Un cadáver escondido en el bosque y una pelea en un piso ocupado: resuelto el crimen de Callús
Los Mossos detienen a tres personas por la presunta relación con la muerte violenta de un chico de 28 años en febrero
BarcelonaEn medio de vegetación espesa y junto al cauce del río Cardener, el 14 de febrero los Mossos d'Esquadra hallaron el cadáver de un chico de 28 años. Tenía golpes por todo el cuerpo: era un crimen. Lo localizaron en el término municipal de Callús, en el Bages, y una pregunta se esparció rápidamente entre los habitantes de esta pequeña población de 2.000 habitantes a 10 kilómetros de Manresa: ¿quién era ese chico? La primera respuesta fue que, fuese quien fuera, no era de Callús. Nadie le conocía. Y tenían razón, porque era del Camp de Tarragona. Pero era una verdad a medias, porque sí vivía en Callús y el piso en el que residía fue la semilla de todos los males.
El martes (aunque se ha hecho público el viernes) los Mossos d'Esquadra detuvieron a tres personas por la presunta relación con el crimen. Según fuentes consultadas por el ARA, son dos hombres de 26 y 20 años y una mujer de 53 que frecuentaban el mismo piso en el que vivía la víctima. De hecho, era un piso ocupado que había generado ya problemas de convivencia. Ésta ya fue la primera hipótesis policial y con las semanas ha ido cogiendo fuerza: una pelea en este piso ocupado acabó con uno de los ocupantes fallecidos. Después, el agresor (o agresores) habrían dejado el cadáver en el bosque. Aunque todavía no está del todo claro el detonante, fuentes cercanas a la investigación apuntan a un conflicto vinculado con la droga, porque los ocupantes y las personas que pasaban solían consumir.
De los tres detenidos, finalmente sólo uno ha entrado en prisión provisional. Los otros dos quedaron en libertad con cargos por la presunta relación con un crimen que empezó como desaparición. Los padres de la víctima, que residen en el Camp de Tarragona, llevaban días sin contactar con ellos y finalmente denunciaron su desaparición en los Mossos d'Esquadra. Costó encontrarlo y todo se aceleró gracias a su teléfono móvil, que los investigadores de la policía pudieron localizar. No muy lejos del aparato había extendido el cadáver del chico.