Salud

Un estudio constata por primera vez el aumento de ideaciones y tentativas de suicidio en Cataluña a raíz de la covid

Investigadores catalanes demuestran que las conductas suicidas subieron un 50% después del confinamiento, un dato sin precedentes

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Imagen de archivo de una persona ido al psicólogo

BarcelonaLa cóvid-19 sacudió el mundo a todos los niveles hace cuatro años y desde un primer momento los expertos advirtieron de las consecuencias en la salud mental que se derivarían de los meses de confinamiento y restricciones. Ahora, investigadores del Instituto de Investigación San Pablo (IR Sant Pau) han constatado y cuantificado por primera vez el importante aumento de las conductas suicidas no letales, es decir, de ideación o intentos de suicidio, a raíz de la crisis sanitaria. En concreto, subieron un 50,77% tras el confinamiento. Los resultados de esta investigación, que ha analizado los datos de pacientes de todos los hospitales de Cataluña, se han publicado en la revista The Lancet Psychiatry.

Las cifras del IR Sant Pau son inéditas. Por un lado, porque es el primer estudio que cuantifica ese grave problema de salud pública que hace tiempo que los profesionales clínicos explicaban por lo que vivían en las consultas; por otro, porque en Catalunya nunca se habían visto unos datos tan elevados desde que se tienen registros. Según el primer autor del estudio e investigador del Grupo de Investigación en Salud Mental del centro, Víctor Serrano-Gimeno, la dinámica sigue siendo ascendente y los recursos que se destinan para atender y anticipar estas situaciones son insuficientes. “Hay que invertir más en mejorar la salud mental de la población o seguirán subiendo las conductas suicidas. No podemos esperar a la siguiente pandemia”, explica en el ARA. De hecho, el análisis demuestra que las cifras de conductas suicidas no letales crecieron también en 2023 y la tendencia se mantiene.

Serrano-Gimeno sostiene que con las medidas actuales no cree que esta impactante tendencia se revierta, pero sí cree que se puede mejorar la situación si se da una respuesta preventiva y asistencial adecuada. En este sentido, los autores consideran que deberían impulsarse estrategias de prevención dirigidas a estos colectivos, aunque remarcan que la problemática afecta al conjunto de la ciudadanía, y subrayan la importancia de considerar la salud mental como una parte esencial de la salud pública.

La información que sustenta el estudio proviene del Código Riesgo Suicidio y corresponde a tres períodos diferenciados: el de preconfinamiento, del 1 de enero de 2018 al 14 de marzo de 2020; el de confinamiento, hasta el 21 de junio de 2020; y el postconfinamiento, hasta el 31 de diciembre de 2022. Los resultados revelan una tendencia de aumento leve en los comportamientos suicidas no mortales en el período analizado como preconfinamiento. Durante el confinamiento, estas conductas se redujeron y, después de las medidas más estrictas, las conductas incrementaron de forma significativa.

Los datos son especialmente preocupantes en mujeres, sobre todo entre el grupo de entre 18 y 30 años, y en los catalanes menores de edad. "El estudio cuantifica lo que ya sospechábamos sobre la salud mental durante la pandemia [...] y pone de manifiesto las consecuencias a mucho más a largo plazo de las decisiones que se tomaron", explica la jefa del Grupo de Investigación en Salud Mental en el IR Sant Pau, Maria Portella.

Más años de vida perdidos

Restricciones como el confinamiento iban dirigidas a reducir las interacciones sociales para minimizar las posibilidades de contagio. Los expertos consideran que priorizarla por delante de la salud mental ha tenido un impacto muy importante que por ahora todavía lleva cola. De hecho, según Serrano-Gimeno, el número de años de vida que se perdieron en Catalunya en el 2020 fue más elevado por los suicidios que por la propia cóvid-19. "Es un problema gigante que no se está abordando con toda la fuerza que podría abordarse", lamenta el investigador. De hecho, Serrano-Gimeno sostiene que la salud mental es "el área de la medicina más infrafinanciada".

Según los autores, el riesgo de depresión y trastorno de ansiedad ha estado muy marcado en todos los países, independientemente del grado de las restricciones que impulsaron. Parece que aquellos estados que desplegaron medidas más laxas para controlar la pandemia presentan unos niveles de afectación a la salud mental de su población similar a aquellos países que fueron más estrictos. Sin embargo, piden que en futuras ocasiones se planteen medidas mucho más globales y pensando en la salud mental como una parte esencial de la salud. "Como los efectos no son tan inmediatos quizás pensamos que son como de un segundo nivel, como si no fuera tan importante", lamentan.

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