Carlos González: “Estudié con la chica más guapa del mundo”
Pediatra
El pediatra Carlos González vio por primera vez a Joana en el otoño de 1977. Era el primer año que estudiaba la carrera de medicina en la UAB y la única manera que tenía de llegar a la facultad desde Cerdanyola –Renfe todavía no llegaba– era un servicio gratuito de bus. “En el otoño del 77 los conductores de autobús empezaron una huelga y durante unas semanas nos tocó andar cada día 20 minutos hasta la universidad”, explica el doctor. Fue en uno de aquellos trayectos a pie que, una mañana afortunada, se chocó con Joana.
González recuerda el momento con todo detalle: “Pasó por mi lado a toda velocidad. Llevaba una coleta alta, pantalones grises de pana, camisa blanca y una chaqueta verde”. El entonces estudiante de medicina quedó enamorado. “Yo había ido toda la vida a escuelas masculinas y no sé ni como reuní el valor para acercarme un día e iniciar una conversación con ella”. Pero lo hizo. "Cuando llegabas a la universidad había un parking asfaltado donde crecían algunas hierbas –explica el doctor–. Un día le dije a Joana: «Mira, la naturaleza salvaje está recuperando su terreno». Años después, ella me dijo que aquel comentario le había parecido muy gracioso".
Poco a poco, la relación se fue haciendo más íntima. “Recuerdo que un día me la encontré en la biblioteca de la calle del Carme. Aquello ya fue la bomba. ¿La chica más guapa del mundo estudiaba en mi facultad y además le gustaba ir a la biblioteca? Me parecía que no podía pedir más”. Se pusieron a charlar y aquello pronto se convirtió en una costumbre: charlar, andar y charlar. “Más de una vez nos habían acallado en la biblioteca”, recuerda González. El 1 de agosto de 1981, entre cuarto y quinto año de carrera, la pareja se casaba.
“Al principio no teníamos mucho dinero y nuestra primera aventura juntos fue un fin de semana espectacular en Rupit”, explica el pediatra, para quien la joya de una relación es la cotidianidad. “A Joana le gusta mucho el country y yo me apunté para poder bailar con ella. Siempre le digo que es la única a quien se ve feliz en clase y no obligada a estar allí por recomendación de algún médico”, dice en broma el doctor.
Para González, el secreto de un matrimonio feliz se inspira en una famosa frase de Kennedy, ligeramente modificada: “Lo importante no es pensar qué puede hacer tu pareja por ti, sino que puedes hacer tú por tu pareja. Busca a una persona que quieras y te guste, y esfuérzate en decirlo varias veces y a comportarte en consecuencia”, concluye.