Cáncer infantil

Los médicos prevén extirparle el tumor a Oliver a finales de la semana que viene

El niño, que está muy frágil, se someterá mañana a una primera operación en Sant Joan de Déu

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Alejandro Romero, padre de Oliver, a las puertas del Hospital San Juan de Dios

BarcelonaLa operación para salvarle la vida a Oliver Romero, el niño que llegó a Barcelona desde México para ser operado de un tumor cerebral muy agresivo, se hará previsiblemente a finales de la semana que viene. Según ha informado el Hospital Sant Joan de Déu, que se ofreció a tratar al pequeño, que está ingresado desde el miércoles, el niño se someterá a una primera cirugía este viernes que lo tiene que preparar para la extirpación del tejido canceroso. En concreto, se le implantará un dispositivo que drena la acumulación de líquido en el cerebro –una válvula de derivación ventricular peritoneal– para controlar la hipertensión intracraneal que sufre y que le impide comer, hablar y andar. Si evoluciona favorablemente, los neurocirujanos lo operarán para extirparle el tumor, localizado en el tronco cerebral. El centro hospitalario anticipa que la intervención no se realizará previsiblemente hasta finales de la semana que viene.

El niño, de dos años y medio, de origen malagueño, llegó a Barcelona en un estado de salud de extrema fragilidad y ha necesitado rehidratación y nutrición. También está recibiendo un tratamiento con corticoides. "Los médicos esperarán todo el fin de semana y un poco más para rehidratarlo y que llegue con todas las fuerzas a la cirugía", ha explicado el padre del niño, Alejandro Romero. En un comunicado, el hospital ha apuntado que todavía no está claro si podrán extraer el tumor de forma total o parcial. Después de la cirugía, sin embargo, se hará una biopsia del tejido tumoral para diseñarle el tratamiento oncológico más adecuado. "Nosotros estamos optimistas y lo estaremos por él", ha afirmado el padre en una atención a los medios.

Una imagen de Oliver en el hospital de Cancún donde estaba ingresado, compartida en la cuenta de su padre.

El pequeño y su familia pudieron llegar desde Cancún gracias a un empresario español, la identidad del cual se desconoce, que pagó de su bolsillo el viaje en un avión medicalizado. El traslado ha tenido un coste de 200.000 euros. Los padres del niño, que residen en el país latinoamericano, lo llevaron a un hospital mexicano el 13 de octubre pasado porque le costaba andar, estaba apático y débil y había perdido el hambre. Por las pruebas le diagnosticaron un tumor cerebral en la parte posterior y también hidrocefalia, es decir, acumulación de una cantidad excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro. En cuestión de días su estado empeoró notablemente, hasta el punto de que Oliver dejó de comer, hablar y andar. Sin embargo, los profesionales mexicanos no osaron extirparle el tumor y le dieron "entre quince días y un mes de esperanza de vida".

Una vez decidieron que querían tener una oportunidad en el centro barcelonés, la familia se encontró con otro problema: la negativa de las compañías aéreas comerciales a aceptar al pequeño como viajero por los riesgos que podía correr su salud. La familia intentó volar sin éxito a España en un avión comercial, en el cual no les dejaron embarcar por el estado de salud del menor y porque no disponían de un documento médico que autorizara el vuelo. Finalmente, sin embargo, el empresario anónimo pagó un avión medicalizado y Oliver aterrizó en Barcelona el miércoles pasadas las 11 de la mañana. El niño fue trasladado directamente al Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat, que se ofreció a tratarlo cuando se enteró de la negativa del centro mexicano por las redes sociales.

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