Barcelona y 'La plaça del Diamant': todo gira como los valses
Visitamos los espacios de Gràcia donde se rodó la mítica película basada en la novela más popular de Mercè Rodoreda
BarcelonaLa plaza es el espacio de todo el mundo, de los ciudadanos del barrio y de los que están de paso. Numerosas plazas han sido escenario de películas. En el barrio de Gràcia, la plaza Rovira i Trias acogió El embrujo de , basada en una novela de Juan Marsé, y la plaza del Diamant, la película de este mismo nombre basada en la novela más popular de Mercè Rodoreda.
“¿Sabes que el nombre de la plaza del Diamant, y de las calles de aquí cerca, Topazi, Or, Perla... se deben al hecho de que Josep Rosell, comerciante de Gràcia de piedras preciosas, vivía en estos terrenos?”, me pregunta Josep Maria Contel, periodista de Gràcia.
Josep Maria hizo un montón de fotos del rodaje de La plaça del Diamant y recuerda muchos detalles. Por ejemplo, los gigantes vinieron de Montbrió del Camp –para una brevísima aparición en el film– y el entoldado de fiesta mayor que encontraron más cerca para instalarlo en la plaza del Diamant estaba en las Borges Blanques. Lo que pasa en el entoldado de la plaza del Diamant es el motor del film. En este espacio todo gira como los valses (tal como canta Ramon Muntaner en la mítica canción de la película).
Acompañado de Josep Maria, paseo por algunas de las calles de Gràcia donde se rodó La plaça del Diamant, como por ejemplo la escena en la que Quimet (Lluís Homar) se va, encima de un camión, con otros compañeros, hacia el frente. “¡¡Catalanes!! Ayudemos a Madrid”, dice la pancarta colgada a ambos lados de la calle.
Este es el último momento que Natàlia, Colometa (Sílvia Munt), verá a Quimet, su marido, machista y posesivo: morirá en la guerra “como un hombre”. A continuación, ella se hunde completamente. Está a punto de quitarse la vida con un producto que compra en el colmado del barrio. Dice Colometa que se ha tenido que hacer de corcho y con el corazón de nieve: “Si hubiera sido, como antes, de carne, que cuando te pellizcas te hace daño, no habría podido pasar por un puente tan alto, tan estrecho y tan largo”.
El Tranvia Blau
En la película aparecen, entre otros elementos patrimoniales, el Tranvia Blau, el Parc Güell – tiene lugar una de los primeros encuentros de Quimet y Natàlia-, la plaza Rius i Taulet (ahora plaza de la Vila), donde los nacionales cuelgan la bandera española, la iglesia de San Juan, en la plaza de la Virreina, donde se casan Quimet y Natàlia, y donde hacen también la comunión sus hijos, y la modernista sala de las sirenas del Hotel España, donde se celebra el baile de la boda.
Estamos ahora en la calle Astúries, al lado de la plaza de la Virreina. “Aquí había habido un consultorio médico. Cuando se hizo la película ya estaba vacío; fue uno de los centros neurálgicos del rodaje: muchos participantes se vestían, se peinaban y se maquillaban allí”, me dice Josep Maria.
La estación de metro que sale como refugio de los bombardeos es en realidad la de Provença, aunque en la película pone “Gràcia”. Si la novela y la película se hubieran hecho hoy, quizás el refugio habría sido el que hay bajo la misma plaza del Diamant, uno de los pocos que se pueden visitar en Barcelona.
La Segunda República, la Guerra Civil y los años más oscuros del franquismo constituyen el contexto histórico en el que transcurre la acción de La plaça del Diamant, dirigida por Francesc Betriu. Se hizo no solo una película, sino también una serie de cuatro capítulos, que se puede ver en la web de RTVE (si entráis veréis que dice, con letras grandes, que está basada en una novela de “Merçe Rodoreda” –¡con dos faltas!–).
La plaça del Diamant supuso el debut al cine, y por la puerta grande, de Sílvia Munt, Colometa. “Yo era bailarina y había empezado a hacer teatro. Para la película hicieron un casting muy extenso. Mercè Rodoreda tuvo que ver algo en la elección final, junto con el productor y el director –explica Sílvia Munt–. Nos conocimos, con Mercè Rodoreda, y disfrutamos de una relación corta e intensa. Era una mujer inteligente, con mucho sentido del humor y una acidez especial”, recuerda Munt.
El estreno del film en Barcelona fue toda una fiesta. Se cortó el tráfico de la rambla de Catalunya, tocó una orquesta y se repartió moscatel y crema. Al estreno que se hizo en Madrid asistió la reina Sofía.