¿Cuántos visitantes puede asumir Cadaqués sin convertirse en un parque temático?
El Ayuntamiento trabaja en un plan para encontrar el equilibrio entre el motor económico y la conservación del patrimonio y el medio ambiente
GeronaCadaqués, por su encanto de pueblo idílico de casas blancas al pie del Cabo de Creus y tierra natal de Salvador Dalí, es uno de los puntos más atractivos y apreciados por el turismo de sol y playa en la Costa Brava. En invierno, viven unas 2.800 personas, pero en verano, la población sube de manera exponencial hasta cerca de 30.000 habitantes, multiplicando por 10 su densidad habitual. Hasta el punto de que, durante la temporada turística, se forman colas larguísimas en la única carretera de curvas que llega el pueblo desde Roses y es misión casi imposible encontrar aparcamiento.
La llegada masiva de turistas colapsa los servicios, tensiona el mercado de la vivienda, genera problemas de convivencia con los vecinos de toda la vida y desvirtúa la esencia de este pueblo de artistas y pescadores, convirtiéndolo en un "parque temático" cada vez más despersonalizado. Es por ello que el Ayuntamiento, consciente de que es necesario poner freno al turismo de masas, ha decidido encargar un estudio para determinar cuál es el número máximo de visitantes que el municipio puede soportar sin comprometer su sostenibilidad.
"Actualmente, la situación en Cadaqués, como en muchas poblaciones costeras, es caótica en determinados momentos del año, especialmente en verano o durante los puentes, sobre todo en cuanto a la movilidad. Hay que tener en cuenta que el 75% del término municipal es parque natural y el año pasado, por ejemplo, vinieron 1.800. actuar", defiende Núria Duran, concejala de Turismo del Ayuntamiento. Y añade: "La finalidad del estudio es encontrar el equilibrio entre la conservación del patrimonio y un turismo sostenible. La masificación genera problemas y es esencial conseguir ese equilibrio para garantizar la calidad de vida de los residentes y una experiencia turística más satisfactoria a los visitantes".
El objetivo del consistorio no es en absoluto hacer crecer al pueblo o desdoblar la carretera para poder asumir más visitantes —de hecho, la orografía y el terreno protegido, tampoco lo permitiría—, sino controlar la afluencia de turistas, sin prohibir la entrada a nadie, pero haciéndolo de manera ordenada, para no perder la nación.
Los resultados llegarán en 2026 y, mientras tanto, medidas de contención
El "estudio de carga" -esta es la terminología oficial del consistorio- está financiado con una subvención de 2,6 millones de euros de fondo Next Generation, cuyo objetivo final es elaborar un plan estratégico de turismo. "Sabemos que el turismo es el principal motor económico, pero también conlleva consecuencias negativas si no se regula adecuadamente. No queremos que Cadaqués se convierta en un parque temático que despersonalice su esencia", insiste la concejala. "La experiencia de los visitantes ya es, a menudo, decepcionante: no encuentran aparcamiento, encuentran colas, y este estudio quiere prevenir este escenario y apostar por un modelo de turismo sostenible y respetuoso a largo plazo", concluye.
Actualmente, el Ayuntamiento calcula que la población en verano roza unos 30.000 visitantes, pero el estudio ayudará a determinar si esta cifra es exacta y si el volumen asumible está por debajo o por encima de este tope. Los resultados llegarán en 2026 y, a partir de ahí, el gobierno municipal podrá tomar medidas concretas sobre el funcionamiento de servicios como la basura, el aparcamiento o la movilidad. Mientras no llegan, el consistorio no se queda de brazos cruzados y, desde el año pasado, ya interviene con algunas actuaciones de control: al igual que en el último verano, el millar de cruceros procedentes de Roses, que dejan a cientos de turistas en el pueblo, se reducirán a la mitad, pero este año no sólo durante el mes de agosto, sino desde Sant Joan hasta septiembre. Y, por primera vez, esta temporada se instalan pantallas informativas sobre el estado de ocupación del pueblo y del aparcamiento en la entrada de la carretera de Roses, para disuadir a los vehículos.