Transporte público

"Tardo 40 minutos en ir a la Autónoma y con las obras serán dos horas"

Desinformación y retrasos en el primer día laborable de la actuación de mejoras en la línea R4 de Cercanías

MartorellCon autobús o en tren. El dilema se lo han planteado buena parte de los usuarios de la línea R4 de Cercanías que este lunes cogían el tren desde el tramo sur (Sant Vicenç de Calders-Vilafranca del Penedès-Martorell) en dirección a Barcelona. “¿Dónde está el bus para ir a Catellbisbal?” es la pregunta que se ha oído decenas y decenas de veces en la estación de Martorell de clientes que habían entendido –erróneamente– que entre las dos estaciones el servicio era alternativo por carretera para salvar las obras de mejora de la vía. “La R4 funciona correctamente, solo es que hay menos trenes”, respondían los informadores en una mañana en la que no les faltaba trabajo, no solo aclarando dudas en este primer día laborable de las afectaciones sino también porque –una vez más– han tenido que dar explicaciones por los retrasos y las anulaciones.

Martorell es el punto clave de estas macroobras indispensables para acabar finalmente el faraónico Corredor Mediterráneo. En el túnel de Catellbisbal, el paso se hace por una única vía y, por lo tanto, los trenes en las dos direcciones se alternan para no coincidir. Y ha pasado que el esquema se ha descoyuntado por incidencias técnicas ya bien temprano y los retrasos se han ido encadenando. Esto, sumado al hecho de que se han reducido las frecuencias de paso, ha hecho enfadar a los clientes, a pesar de que están acostumbrados: el 2020 el corte era en dirección sur y también duró meses. “Ninguna novedad. No hay día que no funcionen mal los trenes, si no es por una avería es por la lluvia o por unas obras, ya estamos entrenados”, se desahoga Ariana González, que acepta “resignada” que el tren que pretendía coger hacia Molins de Rei está anulado y el que se ha anunciado para las 9.36 horas llega con retraso. Pero por suerte, dice, no tendrá que hacer ningún tramo en autobús.

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A pocos metros de la estación hay aparcados dos autobuses que ha puesto Renfe. Uno cubre el tramo de la línea R-8, que tiene origen y final en Martorell, pero que debido a las obras acaba en Rubí. La mayoría de los usuarios son jóvenes estudiantes de la Universitat Autònoma de Barcelona, a quien se les han complicado las combinaciones que ya eran complicadas. Como Marcela Silva, que ha salido de la estación de Vilafranca a las 8.30 horas y ha bajado en la de Martorell para continuar en bus hasta la UAB. A las 10 todavía espera. “Normalmente hago el trayecto en 40 minutos como máximo y a partir de ahora serán dos horas”, explica. A su lado, Cristina Dòria, de Collbató, asiente y hace cálculos del tiempo que perderá en un tramo que “en coche es media hora”. Pero como ninguna de las dos tiene alternativa al tren, saben que se tendrán que cargar de paciencia: "No nos queda otra opción. ¿Qué le vamos hacer?”

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El bus de la cortesía

El segundo bus es “de cortesía”, pero en realidad es el que ha desencadenado la desinformación entre los viajeros. Cortesía porque Renfe lo pone en circulación para que los usuarios puedan coger los trenes de la R-4 de salida y destino Martorell y que temporalmente se quedarán en Castellbisbal.

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Como muchos usuarios que sabían del inicio de las obras y por aquello de que la experiencia es un grado, Mari Carmen Blanco llega con su hija a la estación con suficiente tiempo para no hacer tarde. También tienen que esperar más de media hora. Al otro lado de la vía de Renfe, los trenes de Ferrocarriles de la Generalitat (FGC) circulan con normalidad y son la envidia de los usuarios. Pero son una opción más cara porque Cercanías permite un billete propio, no integrado y, por lo tanto, más barato, y su abono de 10 viajes no es unipersonal, a diferencia de la T-10. Es por eso que Blanco opta por la Renfe, porque calcula que se ahorra 10 euros.

A media mañana, trabajadores de Renfe se afanaban todavía en colocar en el suelo carteles que señalizaban el tramo desde la estación de tren hasta los autobuses, mientras una informadora se esforzaba en indicar qué hacer a los viajeros que querían continuar hacia la R8 a la UAB o Granollers. “¿De verdad que esto ha de durar meses?”, se lamentaba Cristina Dòria.

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