Terapia en casa (o en el parque) para jóvenes con anorexias graves y brotes psicóticos
Salud atiende los primeros casos complejos de trastornos mentales a domicilio con 10 equipos nuevos
BarcelonaUna chica joven que sufre una anorexia nerviosa grave, que ya está haciendo terapia clínica, pero todavía un episodio agudo que le agrava el trastorno, que también hace que se autolesione y que le impide avanzar en la recuperación. O un joven que vive encerrado en su habitación desde hace un año y medio, sin saber qué hora es o en qué día de la semana está y que requiere la ayuda de un educador para abordar, junto con la familia y el instituto, cómo salir de su reclusión y reincorporarse a clase. Son algunos ejemplos reales de pacientes que ya se están beneficiando del programa de atención a las crisis infantiles y juvenil de salud mental de Catalunya. El conseller de Salud, Josep Maria Argimon, ha presentado este lunes el plan que busca el despliegue de 52 equipos de intervención psicológica y psiquiátrica a domicilio para jóvenes de entre 6 y 17 años con crisis psicopatológicas graves, como por ejemplo brotes psicóticos.
Hace apenas un año Argimon presentó las líneas maestras de los planes de Salud para la legislatura, que tienen como horizonte el 2024, y este programa de atención a la salud mental de los jóvenes ocupaba un lugar preponderante. De momento se han puesto en marcha 10 de los 52 equipos para atender decenas de casos de gran complejidad, seis de los cuales se activaron el año pasado y cuatro este año. Cada uno tiene solo entre tres y cinco pacientes en seguimiento porque todavía no se han consolidado los equipos en todo el territorio. Operativamente, estos casos están vinculados a los CAP y en 12 centros de la red de salud mental infantil y juvenil (CSMIJ), que son los que hacen las derivaciones de los pacientes graves.
El objetivo es ofrecer atención rápida a jóvenes que sufren una crisis psicopatológica grave en las primeras 72 horas del episodio y hacerlos un seguimiento muy activo con dos o tres visitas a la semana a domicilio. “Puede estar en su casa o en el parque de su barrio, allí donde el paciente elija porque se siente cómodo”, dice Santi Bertomeu, educador social del nuevo equipo de atención a la crisis del centro de salud mental de niños y jóvenes (CSMIJ) del Consorcio Corporación Sanitaria Parc Taulí de Sabadell. Este nuevo programa busca cambiar el modelo con el que ahora se atiende la salud mental de los jóvenes modificando la interacción entre los profesionales y el paciente, alejándolo de la idea de centro de salud mental que a menudo lo asusta y ofreciéndole un vínculo de confianza.
La atención de este programa se prevé que sea puntual y se alargue un máximo de dos meses (un periodo a corto plazo). Según explica la jefa del área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu y especialista en psicosis de inicio precoz y trastornos mentales graves, Montse Dolz, el punto fuerte de este modelo es que el equipo atiende el episodio de crisis agudo y busca unos objetivos concretos, pero el paciente ya forma parte de la red de salud mental y, una vez estabilizado, puede continuar haciendo el seguimiento con su equipo de profesionales ordinario. “Nos acerca a un modelo de intervención de excelencia y proximidad para jóvenes que necesitan una intervención de alta intensidad y especializada, pero también una alternativa asistencial que se adapte a su entorno natural”, explica Dolz. Es decir, a su casa, a la escuela, a las actividades de ocio o al trabajo, si el joven ya trabaja.
La experta ha dejado claro que no se trata de prestar atención a jóvenes con malestar emocional, sino que es un plan para pacientes con patologías complejas. Por ejemplo, trastornos de la conducta alimentaria, que han crecido un 86% en el último año. Para hacerlo, el departamento ha incorporado a los CSMIJ trabajadores sociales, educadores sociales y terapeutas ocupacionales. “En 2018 había cinco educadores sociales y un solo terapeuta ocupacional en estos centros. Ahora hay 40 y en un año y medio habrá un total de 148”, ha explicado Argimon.
Las pruebas piloto que se han ido haciendo en varios territorios del país, como Catalunya Central o las Terres de l'Ebre han demostrado que estas intervenciones rápidas e intensivas, en el entorno más cercano del paciente, reducen las asistencias a las urgencias del hospital y mejora la situación clínica y la vinculación con la escuela, así como evitan que se medicalice la vida de los jóvenes.