelonaCataluña vive una de las peores crisis de salud mental de la historia. Casi una de cada cuatro personas mayores de 15 años tiene malestar emocional y un 11% tiene depresión moderada o grave. También se han incrementado los suicidios y nunca se habían visto unos datos tan elevados de catalanes que han tenido conductas suicidas no letales, es decir, de ideación o intentos de suicidio. Y a ese contexto se le suma la falta de especialistas como psicólogos y psiquiatras, que es aún más grave en las zonas rurales. La situación es especialmente grave en el Alt Pirineu y Aran, donde en el 2022 sólo había tres profesionales a jornada completa para atender a los menores en centros de salud mental infantil juvenil (CSMIJ) –que en el 2023 pasaban de los 600– y ocho para los centros de adultos (CSMA), con refuerzos puntuales. Ahora parte de la atención a los más pequeños ha pasado a ser telemática por la falta de especialistas. "Hace cinco meses que a mi hijo le visita por videollamada un psiquiatra de Andalucía. Es una situación bastante surrealista", explica Flors, que lleva a su hijo al CSMIJ de Tremp.

El pequeño tiene el catalán como lengua materna y le cuesta hablar de sentimientos y emociones con el psiquiatra. Además de las barreras idiomáticas, es necesario sumar las dificultades tecnológicas, ya que a veces la conexión no es buena y es más difícil contactar con el profesional para resolver dudas sobre la medicación. "Se están vulnerando los derechos de los niños y los adolescentes del territorio. Todos pagamos los mismos impuestos en Catalunya para acceder a recursos sanitarios, y hay mucha desigualdad", lamenta Flors. La conselleria de Salud asegura que este problema es "puntual" y recuerda que a partir de octubre pondrá en marcha el Hospital de Día Infantil y Juvenil de Salud Mental de Tremp, que dará servicio a la población de hasta 17 años del Pallars Jussà, Pallars Sobirà y Alta Ribagorça.

El contacto con el psiquiatra es importante para la revisión y las dudas referentes a la medicación. El hijo de Flors, por ejemplo, tiene trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y explica que a veces han tardado hasta cuatro días para localizar al profesional que lo lleva. "Si está más disperso no ocurre nada, pero imagina con medicamentos más delicados como los que se receta para tratar una depresión", añade. Salut asegura que trabaja para incorporar a profesionales y volver a dar el servicio con presencialidad, pero remarca que mantendrá una parte de la telemedicina para "mejorar la accesibilidad, reduciendo las barreras geográficas y mejorando la utilización de los recursos disponibles". En 2023 se registraron hasta 4.975 primeras visitas telemáticas, un 5% del total de primeras visitas.

Dificultades para realizar seguimiento

Los menores catalanes esperan, en promedio, más de dos meses para una visita ordinaria a un CSMIJ, y más de veinte días para una visita preferente. En el caso de adultos, el tiempo de espera medio no alcanza los dos meses para una visita ordinaria y para una visita preferente es superior al mes. Según el departamento, la accesibilidad a los centros del Alt Pirineu y Aran se encuentra dentro de la media de Cataluña. Ahora bien, las características de la zona, con poblaciones más aisladas unas de otras, conllevan otras dificultades en el acceso, como la necesidad de realizar largos trayectos para recibir atención. Además, cuando deben ser los profesionales quienes se desplazan no lo hace siempre lo mismo, y los pacientes reciben atención de distintas personas cada mes.

"En salud mental es muy importante que el paciente tenga un seguimiento del propio profesional. Los cambios constantes de psiquiatra no ayudan a la vinculación", explica Jordi Blanch, de la junta de la Sociedad Catalana de Psiquiatría, que forma parte de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña. Con todo, el facultativo reconoce que es difícil encontrar especialistas que quieran trabajar en esta región, sobre todo en zonas tan aisladas como Vall d'Aran, donde cada semana sube un profesional para atender la salud mental tanto de adultos como de niños. Ha habido épocas en las que no ha habido ningún referente en psiquiatría, remarca Teresa Lorente, presidenta de la asociación Amentaran. Esta entidad nació en 2023 impulsada por familiares y personas con problemas de salud mental a raíz de una "falta de recursos públicos" en el Vall d'Aran y de la necesidad de estas personas de recibir información, orientación y apoyo.

En el CSMA de Sort la psiquiatra es la misma siempre, pero sólo trabaja en Cataluña la mitad del mes, y el resto del mes está en Irlanda. Los usuarios reconocen que es muy buena profesional y están satisfechos con la atención que reciben, pero explican que nadie sabe qué horarios hace ni las semanas que trabaja en el centro. "Es un descontrol", critican fuentes consultadas por el ARA.

Marchar para recibir mejor atención

La falta de recursos empuja algunas familias a marchar del territorio para recibir atención. Lorente vive separada de su hijo, que ha tenido un problema de adicciones. Inició la desintoxicación en Lleida, pero la "falta de seguimiento y atención terapéutica" para él y para el resto de la familia le ha llevado hasta una clínica privada de Tarragona, donde ahora sigue su recuperación. Según entidades del territorio, esta interrupción del proceso hace que muchas personas recaigan, por lo que reclaman una mayor continuidad en los tratamientos. Lorente remarca el impacto de tener que separarse de su hijo en un momento así. "La decisión de enviar a mi hijo a Tarragona es traumática desde el punto de vista emocional, familiar y económico. Pero tengo que salvarlo", afirma.

Mireia lleva ocho meses viviendo en Mataró. Se marcharon del Pallars Sobirà cuando su hija hizo la segunda tentativa de suicidio, cansados ​​de la "falta de ayuda". Denuncia que el acompañamiento que recibió en el territorio fue muy malo y que en caso de haberse quedado en el Alt Pirineu y Aran, su hija no habría salido adelante. "Si hubiera recibido otro tipo de atención no habría pasado todo esto. Nunca tuvo un psicólogo de referencia, nos lo cambiaban constantemente. Nadie nos contaba nada", lamenta. Ahora su hija vuelve a ir a la escuela y está mucho mejor. La familia lo celebra, pero pide más recursos para que ningún niño deba mudarse para recibir una buena atención, como han tenido que hacer ellos.

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