Salud

Primer tratamiento genético "a medida" para la enfermedad rara de un bebé

Los investigadores demuestran el potencial de la técnica CRISPR para salvar a un paciente hasta ahora huérfano de tratamiento

BarcelonaEl pequeño KJ nació hace menos de un año con una enfermedad rara que afecta al metabolismo de la urea, un compuesto químico que normalmente se expulsa por la orina. Los niños con esta enfermedad, que tiene el nombre de déficit grave de carbamoil fosfato sintetasa 1 (CPS1), necesitan un trasplante de hígado, pero deben estar estables y tener edad suficiente para someterse a una operación tan compleja. Como el KJ no cumplía estos requisitos, pasó sus primeros meses de vida en el Hospital Infantil de Filadelfia con una dieta muy restrictiva. Durante este tiempo de espera, la acumulación de amoníaco puede provocar daños neurológicos permanentes, e incluso la muerte, por lo que los médicos probaron un nuevo abordaje, inédito hasta ahora en todo el mundo. Cuando tenía 6 meses, le administraron la primera dosis de una terapia de edición genética llamada CRISPR, que puede corregir con precisión alteraciones del genoma humano, lo que le ha convertido en el primer paciente del mundo tratado con una terapia personalizada de estas características.

"Aunque KJ sólo es un paciente, esperamos que sea el primero de muchos que se beneficien de una técnica que se puede adaptar a las necesidades de cada enfermo", celebra Rebecca Ahrens-Nicklas, directora del Programa Pionero de Terapia Génica para Trastornos Metabólicos Hereditarios del hospital estado. Los profesionales del centro han publicado este jueves un estudio en la revista The New England Journal of Medicine para constatar el éxito de la intervención. El tratamiento que han utilizado es de gran complejidad y hasta ahora se utilizaba para enfermedades más comunes que afectan a decenas o cientos de miles de pacientes, pero los pacientes con trastornos genéticos raros quedaban excluidos de estos avances. Es decir, nunca se había hecho un enfoque "a medida" para un solo enfermo, como en el caso del KJ.

Cargando
No hay anuncios

El bebé recibió la primera dosis en febrero pasado y le han administrado dosis de seguimiento en marzo y abril. Por el momento, tiene una buena evolución, aunque deberá ser monitoreado de por vida. Aún así, los autores consideran que este objetivo puede abrir el camino para que la tecnología de edición genética se pueda adaptar para tratar a personas con enfermedades raras para las que ahora mismo no hay tratamientos disponibles. "La promesa de la terapia génica que hace décadas que sentimos finalmente se hace realidad, transformando completamente el enfoque de la medicina", asegura Kiran Musunuru, profesor de la Facultad de Medicina Perelman de Penn y coautor el artículo.

También para otras enfermedades

Hace dos años Ahrens-Nicklas y Musunuru empezaron a trabajar juntos con el objetivo de crear terapias de edición genética personalizadas para un solo paciente. Aprovecharon toda la evidencia científica disponible sobre trastornos metabólicos raros y la aplicación de la edición genética y decidieron centrarse en los trastornos del ciclo de la urea como el que tenía el KJ. Cuando descomponemos proteínas producimos amoníaco, que después nuestro cuerpo convierte en urea, pero los niños con esta enfermedad no pueden hacer la conversión, lo que hace que el amoníaco se acumule hasta niveles tóxicos y provoque daños, especialmente en el cerebro y el hígado.

Cargando
No hay anuncios

El equipo médico identificó la variante genética específica de la enfermedad de KJ poco después de su nacimiento y, en sólo medio año, diseñó y fabricó una terapia de edición genética para corregir específicamente su alteración. Ahora los autores del estudio esperan replicar el resultado en otras enfermedades minoritarias: "Queremos que cada paciente tenga la oportunidad de vivir una experiencia como la de KJ, y esperamos que otros investigadores académicos repliquen este método para muchas enfermedades raras y ofrezcan una oportunidad justa de vida saludable a más pacientes", concluye Musunuru.